Funcionarios del gobierno y la prensa oficial de Cuba intentan mitigar la incertidumbre sobre la marcha de la economía, que manifiesta señales negativas.
«Nuestro pueblo puede estar confiado y tranquilo, porque nuestro país está mucho mejor organizado (que a principios de los años 90), y más fuerte económicamente», dijo a la prensa el domingo el vicepresidente Carlos Lage.
Los mensajes se repitieron el fin de semana y fueron reproducidos por la prensa este lunes, pocos días después de que el presidente Castro advirtiera a la población que debía prepararse para «nuevos sacrificios».
Los ataques terroristas del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington provocaron la retracción del turismo internacional y del que recibe Cuba. La isla fue afectada, además, por la disminución de las remesas familiares que sistemáticamente llegan desde Estados Unidos.
El turismo y las remesas son las dos principales fuentes de ingresos de Cuba. El aporte neto de las remesas de los emigrantes a la hacienda pública cubana es de 600 millones de dólares anuales.
La disminución de la llegada de turistas afectó de inmediato al Estado, que ha tenido que cerrar 20 hoteles, a unos 8.000 trabajadores, que debieron regresar a sus casas, y a los negocios privados que viven, sobre todo, del servicio al turista.
El gobierno publicó el sábado detalles de un programa para el ahorro de energía en el sector estatal de la economía, mientras que un plan más amplio habría sido entregado a altos funcionarios, según versiones extraoficiales.
Lage, considerado uno de los estrategas fundamentales de la política económica del gobierno de Fidel Castro, se mostró convencido de que los malos tiempos vividos en 1993 y 1994 no se repetirán.
La economía cubana cayó 34,8 por ciento en los tres primeros años de la década pasada, de acuerdo con estadísticas oficiales. La depresión se tradujo en apagones diarios y en déficit de alimentos y del transporte público y en la depreciación del peso ante el dólar.
Con un salario medio de unos 200 pesos mensuales, la población llegó a pagar 150 pesos por un dólar cuando en agosto de 1994 se produjo el éxodo de unos 30.000 cubanos hacia Estados Unidos. Ese mismo año, la economía logró crecer 0,7 por ciento.
Una nueva caída del peso, reportada en los últimos días, tendría un «carácter transitorio» y estaría vinculada al descenso del turismo, aseguró el vicepresidente.
Luego de mantenerse desde 1998 en un rango entre 20 y 22 pesos por dólar, las casas de cambio abiertas por el gobierno subieron la cotización de la moneda estadounidense hasta 26 pesos este fin de semana y se espera un aumento hasta 30 pesos en los próximos días.
Según Lage, la economía crecerá este año cuatro por ciento, por debajo de la previsión original de cinco por ciento, pero por encima de cálculos de fuentes independientes, que anuncian un incremento entre tres y 3,5 por ciento.
La autoridades también confían que el descenso del turismo sea «un fenómeno transitorio» y que tienda a solucionarse hacia fines de año, con el comienzo de la temporada alta.
El ministro de Turismo, Ibrahim Ferradaz, admitió que el número de visitantes se redujo cinco por ciento en septiembre respecto del mismo mes de 2000. La caída se agudizó en las dos primeras semanas de octubre, al llegar a 13 por ciento.
«Se espera que el 2001 cierre con un crecimiento (del turismo) entre cinco y siete por ciento en relación con el 2000, en vez del 12.7 por ciento que teníamos previsto", dijo Ferradaz.
En tanto, el ministro de Comercio Exterior, Raúl de la Nuez, destacó que durante los nueve primeros meses de este año, el intercambio comercial de Cuba creció cinco por ciento frente a igual período del año anterior.
Las exportaciones se incrementaron nueve por ciento y las importaciones tres por ciento. De la Nuez consideró estos datos una «evidencia» de que la economía continúa su «ritmo estable de recuperación».
Según el Anuario Estadístico de Cuba, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas, las exportaciones ascendieron a 1.700 millones de pesos (igual al dólar, al cambio oficial) y las importaciones, a casi 4.900 millones.
Cuba importa cada año más del doble de lo que exporta, un desbalance que los expertos consideran uno de los principales problemas económicos del país.
De la Nuez habló durante la inauguración de la XIX Feria Internacional de La Habana, que reúne hasta el 4 de noviembre a 1.650 empresas de más de 60 países, incluido Estados Unidos, y unas 430 cubanas.
De acuerdo con las autoridades, la realización de la feria es en sí misma demostración de que la actual coyuntura es diferente de las circunstancias que en los años 90 causaron la peor crisis económica desde que Castro tomó en el poder, en 1959.
Si en 1989 la isla mostraba una dependencia casi absoluta del antiguo bloque socialista, con el que mantenía 85 por ciento de su intercambio comercial, ahora desarrolla relaciones comerciales con 166 naciones.
De la Nuez informó que, hasta septiembre, 44 por ciento del comercio se realizó con Europa, 39 por ciento con América Latina y el Caribe, 15 por ciento con Asia y el resto con Oceanía y Africa.
Expertos consultados por IPS coincidieron con las autoridades en que es difícil la repetición de una crisis tan dura como la vivida entre 1990 y 1994. Pero también advirtieron que las señales de alerta se han manifestado cuando la isla aún no se ha recuperado de la depresión de los años 90.
Estudios especializados indican que Cuba necesitará 10 años más para recuperar los niveles de vida de 1989. «Cualquier deterioro económico alejará aún más esa posibilidad», comentó un economista que solicitó reserva de su identidad. (FIN/IPS/da/ff/if/01