Las propuestas sobre economía y empleo serán en Nicaragua la clave para resolver el virtual empate entre los dos principales candidatos presidenciales para las elecciones del 4 de noviembre, el sandinista Daniel Ortega y el oficialista Enrique Bolaños.
Los analistas consideran que el pueblo nicaragüense vivirá en los próximos días una de las más intensas y reñidas campañas políticas que se recuerde en este país.
Las encuestadoras calculan que dos millones de los casi 2,5 millones de ciudadanos habilitados participarán en los comicios, en que se elegirá el nuevo presidente, vicepresidente, integrantes del Congreso legislativo unicameral y representantes al Parlamento Centroamericano.
"Nunca antes dos candidatos a la presidencia habían estado tan parejos", dijo a IPS el economista nicaragüense Sergio Santamaría, director de la encuestadora Centro de Investigación y Asesoría Socioeconómica (Cinase).
La última encuesta de Cinase indica que el izquierdista Ortega goza de una ligera ventaja sobre el derechista Bolaños, con 39,9 por ciento de las intenciones de voto frente a 38,2 por ciento.
Las elecciones podrían definirse por un margen de apenas 40.000 votos, explicó Santamaría.
Sin embargo, según el mismo sondeo, 42 por ciento de los nicaragüenses creen que ganará Bolaños y 40,2 por ciento creen que lo hará Ortega.
Ortega pertenece al izquierdista Frente Sandinista para la Liberación Nacional y Enrique Bolaños al derechista Partido Liberal Constitucionalista, al igual que el presidente Arnoldo Alemán.
El estudio del Cinase coincide con otros de empresas privadas encuestadoras que muestran un estrecho margen entre los dos candidatos.
"En estos últimos días de campaña la clave del triunfo la tendrá el candidato que logre dar la oferta más creíble para reactivar la economía y crear más empleos", dijo Santamaría.
Los márgenes de diferencia entre el primer y el segundo lugar en las últimas elecciones presidenciales siempre fueron sustanciales.
En 1996, Alemán ganó la presidencia al obtener 51 por ciento de los votos ante el 38 por ciento de Ortega.
En 1990, el electorado se inclinó por Violeta Chamorro, quien, al frente de la Unión Nacional Opositora (UNE), recibió 53 por ciento de los sufragios contra el 39 por ciento obtenido por Ortega.
En 1984, el sandinismo obtuvo 67 por ciento de respaldo, mientras el Partido Conservador recibió 15 por ciento.
La personalidad, antecedentes e ideología de Bolaños y Ortega parecen ubicarse en polos opuestos.
El derechista Bolaños, de 73 años, es un empresario de larga trayectoria que ejerció la vicepresidencia en el actual periodo de gobierno.
El izquierdista Ortega, de 54 años, es un ex guerrillero que fue presidente entre 1979 y 1990, al frente de la Revolución Sandinista que derrocó por las armas a la dictadura de Anastasio Somoza.
"Estas elecciones van a ser muy reñidas porque están muy polarizadas", dijo a IPS la abogada Ada Silva, directora del no gubernamental Centro de Derechos Constitucionales, integrante de "Etica y Transparencia", coalición que reúne a unas 20 organizaciones de la sociedad civil.
La reforma electoral aprobada el año pasado dejó fuera de la contienda a muchos partidos, sostuvo Silva.
Una de las claves de estos comicios es el segmento más joven del electorado, agregó. Para votar se requieren 16 años de edad, y la mitad de los poco más de cinco millones de nicaragüenses son menores de 20 años..
"Esperamos que se respeten los resultados electorales y que no haya violencia", añadió Silva.
"Los últimos días de la contienda serán muy intensos porque la elección está muy cerrada", aseguró a IPS Saúl Arana, portavoz de campaña sandinista.
Arana pronosticó que en los próximos días los liberales intentarán proyectar una imagen negativa del sandinismo recordando la conflictiva relación entre el gobierno de Ortega con la Iglesia Católica y con Estados Unidos.
"No vamos a responder de la misma manera. Estamos haciendo una campaña de propuestas, de unidad, no de reproches", añadió.
En los últimos días, los sandinistas aseguraron a los agricultores la "tierra prometida", mientras los liberales propusieron "un trato" para reactivar la economía que incluiría a diversos sectores productivos.
"Es difícil no temer que haya violencia. Esperamos que reine la cordura tanto entre los sandinistas como entre nuestros seguidores", dijo a IPS Alejandro González, asesor de campaña de Bolaños.
González también recordó que en elecciones anteriores los nicaragüenses decían a los encuestadores que votarían por un candidato y finalmente respaldaron a otro. En 1990, los sondeos asignaban una gran ventaja a Ortega, pero triunfó Chamorro, contra todos los pronósticos. (FIN/IPS/nms/mj/ip/01).