Ciento veinte personas mueren por mes y casi 1.500 por año a causa del sida en la región del Caribe, donde dos de cada tres personas diagnosticadas fallecen rápidamente por falta de tratamiento.
Con 29 millones de habitantes, el Caribe de lengua inglesa y holandesa es la segunda región del mundo más afectada por la epidemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) después de Africa subsahariana, de acuerdo con el Centro Epidemiológico Caribeño (CAREC).
Medio millón de personas tienen sida, 40.000 de las cuales se contagiaron en el último año, según cálculos oficiales.
«Estos datos muestran la atención inadecuada y el escaso respaldo que reciben las personas con sida», sostuvo el primer ministro de San Cristóbal y Nevis, Denzil Douglas, en la Décima Conferencia Internacional de Personas que Viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana)/Sida, finalizada este miércoles en Puerto España.
Una de esas víctimas fue el artista plástico y teatral Geoffrey Stanford, de Trinidad y Tobago, enterrado el martes, mientras se realizaba la conferencia que contó con la asistencia de 600 delegados de todo el mundo.
Stanford fundó en 1996 el grupo Artistas Contra el Sida, con el fin de profundizar la conciencia y detener la discriminación sobre las personas que contraen el mal.
La conferencia, organizada por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida), reclamó acceso a tratamientos tradicionales y alternativos, educación y formas de vida adecuadas, el fin de la discriminación y un mayor compromiso de las personas que viven con sida.
«Estamos celebrando nuestras vidas. Para algunos de nosotros, esto es simplemente celebrar el regalo de estar vivos. Muchos no podíamos prever que llegaríamos a esta fecha», afirmó Stuart Flavell, coordinador de la no gubernamental Red Global de Personas Viviendo con VIH/Sida, auspiciante del encuentro.
Trinidad y Tobago registra más de 17.000 personas infectadas en una población de 1,3 millones de habitantes. Pero esa cantidad sólo «comprende aquellos casos detectados por los servicios de salud», explicaron funcionarios sanitarios.
La epidemia crece más en la población joven y femenina. Entre mujeres de 15 a 24 años, la incidencia de sida es de tres a seis veces mayor que entre hombres de la misma edad, y de dos a cuatro veces mayor que entre mujeres de otros grupos etarios.
La infección de las mujeres embarazadas también se elevó a más de uno por ciento, según CAREC.
«Aunque aún hay más hombres que mujeres con sida, la brecha de género se está cerrando. Algunos países ya presentan niveles parejos de infección», dijo Douglas, responsable de salud de la Comunidad del Caribe (Caricom), que nuclea a 17 países de la región.
El cambio de patrón de la epidemia genera más niñas y niños huérfanos e infectados. En 1999, entre 800 y 1.200 niños recién nacidos contrajeron el mal de sus madres.
«En un escenario donde proliferan las familias uniparentales, esta situación podría volverse intolerable para la ya sobrecargada infraestructura comunitaria», agregó Douglas.
El impacto lo sufren pacientes, familias y amigos, pero también los sistemas sanitarios y la economía, que registra un descenso de la productividad.
En 2005 la región habrá perdido, en un escenario optimista, cinco por ciento de su producto interno bruto a causa del sida, según la Unidad de Economía Sanitaria de la Universidad de las Indias Occidentales.
«Cualquiera sea el ángulo con que examinemos la epidemia, ésta constituye un daño claro y presente a la humanidad y un motivo de alarma para el Caribe», sostuvo Douglas.
Los gobernantes caribeños han adoptado un plan de acción regional coordinada en seis áreas, entre ellas el desarrollo de políticas y legislación, el apoyo activo, la prevención del contagio en la población joven y en los grupos más vulnerables y el fortalecimiento de la capacidad de respuesta nacional y regional.
Pero pese a los esfuerzos, la epidemia aún debe alcanzar su pico, advirtió James St. Catherine, administrador del sector de desarrollo de la salud de Caricom.
En otras zonas del mundo, inclusive en algunos países africanos, la pandemia de sida ya alcanzó su punto más alto y ha comenzado a descender, pero la situación es diferente en el Caribe, «donde aún no hemos llegado a ese punto», explicó.
El futuro es por tanto sombrío. La alta mortalidad se debe a la escasez de tratamientos con terapias antirretrovirales que prolongan el desarrollo de la enfermedad y mejoran la calidad de vida de los pacientes.
«En los países en desarrollo, el tratamiento del sida estuvo relegado por mucho tiempo a ocurrencias tardías. Cuando ya hicimos todo lo demás, hablamos sobre la atención», dijo Peter Piot, director ejecutivo de Onusida.
Es cierto que las infraestructuras sanitarias son débiles, que hay otras prioridades sanitarias, que se necesitan exámenes y atención psicólogica y que tanto madres como niños necesitan protección, pero los países no pueden esperar a tener otras condiciones para actuar, advirtió.
«La solución a esos problemas no vendrá esperando las condiciones ideales, sino pisando fuerte y aprovechando las oportunidades dónde y cuándo se presentan», insistió.
Durante la conferencia niños, niñas y jóvenes músicos participaron de una competencia de calipso, música y danza tradicional de las Antillas menores, con un contenido destinado a informar y prevenir.
«Pueblo despierta, es destructivo por demás, el sida se extiende por las Indias occidentales», cantó Ezekiel York, de ocho años, de Antigua y Barbuda, ganador de la competencia en el grupo de cinco a 12 años.
Su compatriota Leston Jacobs advirtió a sus coetáneos que sus «conductas imprudentes» están propagando el virus. (FIN/IPS/tra- eng/pr/aa/dc-ff/he/01