/Integración y Desarrollo/ CAFE: Los sobrevivientes llegarán al paraíso

Los caficultores que sobrevivan a la actual crisis de precios tendrán un nuevo periodo de bonanza, mientras los menos competitivos deberán abandonar la producción.

En América Latina, región que concentra cerca de 60 por ciento de la producción mundial de café, América Central y Colombia afrontarán dificultades debido a sus costos de producción cercanos a 100 dólares por saco de 60 kilogramos.

Brasil, el mayor productor mundial, mantiene los costos por debajo de 80 dólares, según Aguinaldo José de Lima, presidente de la Asociación de Caficultores de la Región de Patrocinio, una zona de escasa fertilidad del centro del país, donde la actividad ganó impulso en la última década.

La crisis actual se caracteriza por precios a un nivel «inconcebible», los más bajos de la historia considerando la inflación mundial, pero es también «un golpe en las ilusiones» que obliga a un mayor realismo, advirtió Lima.

El precio actual del café es en promedio de alrededor de 50 centavos de dólar la libra (0,453 kilogramos), por lo que el saco se cotiza a 66 dólares, frente a 120 dólares hace seis años.

La caficultura no logró liberarse de sus ciclos de euforia y depresión, a pesar de la Asociación de Países Productores de Café (APPC), que fue creada para equilibrar la oferta y la demanda, señalan los agricultores brasileños.

Los productores que logren preservar sus cafetales del impacto de la crisis en curso y mejoren su productividad podrán llegar al próximo ciclo, de buenos precios, según se cree en Brasil.

El plan de retención de exportaciones diseñado por la APPC para contener la oferta y estimular de ese modo las cotizaciones fue formalmente sepultado la semana pasada.

La propia asociación corre riesgo de sufrir una fuerte rebaja de su presupuesto o incluso de ser disuelta en una reunión prevista para enero.

Con el mercado a la deriva por el exceso de oferta, las perspectivas son de persistencia de precios bajos o de caída mayor, muy por debajo del costo de producción.

La Organización Internacional del Café calculó la cosecha mundial que está concluyendo en 115,4 millones de sacos de 60 kilos, y el consumo para este año en 108,3 millones de sacos.

Esta vez la crisis no se debe a Brasil, pues sus últimas cosechas fueron limitadas por problemas climáticos, observó Osvaldo Paiva Ribeiro, presidente del Consejo Nacional del Café, que representa a unos 250.000 productores.

El gran aumento de las existencias mundiales es atribuido a los países asiáticos, especialmente a Vietnam, que tuvieron cosechas sorprendentemente abundantes en los últimos años.

Los caficultores brasileños solicitan una refinanciación de sus deudas y esperan apoyo financiero del gobierno para sobrevivir en este periodo de precios muy por debajo de los costos.

«Si el país actúa con inteligencia y adopta la política correcta, saldrá fortalecido de esta crisis», aseguró Ribeiro. Brasil dispone de ventajas en la disputa mundial por el mercado, en términos de costos, infraestructura y calidad, explicó.

«Los productores menos competitivos serán forzados a abandonar sus cafetales», lo que reducirá la oferta futura, pronosticó Lima.

La actual guerra de precios golpeará principalmente a países pobres de Africa y ampliará la participación de los asiáticos en el mercado, evaluó meses atrás el entonces embajador de Brasil en Londres y presidente de la APPC, Sergio Amaral, hoy ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.

Pero el deterioro social afecta a todas las áreas productoras en el mundo, pues la caficultura genera numerosos empleos.

En el estado de Minas Gerais, que responde por mitad de la producción brasileña de café, la actividad emplea a dos millones de trabajadores en forma permanente o temporal, según Argileu Martins, director técnico de la Empresa de Asistencia Técnica y Extensión Rural, órgano gubernamental del estado.

El impacto del desempleo se sentirá en la cosecha del próximo año, que empieza en abril o mayo y termina en agosto o septiembre, sostuvo Martins.

Eso agravará la pobreza, ya muy grave entre los trabajadores que se desplazan para cosechar café en áreas lejanas, una ocupación de pocos meses, con remuneraciones rebajadas por la crisis.

En la cosecha recién concluida ya se sintió la disminución de esos trabajadores zafrales, que proceden del norte de Minas Gerais y de otros estados, como el meridional de Paraná, donde la caficultura fue destruida por heladas, dijo Aparecida do Lago Vieira, directora de la Federación de Trabajadores Rurales en la zona cafetera de Minas Gerais.

Pero 49 por ciento del café de Minas Gerais es producido por pequeños agricultores, en propiedades de hasta 100 hectareas, que logran producir a un costo de 25 a 45 dólares por saco, contra 70 en las grandes haciendas, observó Martins. El uso de la mano de obra familiar explica la diferencia.

Sin planes salvadores, la caficultura en Brasil y en otros países tendrá que afrontar sus desafios, luchando por un sostén financiero en momentos de desequilibrio para no perder los cafetales competitivos, pero haciendo también un esfuerzo para aumentar la productividad y el consumo, en especial en los países productores. (FIN/IPS/mo/mj/if/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe