PAKISTAN: Temor de escalada de violencia

El asesinato en Pakistán de 17 cristianos que oraban en una iglesia puede causar una ola de violencia entra fanáticos religiosos, que pondría en riesgo a comunidades minoritarias.

Las agencias de seguridad suponían que podía haber represalias de fundamentalistas musulmanes tras el comienzo el 7 de este mes del ataque de Washington y sus aliados contra Afganistán, que son apoyados por Islamabad, y de los informes de violencia contra musulmanes en Estados Unidos y Europa.

Ese fue el motivo de que el domingo hubiera policías de guardia en las iglesias, incluyendo a la que fue atacada en la ciudad de Bahawalpur, en la nororiental provincia de Punjab, donde también fue asesinado un guardia de seguridad.

La perturbación social causada por el ataque se agrava porque éste fue el primero contra una iglesia cristiana en la historia del país, aunque hay antecedentes de atentados de fundamentalistas islámicos contra otros objetivos, y de hostigamiento contra cristianos.

El presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Afrasiab Khattak, dijo que la matanza del domingo empeorará la situación de las comunidades minoritarias en el país.

«Si es cierto que las agencias de Inteligencia habían advertido al gobierno sobre la posibilidad de un atentado como el que se produjo, eso indica que las autoridades asignan escasa prioridad a cuestiones que afectan la vida y el bienestar de las minorías», añadió.

Según testigos, cuatro hombres abrieron fuego cerca de las 9 de la mañana contra las personas que estaban a punto de terminar sus oraciones en la iglesia de Santo Domingo en Bahawalpur, tras matar a un policía de guardia, y luego huyeron en motocicletas.

Doce de los asesinados integraban la misma familia, y nueve personas resultaron heridas.

El presidente Pervez Musharraf expresó consternación ante el atentado, y sostuvo que las características del mismo indicaban la acción de terroristas organizados y entrenados que buscan crear discordia en el país, «donde cristianos y musulmanes siempre han convivido en un clima de paz y respeto recíproco».

«El impacto causado por este acontecimiento se vincula con la novedad de que las víctimas hayan sido cristianas, más que con la violación de la santidad de un lugar de oración», comentó esta semana el periódico conservador The Nation, que se edita en inglés.

«Ha sido demasiado frecuente el asesinato de namazis (fieles musulmanes que realizan sus plegarias). Por lo tanto, lo más amenazante es que el extremismo sectario haya extendido sus ataques a los devotos de otra religión», señaló.

«Esto da cierta credibilidad a la sospecha de que grupos ilegalizados por su actividad terrorista, uno de ellos sectario confeso, han querido vengarse de algún modo de Estados Unidos, y la presunción de que esos grupos habían amenazado a la comunidad cristiana de Bahawalpur es evidencia adicional», añadió.

En agosto, el gobierno declaró ilegales a dos organizaciones sectarias extremistas.

Los cristianos son el mayor componente del tres por ciento de no musulmanes en la población del país, cuyo total es 15 millones, y la mayoría de ellos residen en las regiones central y meridional de Punjab.

Esas regiones han escenario de violencia sectaria entre fracciones musulmanas durante las últimas dos décadas, que ha causado la muerte de miles de personas, unas 400 de ellas en el periodo 1997-2000.

Las autoridades piensan que muchos de los terroristas sectarios fueron entrenados en Afganistán y se refugian en ese país tras cometer atentados.

Islamabad ha pedido en varias ocasiones al movimiento Talibán, fundamentalista islámico, que controla la mayor parte del territorio afgano, la extradición de unas dos docenas de personas a las cuales acusa de ser experimentados terroristas responsables de actos criminales en Pakistán.

El Talibán nunca ha respondido a esos pedidos.

Pakistán fue uno de los tres países que reconoció al Talibán como gobierno afgano, junto con Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, y en la actualidad es la única nación que mantiene relaciones diplomáticas con ese movimiento.

Los asesinatos del domingo tuvieron características similares a las de actos terroristas previos contra musulmanes que rezaban en mezquitas, en el marco de enfrentamientos entre grupos fundamentalistas de las ramas chiíta y sunnita del Islam.

También hubo atentados semejantes contra fieles de la secta ahmadi, declarada no musulmana mediante una reforma constitucional a mediados de los años 70.

El 30 de octubre de 2000, en la nororiental ciudad de Sialkot, desconocidos abrieron fuego contra ahmadis que oraban y mataron a cinco de ellos.

En otras ocasiones, lugares de oración de los ahmadi y de hindúes fueron atacados por turbas lideradas por líderes religiosos locales musulmanes.

Sin embargo, hasta el domingo no se habían producido ataques contra iglesias cristianas, pero varios cristianos habían sido acusados por líderes religiosos locales musulmanes de violar la ley que prohíbe blasfemar contra el Islam.

En los primeros tres meses de este año, más de la mitad de las 15 denuncias de blasfemia presentadas a la policía se dirigieron contra cristianos.

Otra cuestión relacionada con la situación de la minoría cristiana es la demanda de que sea derogada la ley que establece la elección por separado de parlamentarios para repreentar a quienes no son musulmanes.

Los asesinatos del domingo «fueron cometidos por terroristas que no tienen moral ni principios, porque ninguna religión permite tales actos, en especial contra una comunidad de fieles amantes de la paz», dijo el obispo cristiano de la nororiental ciudad de Lahore, Alexander John Malik.

Malik instó al gobierno a arrestar a los culpables apenas sea posible y proteger a la comunidad cristiana. También pidió a los cristianos que permanezcan en calma y sean pacientes, para que «los extremistas y enemigos de Pakistán no logren su nefasto objetivo» de dividir al país.

El presidente del Frente de Liberación Cristiano de Pakistán, Shahbaz Bhatti, demandó a las autoridades el desarme y la ilegalización de todas las organizaciones militantes responsables de la expansión en el país del «terrorismo religioso».

Dirigentes de los partidos musulmanes ortodoxos, que no suelen criticar actos de violencia sectaria, condenaron el atentado del domingo.

El líder del partido Jamaat-i-Islami Qazi, Husain Ahmad, afirmó que ningún musulmán debe apelar a acciones semejantes, y que quienes se permiten la violencia «juegan al juego del enemigo».

Musharraf no debería descuidar cuestiones de seguridad interna debido a su actual cooperación con Estados Unidos y Gran Bretaña para atacar a Afganistán, opinó el principal dirigente del partido Tehrik-I-Jafria, Allama Syed Sajid Ali Naqvi.

El jefe del partido Jamiat-Ulmai-Islam, Maulana Samiul Haq, enfatizó que ninguna organización religiosa puede involucrarse en tales acciones, y que el gobierno debe arrestar a los culpables cuanto antes.

Haq suele conducir seminarios religiosos en la Provincia de la Frontera Nororiental, a los cuales han asistido la mayoría de los dirigentes del Talibán. (FIN/IPS/tra-eng/hd/ni/js/mp/ip/cr/01

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