El canciller (primer ministro) de Alemania, Gerhard Schroeder, logró este viernes un estrecho voto de confianza del parlamento, que lo autorizó a enviar tropas a las áreas de combate en Afganistán.
La propuesta gubernamental de destinar 3.900 efectivos a las zonas de combate en territorio afgano recibió 336 votos a favor y 326 en contra en el Bundestag (cámara de diputados).
Este voto de confianza, el cuarto que se produce en Alemania desde el fin de la segunda guerra mundial, indica las dificultades del país para dirigir su política exterior y lidiar con la herencia de su papel en las dos guerras mundiales.
Schroeder fue obligado a solicitar el voto de confianza cuando los miembros de su gobierno de coalición pertenecientes al Partido Verde amenazaron con votar en contra del despliegue militar.
Aunque el Partido Verde apoyó en principio la participación de Alemania en la coalición antiterrorista impulsada por Estados Unidos, blandió en esta ocasión sus principios pacifistas para rechazar el envío de tropas a un escenario de guerra.
Schroeder puso en juego su propio cargo al afirmar que un pronunciamiento contrario al envío de tropas, significaría un pronunciamiento contra su condición de jefe de gobierno.
El voto negativo de disidentes de las propias filas oficialistas impidió en agosto sumar tropas alemanas a las operaciones de paz que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realiza en Macedonia.
Pero, dividiendo la voluntad de los verdes, Schroeder demostró que aún es capaz de conducir a coalición.
El jefe del gobierno busca un papel protagónico de Alemania en el escenario mundial, con el fin de romper el corsé que desde el fin de la segunda guerra mundial le ha impedido participar en operaciones en el exterior.
Al contrario que otros estados que integran la OTAN, como Gran Bretaña y Francia, y que han respaldado la coalición militar y política construida por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre, la constitución alemana exige la aprobación parlamentaria de cualquier envío de tropas.
Este factor obliga a una continua revisión política del papel del país dentro de la OTAN.
Antes del voto de confianza, el líder del Partido Social Demócrata (SPD), Peter Struck, dijo que si Schreoder no lograba el voto, «sólo había una solución posible, nuevas elecciones».
El gobernante SPD está primero en las encuestas, mientras que la opositora Unión Demócrata Cristiana está dividida ante varias cuestiones.
Analistas dijeron que Schroeder no lamentaría tener que ir a las urnas antes de lo previsto, lo cual facilitó su decisión de apostar al voto de confianza por el envío de soldados a Afganistán.
El perdedor de este viernes es el Partido Verde. Aunque finalmente, la mayoría de sus legisladores respaldaron a Schroeder, y sólo cuatro votaron en contra, el partido queda mal parado ante sus partidarios pacifistas y la crisis puede estallar en una conferencia prevista para la semana próxima en Rostock.
El ministro de Relaciones Exteriores Joschka Fischer, líder del Partido Verde, quien respaldó desde el comienzo a Schroeder, insistió en que la participación militar responde a una «política preventiva» , para evitar «una espiral sangrienta» de muerte y destrucción.
El verde Ludiger Volmer dijo antes de la votación que «sería realmente trágico que la coalición se derrumbara por una contribución militar que podría no concretarse nunca».
Pero Guido Westerwelle, del Partido Liberal Demócrata, señaló que los verdes «ya no podrán mantener la moral en alto» en asuntos de política exterior, al olvidar sus principios ante la amenaza de quedar fuera del gobierno.
Michael Glos, de la Unión Social Cristiana, dijo «no fueron los verdes los que derrotaron a Talibán en Afganistán».
Analistas destacaron que los verdes votaron con el gobierno sólo por razones tácticas, para evitar el fin de su participación en la coalición gobernante. El problema es que las bases del partido aún se oponen a la movilización de soldados. (FIN/IPS/tra- en/ys/mn/dc-lp/ip/01