Indígenas de Suriname amenazan con tomar por la fuerza 20 por ciento del territorio si el gobierno de Ronald Venetiaan no les otorga títulos de propiedad sobre sus tierras ancestrales.
El mismo motivo causó más de 500 muertes en enfrentamientos entre el gobierno y los indígenas entre 1986 y 1991, un conflicto que finalmente se disipó con la mediación de la Organización de Estados Americanos.
Ahora, dirigentes de la tribu tucajana amazónica exigen al gobierno el cumplimiento de la promesa que el Estado hiciera a los indígenas hace décadas y les entregue los títulos sobre la extensa zona en disputa, en el oeste del país.
«El gobierno sigue ignorando nuestros derechos, y al mismo tiempo vemos personas que no son de nuestras aldeas y que reciben concesiones de explotación maderera. Estamos cansados de esta situación y exigimos un cambio», señala el ultimátum de los indígenas, redactado en la reunión anual de la Asociación de Jefes de Tribus Amerindias.
Thomas Sabajo, un dirigente tucajana que no se sumó al ultimátum, sostiene no obstante que el documento refleja el creciente descontento de las comunidades amerindias por el uso de sus tierras ancestrales con fines comerciales.
Los indígenas representan 20 por ciento de los 450.000 habitantes de Suriname.
El ultimátum no debería haber sorprendido al gobierno. La organización Pueblos Indígenas de Suriname había manifestado en agosto, en ocasión del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, su irritación por el desinterés de las autoridades.
El diario De Ware Tijd señaló que gran cantidad de personas procedentes de zonas urbanas explotan los recursos mineros y naturales de las tierras indígenas sin el permiso de éstos.
«El auge del oro en zonas del interior hizo impacto en algunas comunidades tribales, que padecen enfermedades y epidemias como la malaria. La educación es allí de calidad inferior a la de las zonas costeras. Debido a todo esto, la brecha entre el interior y la costa está creciendo», agregó el diario.
De Ware Tijd criticó la pasividad del gobierno, destacando que los países vecinos de Brasil, Guyana y Guyana Francesa habían tomado medidas para resolver sus disputas fronterizas internas.
«Los conflictos entre Paramaribo y el interior son una amenaza seria a la naciente paz y democracia de Suriname», advirtió el diario.
«Aunque estos conflictos no afloraron a la luz en los últimos tiempos, la situación sigue siendo muy tensa. En particular, el problema del derecho y el acceso a los recursos naturales de las comunidades locales sigue sin resolver», destacó.
Al mismo tiempo, dirigentes de la población cimarrona, descendientes de esclavos negros, también han indicado que podrían tomar medidas contra el gobierno, a pesar de que Venetiaan les aseguró que se reanudará un programa para construir hospitales, escuelas y otras necesidades para los habitantes del interior.
El programa de 40 millones de dólares, proporcionado por Holanda, fue suspendido por Amsterdam en 1997 por discrepancias con el gobierno de Jules Wijdenbosch, que perdió las elecciones de mayo de 2000. Sólo 25 por ciento del dinero presupuestado se invirtió en unos 30 proyectos de salud y educación. (FIN/IPS/tra-en/bw/aa/aq/pr/01