PALESTINA: Cristianos de Belén bajo la lluvia de balas

La población cristiana de la ciudad palestina de Belén, en Cisjordania, empieza a contar sus víctimas por la ofensiva que lanzó Israel en represalia por el asesinato la semana pasada del ministro de Turismo Rehavam Zeevi.

Los residentes de los campamentos de refugiados de Aida y Dahayshe sufren hace tiempo las consecuencias del conflicto, mientras los cristianos de Belén, la mayoría de clase media y moderados en lo político, se preocupaban por el comercio y el turismo. Hasta ahora.

Desde la muerte del ultraderechista Zeevi, Belén es centro de duros combates entre fuerzas de Israel y militantes palestinos. Treinta por ciento de los 20.000 habitantes de la ciudad son cristianos.

Estos cristianos no apoyan a organizaciones musulmanas como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y Jihad (Guerra Santa). Belén es un bastión del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), organización marxista que se responsabilizó por el asesinato de Zeevi.

El crimen fue cometido como respuesta ante el asesinato del líder del FPLP, Abú Alí Mustafá, perpetrado en agosto por fuerzas de seguridad de Israel.

«Los cristianos siempre fuimos moderados, pero ahora nos están matando y estamos furiosos», dijo Samir Zablah, vecino de Johnny Thaljiye, de 16 años, que murió alcanzado por una bala israelí en el centro de Belén, frente a la Iglesia de la Natividad, donde la tradición indica que nació Jesucristo.

«Los israelíes saben cómo hacer enemigos», ironizó Zablah.

Tropas israelíes tomaron los suburbios de Belén y de otras cinco ciudades de Cisjordania, matando a más de 30 palestinos, 15 de ellos en Belén y en la vecina Beit Jallá.

Muchos eran civiles, como Thaljiye y una niña de 13 años que se encontraba en una escuela de Jenin que fue bombardeada. Otros dos cristianos murieron también en Beit Jallá.

Ni Thaljiye ni su familia tenían actividad política. Pero su muerte es una más de la intifada (levantamiento palestino contra la ocupación israelí) iniciada en septiembre de 2000. «No somos políticos, pero nuestra ira se terminará convirtiendo en mayor activismo político», dijo Adnan Thaljiye, tío de Johnny.

Las fuerzas israelíes ocupan los alrededores de la ciudad y varios grandes edificios. En algunas calles que conducen al centro, palestinos mal armados se enfrentan con soldados de Israel respaldados por tanques. Ningún lugar está a salvo de las balas.

El ejército sostiene que actúa contra organizaciones radicales y no contra la Autoridad Nacional Palestina que preside Yasser Arafat y que procura mantenerse al margen de los enfrentamientos.

La procesión fúnebre de Thaljiye se detuvo frente a la Iglesia de la Natividad, donde el joven era monaguillo, y las banderas rojas del FPLP se alzaron. De a uno, los dolientes ingresaron al santuario por la estrecha puerta para asistir al primer funeral de una víctima del conflicto realizado en ese templo.

Los proyectiles también impactaron en la iglesia, rompiendo vitrales de varias ventanas. «Johnny, moriste como un héroe, un mártir para todos los palestinos», dijo el sacerdote ortodoxo en el servicio religioso. Algunos familiares, embargados por la emoción, debieron ser llevados fuera de la iglesia.

El alcalde de Belén, Hanna Nasser, esperó afuera a que finalizara la ceremonia, apenas a metros del lugar donde cayó Thaljiye. «No importa si un mártir es cristiano o musulmán. En momentos como éste todos somos uno», sostuvo.

La percepción de que Belén gozaba de una situación especial y de mayor protección por ser el lugar de nacimiento de Jesús se desvaneció en unos días.

«Lo mismo que hicieron los israelíes en Belén es lo que hacen en otras ciudades de Cisjordania. Si somos tan especiales, ¿por qué el mundo no hace nada para detener esto?», se preguntó Nasser.

Estados Unidos y la comunidad internacional han reclamado sin éxito a Israel que retire sus tropas de las ciudades cisjordanas.

Finalizada la ceremonia, una pequeña multitud afrontó el peligro de las balas que seguían disparando las fuerzas de seguridad israelíes, para acompañar el féretro hasta el cementerio.

«EL FPLP se enorgullece en anunciar la muerte de su mártir Johnny Thaljiye», rezaban los carteles pegados en las paredes de un café donde algunos se reunieron tras el funeral, el único lugar en las desiertas calles donde se veían personas reunidas.

Varios activistas intentaron colocar una gran imagen del asesinado líder Mustafá en la fachada del café, pero el viento la arrojó sobre la calle.

Un veterano integrante del FPLP, Hassan Abdul Jawwad, concurrió a presentar sus respetos, pero también a mostrar la bandera de su organización.

«No tenemos por qué sentirnos culpables. (El primer ministro israelí) Ariel Sharon hubiera lanzado esta embestida de cualquier forma, pues quiere destruir a la Autoridad Nacional Palestina y a Yasser Arafat», dijo.

«La muerte del ministro Zeevi fue un legítimo acto de resistencia contra la ocupación», agregó Jawwad, quien permaneció más de dos años en una cárcel israelí por integrar el FPLP.

El FPLP rechazó el proceso de paz con Israel, impulsado a partir de los acuerdos de 1993 en Oslo. Pero en 1999, la Autoridad Nacional Palestina e Israel permitieron al asesinado Mustafá instalarse en Ramalá y abrir allí una sede de la organización.

A partir del levantamiento de septiembre, el FPLP se sumó al enfrentamiento violento contra las fuerzas israelíes.

Tras el asesinato de Zeevi, la Autoridad Nacional Palestina ilegalizó al brazo armado del FPLP y detuvo a más de 20 militantes, una de las exigencias israelíes para reanudar las negociaciones de cese del fuego entre el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres, y Arafat.

«Es un error. Los palestinos deberían permanecer unidos contra Israel», dijo Abdul Jawwad, quien rechazó la hipótesis de un enfrentamiento armado entre grupos radicales y la Autoridad Nacional Palestina. (FIN/IPS/tra-eng/fb/mn/dc-mj/ip/01

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