La comunidad internacional de donantes convocada por el Banco Interamericano de Desarrollo se comprometió esta semana en la capital española a aportar 1.000 millones de dólares a Perú para combatir la pobreza, crear puestos de trabajo y apoyar a familias de bajos recursos.
De esa cantidad, 615 millones serán donaciones, 226 millones consistirán en créditos concesionales, o sea a largo plazo y con intereses bajos, y 158 millones se destinarán al canje de deuda externa por desarrollo.
Ese canje consiste en la condonación de deudas con el compromiso de que el Estado peruano dedique el importe correspondiente a programas de desarrollo social, con participación de organizaciones de la sociedad civil.
España contribuirá con 270 millones de dólares, Estados Unidos con 300 millones, 100 millones será aportados por la Unión Europea (UE) y el resto corresponderá a otros países europeos y a Japón y Corea del Sur. Estos compromisos son nuevos y se suman a otros anteriores de países y organismos internacionales.
En la reunión, realizada el lunes participaron por el gobierno del Perú el primer ministro, Roberto Dañino Zapata, los ministros Pedro Pablo Kuczynsky, de Economía, Fernando Villarán, de Trabajo, y Nicolás Lynch Gamero, de Educación.
También estuvo presente el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Javier Pérez de Cuéllar, presidente del Comité Interministerial.
Por la UE participó el comisario para el Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Poul Nielson, el director para América Latina, Francisco da Cámara, y Mendel Goldstein, jefe de la delegación en Perú, y Ana Gordon Vergara, oficial a cargo de Perú en la Comisión Europea.
Admeás, hubo representantes del Banco Europeo de Inversiones, del Banco Mundial, de la ONU, de todos los países de la UE y de Japón, Estados Unidos, Canadá y Corea del Sur.
Los 1.000 millones de dólares comprometidos se destinarán al financiamiento del Programa de Emergencia Social, Recuperación Económica y Gobernabilidad Democrática, coordinado por Pérez de Cuellar.
El objetivo de ese programa, explicó Dañino, «es impulsar un proceso de renovación democrática, basado en la equidad social, el respeto a los derechos del individuo, la transparencia y la reducción de la pobreza». Esto último, «fomentando en especial la generación de empleo».
Por eso, añadió, la piedra angular del programa a corto plazo es el proyecto denominado «A trabajar», que se propone la generación de empleo temporal en áreas rurales y urbanas, la reconstrucción de viviendas afectadas por el terremoto del 23 de junio, el fortalecimiento de las entidades locales y el reforzamiento institucional del sector social.
Estas actividades se desarrollarán en un plazo de dos a tres años como máximo, pero la delegación peruana informó al grupo de donantes de otros proyectos y programas orientados a atender las necesidades de desarrollo de largo plazo, en sectores como la educación, de estímulo a las microempresas y de apoyo a los centros de innovación productiva.
La democracia, afirmó Dañino, no consiste sólo en tener elecciones limpias, sino también en reconstruir esa democracia, con participación de los sindicatos y la sociedad civil. Porque, prosiguió «la política social debe estar al mismo nivel de la económica y no subordinada a ésta».
Durante la reunión, el sacerdote Gastón Garatea, presidente de la Mesa de Concertación de la Lucha contra la Pobreza, describió la participación de la sociedad civil en el diseño y ejecución del Programa Social.
Garatea dijo a IPS que hoy existen en Perú más condiciones, muchas más, que bajo los gobiernos anteriores, para hacer realidad las promesas y hacer frente a los problemas.
Hay que tener presente, subrayó, que «alrededor del 54,5 por ciento de los 22 millones de personas que habitan el Perú se encuentran por debajo de la línea de pobreza y el quince por ciento en condiciones de extrema pobreza, situación que se tiende a duplicar en las zonas rurales».
Por eso, el ministro de trabajo, Villarán, dijo en la conferencia que «el cambio fundamental en la política social es poner como su eje articulador la generación de empleo e ingresos en la población de menores recursos».
Lo importante, en lo que coincidieron en destacar los oradores de varios países, lo resumió el comisario europeo Nielson, quien dijo que los progresos de Perú hacia la reconciliación nacional, la democratización y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, requiere un apoyo efectivo.
«Nos hemos comprometido a luchar contra la pobreza en Perú y ayudar a crear las condiciones para una recuperación económica duradera, con contenido social y fortaleciendo la democracia», concluyó Nielson.
Al agradecer el apoyo recibido en la reunión, Dañino dijo que en su país «queda atrás una década de autoritarismo y corrupción». Ahora «se inicia la reconstrucción de la democracia» y el presidente Alejandro Toledo impulsa «la concertación y el diálogo político como instrumentos de gobernabilidad», agregó. (FIN/IPS/td/ff/dv/01