El ataque armado a una estación de policía ha sido la última reacción en Haití a los violentos disturbios que dejaron tres muertos este mes, en el contexto de una crisis política que enfrenta a la oposición y el gobierno desde hace 16 meses.
La estación de policía fue atacada la madrugada del lunes en Cité Soleil, el mayor asentamiento irregular de Puerto Príncipe, donde el día 15 murieron tres manifestantes y decenas más fueron heridos en enfrentamientos con policías.
En los disturbios del 15 se quemaron muñecos a semejanza del presidente Jean Bertrand Aristide, del partido Lavalas, y pinturas con su imagen.
La violencia fue una respuesta al fracaso de la última misión de mediación del subsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luigi Einaudi, entre el Lavalas y la coalición opositora Convergencia Democrática, integrada por 15 partidos.
Einaudi no logró que los dos grupos políticos superaran sus diferencias tras las elecciones generales de mayo de 2000, que dieron la victoria a Aristide. Convergencia Democrática sostiene que el Lavalas ganó mediante fraude electoral.
«Nosotros votamos a Aristide. Luchamos por él, pero hoy seguimos sin trabajo y con hambre. Aristide debería venir aquí y hablarnos para calmar las cosas», dijo el director de una organización comunitaria de Cité Soleil, donde viven medio millón de personas.
La OEA propuso nuevas elecciones en febrero de 2002 para 18 de los 27 bancas del Senado y para 72 de las bancas de la Cámara de Diputados, pero el partido de Aristide rechazó la propuesta y pretende elecciones generales en julio de ese año.
Aristide tampoco estaba dispuesto a discutir la celebración de elecciones municipales antes de 2003, para que no interfieran con los festejos por el bicentenario de la independencia haitiana, que comenzarán el 1 de enero de 2004.
La opinión pública no confía en que Lavalas y Convergencia Democrática concluyan sus negociaciones con éxito.
La economía de Haití, uno de los países más pobres del mundo, no muestra indicios de salir de la crisis que ya lleva 10 años. La pobreza va en aumento y la ayuda financiera de Estados Unidos, que alcanzó los mil millones de dólares en 1994, se redujo a 70 millones este año.
En consecuencia, el gobierno aplicó más impuestos. La presión fiscal tuvo un impacto negativo en la inflación, que alcanzó 16 por ciento en septiembre. Pero la moneda local sigue cayendo frente al dólar.
Aristide y su gobierno culpan a la comunidad internacional y la oposición de los problemas del país.
El presidente interino del partido de Aristide, el senador Yvon Neptune, acusó a la OEA, la comunidad internacional y la oposición, de «armar un complot contra Aristide, el partido y el pueblo haitiano». La OEA pretende la caída de Aristide, aseguró.
Einaudi rechazó categóricamente la acusación de Neptune e insistió en que la comunidad internacional y la OEA no traman contra Lavalas. No obstante, destacó la voluntad de la oposición en negociar y la intransigencia de algunos dirigentes oficialistas.
En este contexto, el diputado Roudy Herivaux, del Lavalas, convocó a los sindicatos laborales a realizar manifestaciones contra la comunidad internacional el 15 de noviembre. Los trabajadores habían fijado esa fecha para que los funcionarios electos solucionaran la crisis política.
«Estamos cansados», dijo el dirigente sindical Marc Antoine Destin.
«Los trabajadores no pueden seguir así. Están al borde del colapso mientras los funcionarios electos se despreocupan de la situación», agregó. (FIN/IPS/tra-en/imc/aa/aq/ip/01