América Latina y el Caribe propusieron el diseño de una nueva globalización para el desarrollo equitativo y sustentable, como consigna central de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible anunciada para el próximo año.
La propuesta forma parte de la Plataforma de Acción aprobada en la Conferencia Regional Preparatoria realizada hasta el miércoles en Río de Janeiro. El documento, de 79 puntos, recoge las posiciones que América Latina y el Caribe llevarán a la cumbre de septiembre de 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica.
«Hacia una nueva globalización que garantice un desarrollo equitativo, incluyente y sostenible», reza la propuesta aprobada en la reunión de dos días de cancilleres, ministros de Ambiente y otros funcionarios de 36 países.
Los participantes señalaron la necesidad de una «mayor coherencia y coordinación entre las estrategias y políticas ambientales, sociales y económicas».
Los países del Sur sólo alcanzarán el desarrollo ambientalmente sustentable «cuando tengan acceso al financiamiento adecuado» y a los grandes mercados para su producción y se cumple «la transferencia de tecnologías», señala la Plataforma de Acción.
Pero la plataforma no acogió el acuerdo de los ministros de Medio Ambiente reunidos el lunes y martes en su Foro de América Latina y el Caribe de promover el canje de deuda externa por inversiones en proyectos ecológicos como una forma de financiar el desarrollo económico, social y ambiental de la región.
Se trata de dos instancias distintas, dijo el canciller brasileño Celso Lafer. Los ministros de Ambiente definen acciones de su área de carácter «nacional y regional», pero las posiciones ante la Cumbre Mundial, también llamada «Rio+10», deben ser resueltas en el nivel diplomático, explicó.
La Plataforma de Acción, aprobada en la reunión «diplomática» de estos días en Río de Janeiro, no se refiere a la reducción de la deuda externa en favor del ambiente, una iniciativa impulsada especialmente por el ministro de Medio Ambiente de Brasil, José Sarney Filho.
El documento sólo observa que la carga de la deuda «sigue debilitando las estrategias destinadas a movilizar recursos para el desarrollo sostenible» y que se debe «considerar la posibilidad de crear mecanismos destinados a aliviar la carga de los países muy endeudados».
También sugiere la «creación de nuevos instrumentos financieros» para incrementar el financiamiento multilateral a los programas de desarrollo sustentable.
En términos concretos, América Latina y el Caribe «insistirán en que se hagan efectivos los compromisos de 1992», en referencia a la Cumbre Mundial de la Tierra celebrada aquel año en Río de Janeiro.
También exigirán el aporte de 0,7 por ciento del producto interno bruto del Norte industrial a programas de cooperación con el Sur, según una resolución aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas pero nunca realizada.
«No hay novedades en esa area de financiación», reconoció Lafer. El canciller brasileño destacó que la región «está unida» en apoyo del Protocolo de Kyoto, de 1997, que establece metas para reducir la emisión de los gases que calientan la Tierra y que fue rechazado por Estados Unidos.
Los cancilleres y ministros de Ambiente latinoamericanos admitieron que la pobreza y el deterioro del medio natural se agravaron en el mundo y en la región en los 10 últimos años.
Las «insostenibles modalidades de producción y consumo y el impacto negativo de ciertos mecanismos comerciales y financieros» son un obstáculo al desarrollo sustentable, declararon.
Los efectos de los subsidios que distorsionan el comercio agrícola mundial no son «constructivos» en absoluto en el área ambiental, señaló Lafer.
Al respecto, el canciller brasileño afirmó que el mal de las vacas locas, o encefalopatía espongiforme bovina, fue provocado por la insistencia de la Unión Europea en proteger su ganadería, recurriendo a subsidios y a raciones de origen animal para alimentar a las reses.
Hubo un «gran consenso» en las dos reuniones latinoamericanas de estos días en Río de Janeiro para confirmar los principios de la Cumbre de 1992 y los protocolos posteriores sobre cambio climático, biodiversidad y seguridad biotecnológica, señaló a IPS Ricardo Sánchez, director regional del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El desarrollo ambiental y socialmente sustentable exige «reanudar la discusión sobre la deuda externa», reducir «la volatilidad de una economía mundial convertida en casino» y crear condiciones para una sociedad más equitativa, resumió Sánchez.
Todos los países deben mejorar la distribución interna de ingresos, pero será necesario contar con la contribución de los países ricos, añadió.
No se puede lograr el desarrollo sustentable si, a falta de empleos, continúa la emigración, que ya se llevó a «medio millón de profesionales latinoamericanos, graduados en la universidad», advirtió Sánchez. (FIN/IPS/mo/ff/en dv/01