La decisión de Estados Unidos de continuar sus bombardeos sobre Afganistán durante el mes de Ramadán, sagrado para los musulmanes, amenaza el escaso apoyo popular en Egipto a la llamada guerra contra el terrorismo.
«No somos amigos de Talibán, pero el hecho de que Estados Unidos ataque a musulmanes durante Ramadán demuestra su falta de respeto por el Islam», opinó Sherif Salah, un conductor de taxi de 34 años.
Estados Unidos lanzó los ataques contra Afganistán el 7 de octubre en respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, luego de que el gobierno Talibán se negara a entregar al saudí Osama bin Laden, el principal sospechoso de los atentados.
El control de Talibán se limita ahora a algunas zonas del sur, donde se presume está oculto Bin Laden, líder de la red terrorista Al Qaeda (La base).
Aun antes de que las primeras bombas cayeran sobre Afganistán, los aliados musulmanes de Estados Unidos en la campaña antiterrorista lo urgieron a la restricción durante el mes sagrado.
Washington respondió que respetaba los sentimientos de los musulmanes, pero no podía dar a Al Qaeda ni a Talibán la oportunidad de reagruparse.
«El enemigo no descansará durante Ramadán, y tampoco lo haremos nosotros», declaró el presidente estadounidense George W. Bush. «Continuaremos esta guerra hasta que logremos nuestros objetivos», agregó.
Durante Ramadán, el noveno mes del calendario lunar islámico, los musulmanes deben ayunar y abstenerse sexualmente durante las horas de luz solar.
Los musulmanes devotos comienzan su día con una comida previa al amanecer y se reúnen nuevamente al caer el sol para el «iftar», otra comida que marca el fin del ayuno diario.
Los más pudientes donan alimentos para que los pobres también puedan disfrutar de estas comidas. Durante el mes sagrado se promueven la caridad y la fraternidad.
Pero la historia demuestra que Ramadán no siempre ha sido un mes de paz.
«Sí, los musulmanes han peleado guerras durante Ramadán. Nosotros creemos que los fieles que mueren en defensa de su tierra o lugares sagrados durante este mes sagrado son mártires», declaró Jaled Kamel, un electricista de 45 años.
El Islam no prohíbe la guerra durante Ramadán, y la historia presenta numerosos ejemplos de conflictos en este mes.
La guerra entre Irán e Iraq nunca cesó en Ramadán en sus ocho años de duración, en la década de 1980. Tampoco se detuvo la lucha de los mujaidines contra las fuerzas soviéticas que ocupaban Afganistán en esos años.
En Argelia, donde el Frente Islámico de Salvación lucha por establecer un gobierno purista islámico, la violencia tiende a aumentar durante el mes sagrado musulmán.
Los musulmanes también han iniciado guerras durante Ramadán. El día 10 de Ramadán del año 624 d.C., el profeta Mahoma lanzó una exitosa campaña militar que incluyó la batalla de Badr y culminó con la conquista de La Meca.
El 10 de octubre de 1973, que coincidió con Yom Kippur, un día sagrado para los judíos, fuerzas de Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresivo contra Israel que dio comienzo a la llamada guerra del Ramadán.
Este año, el primer día de Ramadán cayó viernes (16 de noviembre), la jornada de plegarias para los musulmanes.
En El Cairo, los fieles ofrecieron oraciones por las víctimas inocentes de la campaña militar en Afganistán y por los palestinos que resisten la ocupación israelí.
El gobierno egipcio se abstuvo de realizar declaraciones, aunque el presidente Hosni Mubarak había expresado anteriormente su esperanza de que los ataques terminaran antes de Ramadán.
Sin embargo, dijo Mubarak, «en materia de operaciones militares no se puede garantizar que una interrupción no beneficiará a la otra parte».
«Estamos realizando bombardeos hoy», confirmó un portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos el viernes 16.
Las imágenes de combatientes de Talibán muertos y los informes sobre la destrucción parcial de una mezquita en el este de Afganistán durante las oraciones del viernes provocaron indignación en Egipto.
«Dios castigará a Estados Unidos por atacar a musulmanes inocentes y fieles. Esas personas también tienen familia», dijo un vendedor mayorista de alimentos del distrito de Sahel, de El Cairo.
Pero no todos los egipcios opinan igual.
«¿Por qué detener los bombardeos en Ramadán?», preguntó Mohammed Rashidi, un guía turístico de El Cairo que corre riesgo de perder su empleo debido a la crisis que afecta a la industria turística desde el 11 de septiembre.
«Todos los egipcios padecen por lo que esos terroristas hicieron, y la economía nacional no se recuperará hasta que la guerra termine. Cuanto antes, mejor», concluyó. (FIN/IPS/tra-en/cm/mn/mlm/ip/01