SALUD-GUINEA: El regreso de la fiebre amarilla

La fiebre amarilla, que el año pasado había castigado la zona central del país, reapareció en Guinea, con 25 nuevos casos entre los que se registraron cuatro decesos, 18 de ellos en la capital.

En septiembre de 2000 se produjo un importante brote de la enfermedad, y desde entonces hubo 869 casos y 252 muertes en la población de unos ocho millones de habitantes.

La central región de Mamou fue la más afectada, con 248 muertes en el último cuatrimestre de 2000, pero las autoridades aseguran que la propagación del mal está bajo control en la actualidad.

Fuentes médicas familiarizadas con la enfermedad dijeron a IPS que el peligro persiste y que es preciso mantener estricta vigilancia sanitaria.

Dos personas afectadas fueron trasladadas a la capital desde Kindia, unos 135 kilómetros al este de Conakry, para recibir tratamiento gratuito en habitaciones aisladas de la sección de enfermedades infecciosas del hospital universitario de Donka.

Personal de limpieza del hospital fumiga y arranca hierbas con frecuencia en las áreas cercanas para disminuir los riesgos del contagio, cuyo vector es el mosquito Aedes Aegypti, el mismo que transmite el dengue.

«Es importante mantener una zona inhóspita para los mosquitos, y eso implica disminuir cuanto sea posible las hierbas y las aguas estancadas», explicó el médico Mohamed Conte, residente en la capital.

El médico Prosper Haba, jefe de servicios epidemiológicos y de emergencia del Ministerio de Salud, aseguró que la epidemia está bajo control pero señaló que el país aún no está a salvo y debe «mantener precauciones muy estrictas», porque su clima tropical muy húmedo es un factor de riesgo.

«En la actualidad hay sólo dos personas internadas (las provenientes de Kindia). Los demás afectados han regresado a sus hogares tras recibir tratamiento», informó.

«El último caso mortal fue el de una mujer cuyo caso fue muy complicado, porque padecía varias enfermedades infecciosas a la vez», explicó.

El Aedes Egypti «suele ocultarse entre hierba o follaje húmedos, y pica con más frecuencia durante el día que durante la noche, a diferencia del mosquito Anopheles, vector de la malaria», indicó.

«Pedimos a la gente que mantega limpio el ambiente en que vive y emplee mosquiteros», apuntó.

«No hay cura específica para la fiebre amarilla», causada por el virus Charon Evegatus, que produce en los infectados degeneración del hígado y congestión de las mucosas de estómago e intestino, subrayó.

«El tratamiento con quinina es eficaz cuando se aplica poco después de la infección. Por eso insistimos en que la población esté alerta a la aparición de síntomas sospechosos e informe sobre ellos al centro de salud más cercano», señaló.

«Hemos estado en contacto con donantes internacionales para pedirles que financien una campaña de vacunación que estamos deseosos de comenzar, porque la vacuna significa inmunidad durante un periodo de 10 años», destacó.

La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras ha brindado asistencia al gobierno de Guinea para que esa campaña sea «eficaz como la realizada en Mamou el año pasado, que permitió eliminar la enfermedad en esa región», añadió.

El programa de vacunación alcanzaría por lo menos a un millón de personas en las regiones de Kindia y Conakry, y en la sudoriental de Nzerekore, fronteriza con Costa de Marfil, ya que ese país es afectado por una epidemia de fiebre amarilla que ha causado la muerte de 20 personas en los últimos tiempos.

Durante el brote en Mamou «era horrible ver a tantas personas vomitar, gritar de dolor, temblar y perder el control de todas sus facultades, mientras esperaba una muerte segura», recordó Malick Diallo, nativo de esa región.

«La situación cambió con rapidez con la ayuda de las autoridades, de Médicos sin Fronteras y de la propia gente, que comenzó a mantener limpio el ambiente en que vivía», agregó.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una campaña con la intención de reunir 2,9 millones de dólares para el combate contra la fiebre amarilla en Costa de Marfil, y envió a ese país una misión con el mandato de evaluar en forma rápida la situación y diseñar un plan de contención de la epidemia.

Ese plan incluye un programa de vacunación mediante unos tres millones de dosis, entre unos 15 millones de habitantes de Costa de Marfil.

La OMS se moviliza en la actualidad para reunir con rapidez esas dosis, según indicó en un comunicado de prensa. (FIN/IPS/tra- eng/ss/sz/mn/mp/he/01

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