El agravamiento de la violencia en Palestina pone en peligro la coalición internacional que apoya la ofensiva de Estados Unidos contra Afganistán, que cuenta con fuerte participación del mundo árabe.
Más de 950 personas murieron en los 13 meses de la última intifada (levantamiento palestino contra la ocupación israelí).
Pese a la intensa presión del gobierno estadounidense, Israel sólo se retiró parcialmente de Beit Jalla y Belén, dos de las seis ciudades cisjordanas tomadas tras el asesinato el día 17 del ministro de Turismo de Israel, Rehavam Zeevi, a manos del Frente Popular para la Liberación de Palestina.
«La capacidad de Israel para reocupar a su voluntad áreas palestinas sienta un precedente que amenaza lo logrado tras el proceso de paz de Oslo, en 1993», sostuvo el analista político palestino Ghasan al-Khatib.
El operativo en las zonas administradas por la Autoridad Nacional Palestina dejó un saldo de 50 muertos en 10 días y causó graves daños a las comunidades musulmana y cristiana de Belén, el lugar de nacimiento de Jesús.
«Nunca en los últimos 2.000 años se cerró el camino entre Jerusalén y Belén como en los últimos días. En la ocupación israelí, ambas ciudades fueron separadas por la fuerza», dijo el arzobispo Hanna Atallah, portavoz de la iglesia ortodoxa griega en Tierra Santa.
«Es un acto de terror y racismo que contraría valores espirituales de civilización y de la humanidad», sostuvo Atallah.
La acción militar «no fue una reacción irreflexiva. Se produjo después del pronunciamiento del presidente (de Estados Unidos George W.) Bush a favor de la creación de un estado palestino como consecuencia natural del proceso de paz», opinó el periodista jordano Musa Keilani.
El primer ministro israelí Ariel «Sharon entendió que los comentarios de Bush son un reconocimiento implícito del vínculo entre los ataques terroristas en Estados Unidos y la frustración de los musulmanes y de los palestinos. Israel no puede aceptar semejante admisión de un presidente estadounidense», agregó.
Varios ministros israelíes advirtieron incluso que el apoyo con que Israel cuenta en el Congreso legislativo estadounidense es más que suficiente para invalidar cualquier intento de Bush tendiente a la constitución de un estado palestino independiente.
Las declaraciones favorables a la creación del estado palestino, también efectuadas por el primer ministro británico Tony Blair, representan un reconocimiento de que la crisis del terrorismo mundial es consecuencia de la «esencialmente errónea» política de Washington en Medio Oriente, según analistas árabes.
Los palestinos consideran que tienen la mejor carta de negociación de los últimos años: el apoyo del mundo árabe a la guerra contra Afganistán, país donde se refugia el dirigente islámico Osama bin Laden, acusado por Estados Unidos de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.
El gobierno de Bush no ignora esta situación.
Egipto y Arabia Saudita, dos poderosos aliados de Washington en Medio Oriente, reclamaron en reiteradas ocasiones la intervención internacional para detener la crisis entre palestinos e israelíes, y tras los atentados del 11 de septiembre sus palabras tienen otro eco.
«La comunidad internacional debe condenar la agresiva ocupación de las autoridades israelíes contra los palestinos cuando el mundo enfrenta una guerra contra toda forma de terrorismo internacional», dijo el viceprimer ministro de Arabia Saudita, príncipe Abdulá bin Abdul Aziz.
«El mundo nunca verá el fin del terrorismo hasta que no se resuelva la cuestión palestina», sostuvo, por su parte, el presidente egipcio Hosni Mubarak.
La población civil es la que sufre la peor parte de la crisis. «Vengo a mi tienda por la mañana, la abro, leo los diarios y me vuelvo a casa sin haber vendido un solo par de pantalones», dijo Abu Ahmad, un comerciante palestino de la ciudad de Ramallá.
Hace un año que Ahmad casi no trabaja y pronto ni siquiera podrá satisfacer las necesidades básicas de su familia. Siempre hubo buenos y malos tiempos, pero ahora «somos testigos de un fenómeno de continuo deterioro, gastando dinero sin obtener ingresos», sostuvo.
Al igual que miles de comerciantes en los territorios ocupados, Ahamad sólo pide el regreso de la normalidad y la búsqueda de un acuerdo político. «No luchamos por luchar sino para lograr una mejor posición en las futuras conversaciones, y eso es exactamente lo que pasará», agregó.
«Mientras la comunidad internacional no tome una firme postura contra los crímenes cometidos por Israel, compartirá la responsabilidad por los atropellos a los palestinos», afirmó Shawqi Issa, director de la Sociedad Palestina para la Protección de Derechos Humanos y Ambiente.
«El peor error de Israel fue no tomar en cuenta a la población palestina y creer que décadas de brutal ocupación la llevarían a aceptar su superioridad militar y a aceptar, por tanto, lo que Israel estuviera dispuesto a dar», sostuvo PV Vivekanand, director del diario Gulf Today, de Dubai.
Los acuerdos logrados supusieron más compromisoso palestinos que «concesiones» israelíes, opinó.
«Las exigencias de paz son claras: la dirigencia israelí debe tratar como igual a su contraparte palestina en lugar de verla como un enemigo que merece desprecio y hostilidad», sostuvo el periodista Keilani. (FIN/IPS/tra-eng/nj/js/dc-mj/ip/01