Activistas africanos temen que la campaña antiterrorista lanzada por Estados Unidos sea aprovechada para silenciarlos en la IV Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), prevista para noviembre en Qatar.
Esa preocupación fue expresada esta semana en Dakar por Yao Graham, director ejecutivo del secretariado de la organización no gubernamental Red del Tercer Mundo, durante el cuarto encuentro anual de la Red de Comercio de Africa (RCA).
«Hay un nuevo clima político mundial, definido por el gobierno estadounidense» tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, que también afecta el entorno de las negociaciones comerciales, afirmó Graham.
«Es vil y cínico que cualquier intento de protestar contra alguna política estadounidense se equipare al terrorismo», enfatizó.
Está previsto realizar la reunión de la OMC en Qatar, aunque Washington insinuó que quizá fuera conveniente cambiar la sede, para evitar protestas árabes contra el ataque a Afganistán que realizan Estados Unidos y sus aliados, en el marco de la campaña antiterrorista, y se manejó la idea de realizar el encuentro en Singapur.
Representantes de unas 40 organizaciones no gubernamentales (ONG) africanas que asistieron al encuentro de la RCA opinaron que tanto Qatar como Singapur serían ambientes poco propicios para las protestas, debido a los estrictos controles que aplican esos países a los grupos de la sociedad civil.
Es probable que a esos controles se sumen medidas adicionales de seguridad, en nombre de la prevención de ataques terroristas, advirtieron.
Habrá menos de 20 delegados de ONG africanas entre unos 640 representantes de esas organizaciones invitados a la conferencia.
«Estados Unidos invoca la guerra contra el terrorismo para implantar una ideología mundial sobre la economía y la política, intolerante con la disidencia», aseveró Mohau Pheko, representante en Dakar de la ONG Red Africana sobre Género y Comercio, con sede en Sudáfrica.
«El mayor peligro para los grupos de la sociedad civil es que las protestas contra la globalización sean vinculadas con el terrorismo. Eso implicará que la presencia de las ONG sea silenciada», opinó Dot Keet, del Centro de Estudios sobre Africa Meridional de la sudafricana Universidad del Cabo Occidental.
La reunión de la RCA, de cuatro días, fue convocada para discutir el papel de Africa en el comercio mundial y la forma de corregir desequilibrios comerciales vinculados con las normas vigentes de la OMC.
Los países industrializados, encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea, impulsarán en la IV Conferencia el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones sobre el comercio internacional, con el objetivo de aumentar la apertura y desregulación de los mercados.
Ese objetivo fue planteado sin éxito en la III Conferenecia Ministerial de la OMC, que se llevó a cabo a fines de 1999 en la noroccidental ciudad estadounidense de Seattle y terminó sin acuerdos.
Gran parte de los países en desarrollo sostienen que antes de lanzar una nueva ronda de negociaciones es preciso implementar acuerdos anteriores que los beneficiarían, además de reconsiderar los problemas comerciales que afrontan las naciones pobres y el modo de solucionarlos.
Esa posición fue sostenida por la mayoría de los países africanos en la última reunión de ministros de Comercio del continente, realizada en Abuja del 19 al 23 de septiembre.
En Dakar se sostuvo que hay 97 contradicciones entre acuerdos de la OMC que deben ser consideradas y resueltas con urgencia.
«No es posible corregir antiguas injusticias con nuevas injusticias», enfatizó Keet.
La mayoría de los gobiernos de Africa sostienen que la OMC debe reconocer las necesidades especiales del continente en materia de desarrollo, y otorgarle un trato preferencial, así como mayor acceso a los mercados de Europa y Estados Unidos.
Participantes en el encuentro de Dakar se quejaron de que los borradores de resolución propuestos por el Consejo General de la OMC incluyan el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones, sin tener en cuenta demandas del mundo en desarrollo.
Eso fue «una bofetada a los países africanos», comentó Tetteh Hormeku, de la Red del Tercer Mundo. (FIN/IPS/ra-eng/ja/mn/mp/dv ip/01