La falta de acceso de un tercio de la población mundial a la energía es el principal desafío para los proveedores, coincidieron este lunes empresarios petroleros de más de 60 países y representantes de gobiernos, reunidos en la capital argentina.
Cerca de 2.000 millones de personas, sobre una población mundial de 6.000 millones, están al margen del consumo de energía, se advirtió en el XVIII Congreso Mundial de Energía, inaugurado el domingo en Buenos Aires con la participación de mas de 3.000 delegados.
También se aguardaba el arribo de algunos presidentes latinoamericanos y del presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el ministro argelino Chakib Jelil.
El congreso, organizado por el Consejo Mundial de Energía con el lema «Desafíos del Nuevo Milenio», se realiza en un momento de crisis de la economía internacional.
Los expositores señalaron que los ataques terroristas del 11 de septiembre contra Estados Unidos y la respuesta militar del gobierno de George W. Bush contra los presuntos agresores profundizarán la recesión mundial, señalaron los participantes.
Así mismo, destacaron la necesidad de promover una nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio y de resaltar los beneficios de la globalización, aún cuando este proceso haya dejado muchas promesas sin responder, como reconoció Peter Sutherland, de la compañía British Petroleum .
«No es fácil vender los beneficios de la globalización en momentos de tanta perturbación en la economía de los países industrializados», admitió Sutherland este lunes en el congreso, que continuará hasta el jueves.
Sin embargo, a la hora de debatir iniciativas que permitan alcanzar la máxima satisfacción de la demanda energética, los acuerdos dejan lugar a las diferencias y no sólo en lo que se refiere a la capacidad de cada país y región.
En efecto, las organizaciones ambientalistas reclaman inversiones en tecnologías limpias para el futuro próximo.
El presidente de la Federación de Empresas de Energía de Japón, Hiroji Ota, señaló que Asia y en particular su país tienen una fuerte dependencia del petróleo producido en Medio Oriente.
Ota anunció que Japón promoverá la energía nuclear, un proyecto en el que, según dijo, tendrá el respaldo de Estados Unidos.
Greenpeace de Argentina recibió a los disertantes con un comunicado en el que recordó que los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, son los principales factores de recalentamiento de la atmósfera.
La organización ecologista también se manifestó en desacuerdo con volver a invertir en energía nuclear como en los años 50.
Algunos empresarios admitieron que la satisfacción de la demanda debe ir acompañada de la reducción del impacto ambiental de los combustibles empleados. Al respecto, fueron mencionados programas de desarrollo de la energía solar, para los que se reclama una mayor participación del Estado en la protección de la propiedad intelectual.
Al respecto, Sutherland fue crítico con los ambientalistas. Consideró que éstos, con sus «melodías románticas», pretenden «satanizar» a las empresas, volver a tiempos preindustriales sin importarles que para mejorar el ambiente, los países en desarrollo se vean obligados a disminuir en lugar de aumentar su consumo, y por lo tanto su desarrollo.
Se cree que la iniciativa de Japón de relanzar su programa de energía nuclear causará controversia. Ota, ignorando las críticas de los ecologistas a las centrales nucleares por sus riesgos y por los problemas de disposición final del uranio empleado, sostuvo que la energía atómica puede ser «pacífica y segura».
Poco antes, el presidente argentino Fernando de la Rúa, al inaugurar el congreso, había señalado que «los países que contribuyeron al efecto invernadero, que incumplieron los acuerdos ambientales y que son los que crearon el mayor pasivo del mundo, deberán hacer el mayor esfuerzo para reducir este problema de fuerte incidencia en el cambio climático».
Japón y Estados Unidos figuran entre los países que más han contribuido al calentamiento global, pero se niegan a suscribir el llamado Protocolo de Kioto, destinado a regular la emisión de los gases causantes del efecto invernadero.
«La quema de combustibles fósiles es el origen de la destrucción del clima, que ya está ocasionando desastres, como las actuales inundaciones en Argentina», señaló el responsable de energía de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, refiriéndose a las lluvias que anegaron la principal zona agrícola de este país.
Para Greenpeace, los gobiernos -que participan de las deliberaciones del Congreso Mundial de Energía con la presencia de presidentes y ministros- deben acelerar la puesta en marcha de los acuerdos internacionales para enfrentar el cambio climático.
Villalonga sostuvo que las empresas tienen además la responsabilidad de actuar decididamente hacia el desarrollo de fuentes de energía limpias y eficientes, como la eólica y la solar. (FIN/IPS/mv/ff/en/01