La economía de Cuba podría sufrir un nuevo desplome, cuando aún no lograba recuperarse de la crisis estallada a comienzos de los años 90, que cambió radicalmente la vida de los 11 millones de habitantes del país.
Algunos síntomas, advertidos hace meses por economistas cubanos, se acentuaron tras el ataque terrorista del 11 de septiembre contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y contra el Pentágono, sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos en Washington.
El presidente Fidel Castro contradijo el miércoles el discurso de su propio gobierno, que como norma intenta impregnar confianza en el desempeño económico, al pedir a la población que se prepare para más «sacrificios».
«Hay que prepararse. Algunos sacrificios vendrán, lógicamente», dijo Castro, de 75 años.
Entre esos sacrificios se menciona el descenso de los ingresos, la escasez de determinados bienes, la reducción de los servicios de transporte público, déficit de combustible y aumento de los cortes de energía eléctrica.
Castro se manifestó convencido de que ningún país está mejor preparado que Cuba «para enfrentar cualquier cosa».
Un documento con una serie de medidas económicas de emergencia circula entre altos funcionarios, y se espera en los próximos días un anuncio más amplio al respecto por parte de Castro, según confirmó IPS.
Sin embargo, analistas consideran probable que el gobierno mantenga silencio sobre las medidas, al menos hasta el análisis económico que realizará el parlamento en su sesión ordinaria, prevista para diciembre.
El paquete incluye la cancelación de inversiones turísticas, la paralización de la importación de vehículos y de artículos suntuarios, restricciones a los subsidios del Banco Central a empresas no rentables y disminución de estímulos a trabajadores destacados y dirigentes, según varias fuentes consultadas.
También se establecerán medidas que permitan un mayor ahorro de combustible y de alimentos, agregaron.
Mientras las empresas del Estado ajustan sus actividades, circulan en el país versiones sobre un nuevo «periodo especial», nombre que el gobierno dio a la crisis económica a inicios de la pasada década.
En 1990, la economía cubana se desplomó como consecuencia del fin de su alianza con el antiguo bloque socialista, que concentraban 85 por ciento de su intercambio comercial.
Entre 1990 y 1993, el producto interno bruto cayó 34,8 por ciento, según cifras oficiales. Expertos estimaron en 2000 que tendrá que pasar más de una década para que Cuba recupere los niveles de calidad de vida de los años 80.
«Tras varios años manteniéndose entre 20 y 22, el dólar ya está a 26 pesos, subirá a 30 en breve y podría dispararse hasta 50», dijo a IPS un trabajador de Casa de Cambios S.A. (CADECA), firma a cargo de todo el cambio de moneda extranjera al público.
La fuente, que solicitó reserva sobre su identidad, reveló también que las remesas familiares que ingresan en el país por vía bancaria, fundamentalmente desde Estados Unidos, disminuyeron 60 por ciento en las últimas semanas.
Aunque la situación es difícil de evaluar porque buena parte de ese dinero ingresa al país en poder de personas que viajan entre los dos países, expertos consideran muy probable que el flujo en general haya descendido.
A Cuba entran entre 800 millones y 1.000 millones de dólares anuales en concepto de remesas familiares, principal fuente de ingresos netos del país.
Otros 2.000 millones entran por el turismo, pero la cifra podría disminuir también este año. El ministro de Turismo, Ibrahim Ferradaz, reconoció el 19 de este mes que Cuba tuvo que reducir sus pronósticos para finales de año.
No se aguardará, por lo tanto, el ingreso de dos millones de turistas, luego de que en septiembre el número de visitantes se redujera cinco por ciento respecto del mismo mes del año pasado, y en la primera quincena de octubre la cifra cayó 13 por ciento.
Un total de 20 hoteles habían cerrado hasta el miércoles, al menos tres en la capital cubana, otros mantenían vacíos varios pisos y algunos estudiaban la posibilidad de reubicar sus escasos huéspedes en otras instalaciones turísticas.
El semanario Trabajadores, órgano de la central sindical cubana, confirmó el lunes que medidas de reordenamiento laboral habían afectado hasta ese día a unos 8.000 de los más de 86.000 afiliados al Sindicato de Trabajadores de Hotelería y el Turismo.
A esto se suma que los turistas estarían gastando menos dinero. Algunos taxistas que trabajan para el Estado aseguran que pasan días sin clientes, y los dueños de cafeterías y restaurantes privados también se quejan del descenso radical de sus ingresos.
Los ingresos en moneda convertible en las arcas del Estado también se verán afectados por los bajos precios del azúcar y del níquel, dos de los principales rubros de exportación, según reconoció Castro.
En cualquier caso, aunque los precios del azúcar subieran, el aporte sería muy limitado para Cuba que este año sólo logró producir 3,5 millones de toneladas. La baja producción limita también la capacidad cubana para la obtención de créditos.
Según el Anuario Estadístico de Cuba, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas, la cuenta corriente cerró el pasado año con un déficit de 687,1 millones de pesos (igual al dólar en el cambio oficial).
Las exportaciones ascendieron ese año a 1.691,8 millones de pesos, mientras que las importaciones se ubicaron en 4.864,8 millones. Del total de las importaciones, unos 700 millones corresponden a alimentos.
El crecimiento de la economía fue de 5,5 por ciento en 2000. Expertos pronosticaban a mediados de este año un discreto crecimiento de entre tres y 3,5 por ciento, índice que podría ser aún menor si se mantiene la crisis del turismo. (FIN/IPS/da/mj/if/01