Prolongados cortes de energía eléctrica de esta semana en la capital y en provincias acentuaron en Cuba la sensación de incertidumbre respecto del impacto económico de la recesión y la inseguridad internacionales.
Los apagones comenzaron el domingo por la tarde, pocas horas después de que la televisión estatal interrumpiera su programación habitual para anunciar el comienzo de la campaña militar de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Afganistán.
La empresa estatal Unión Eléctrica atribuyó el problema a la paralización, por falta de combustible, de la central termoeléctrica de Felton, de la provincia de Holguín, unos 1.000 kilómetros al este de La Habana, que suministra 500 megavatios hora al Sistema Electroenergético Nacional.
Un barco que llevaba 9.500 toneladas de combustible para Felton encalló el sábado por la noche en las cercanías de Holguín y sólo pudo ser liberado tres días después.
Escuetas notas oficiales, que informaron sobre el caso, también hicieron enfáticos llamados al sector oficial y a la población en general a extremar «las medidas de ahorro de energía».
La situación comenzó a normalizarse entre el martes por la noche y el miércoles, pero los imprevistos apagones trajeron a los más de 11 millones de cubanos el recuerdo de los peores años de la crisis económica estallada a principios de los años 90.
Con la desintegración de la Unión Soviética en 1991, Cuba perdió a su principal abastecedor de petróleo, un hecho que tuvo un impacto dramático en la generación y distribución de energía eléctrica.
En ese tiempo "quedábamos sin luz durante 10 horas y a veces hasta más", señaló Lázara Martínez, residente de uno de los barrios habaneros que esta semana volvió a soportar la nueva oleada de interrupciones de energía eléctricas.
Martínez dijo que la coincidencia entre los apagones y el comienzo de la guerra contra Afganistán devino en mal presagio y alimentó entre sus vecinos la sensación de inseguridad que sienten respecto del futuro.
El propio gobierno socialista de Fidel Castro ha reconocido que "ningún país" puede escapar a los efectos de un conflicto bélico internacional.
Pero, al mismo tiempo, considera que no hay otro país "más preparado, organizado y consciente que Cuba para enfrentarse cualquier dificultad que sobrevenga".
"Muchos creen que la situación se pondrá más difícil y que vamos a volver a vivir lo peor del periodo especial", agregó Martínez, en referencia a lo ocurrido a mediado de los años 90, cuando la recesión económica se sintió con mayor severidad.
Una de las fórmulas adoptadas por el gobierno para encarar la crisis energética fueron los cortes diarios de fluido eléctrico, en sectores y horarios establecidos según un programa de racionamiento de estricto cumplimiento.
La mayor disponibilidad de petróleo este año, permitió a las autoridades cubanas dar por finalizados los "apagones programados" y hasta prometer un verano (boreal) sin sobresaltos en ese sentido.
Sin embargo, los cortes de energía continuaron, aunque causados por "roturas o salidas imprevistas de unidades de generación", más que por la falta de combustible, según portavoces de Unión Eléctrica
La generación de electricidad en la temporada veraniega superó los 40 millones de kilovatios/hora, aseguraron fuentes de esa empresa.
El gobierno ha resuelto buena parte de sus necesidades energéticas con petróleo extraído en el país y con la importación de Venezuela, de unos 53.000 barriles diarios, 80 por ciento de ellos a precios del mercado mundial y pagados a 90 días posteriores a la entrega.
Los precios del crudo, 'aunque hasta ahora se mantienen bajos, en situación de guerra deben tender a crecer, lo cual será un problema grave para nosotros", advirtió a IPS un economista que pidió no ser identificado.
El experto señaló que el turismo, la principal fuente de divisas del país, será uno de los primeros sectores más golpeados por la crisis internacional desatada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
Algunos hoteles ya habrían cerrado pisos completos y enviado parte del personal para sus casas debido a la falta de visitantes. 'En situaciones de crisis como ésta, la mayoría prefiere no viajar y reducir sus gastos", añadió.
Canadá es el país que más turistas aporta a Cuba, aunque 55 por ciento del total llega desde Europa.
También parecen haber disminuido las ventas de las tiendas que trabajan en dólares, creadas por el gobierno para recoger circulante en esa moneda luego de que en 1993 se autorizara su tenencia entre los ciudadanos cubanos.
'Hay poco movimiento, yo creo que la gente está esperando a ver qué pasa", confirmó la cajera de uno de esos establecimientos, en cuyas cercanías puede verse una larga fila de taxis de turismo en espera de clientes que no llegan.
El experto consultado por IPS pronosticó, además, aumentos en el costo de los alimentos, en cuyas importaciones el Estado cubano gasta alrededor de 700 millones de dólares al año.
También prevé una fuerte disminución en el envío de remesas de dinero de la comunidad cubana residente en el exterior, que suman hasta ahora entre 800 y 1.000 millones de dólares anuales.
'El precio del azúcar puede aumentar, pero nosotros no tenemos para vender", añadió el economista, tras precisar que la producción azucarera de este año fue de sólo 3,5 millones de toneladas, debido a la falta de materia prima (caña).
Consideró, además, que la situación internacional hará aún más improbable que se cumpla la aspiración gubernamental de lograr este año un 4,5 por ciento de crecimiento económico.
'La economía cubana es muy estacional, y lo que no se logra en el primer semestre difícilmente se alcance después. De modo que las posibilidades de crecer no son muchas", apuntó.
El producto interno bruto aumentó 3,6 por ciento en el primer semestre del año, así que, 'si al finalizar el año se crece entre 3,5 y 3,7 por ciento será un índice bueno, pero por debajo del 5,6 por ciento logrado el año pasado", explicó. (FIN/IPS/pg/dm/if/01)
