ECONOMIA-AMERICA LATINA: ALCA es un riesgo, alerta Stiglitz

El libre comercio en América no beneficiará a los países latinoamericanos ni caribeños mientras Estados Unidos no levante las barreras que impone a las importaciones, advirtió el estadounidense Joseph Stiglitz, galardonado este año con el premio Nobel de Economía.

«Estados Unidos no está dispuesto a eliminar los generosos subsidios que da a su agricultura, ni la restricción de ingreso a su mercado» de productos como la carne y el azúcar de Brasil, dijo Stiglitz este viernes a IPS en la capital ecuatoriana.

Por lo tanto, agregó, el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que negocian 34 países del continente no beneficiará a los países latinoamericanos y del Caribe y, en cambio, prolongará una relación injusta.

Estados Unidos mantiene su posición iniciar del desmantelamiento arancelario en el ALCA en 2005, pero «sería justo que antes de seguir adelante en las negociaciones se resuelvan los desequilibrios existentes», afirmó el premio Nobel de Economía.

Stiglitz, ex jefe de de economistas del Banco Mundial, visitó Quito invitado por el Banco Central de Ecuador para ofrecer varias conferencias.

También aseguró que los modelos de dolarización, como el de Ecuador, o de caja de conversión vigente en Argentina, aumentan la vulnerabilidad ante los avatares externos.

«Lo sucedido en Argentina, con un tipo de cambio fijo, ha demostrado algunos de los problemas que puede generar un esquema como ése, particularmente una sobrevaloración del dólar, y con ello una sobrevaloración del peso argentino», indicó.

La crisis económica condujo a una depreciación muy fuerte del real brasileño, mientras Argentina tiene dificultades para exportar a Brasil y a Europa debido a su retraso cambiario.

Además, arguyó que la desaceleración de la economía internacional llevará a los países atados al dólar a sufrir «una verdadera incertidumbre sobre su posibilidad de ser competitivos en el mercado mundial».

Mientras, la debilidad de Estados Unidos y Japón alienta la recesión mundial, lo cual conspira contra la economía de América Latina.

«Antes se decía que Estados Unidos estornudaba y México se resfriaba. Con la globalización, Estados Unidos estornuda y toda América Latina y gran parte del mundo resultan con una fuerte gripe. Desafortunadamente, Estados Unidos ahora está con neumonía», explicó.

Stiglitz consideró previsible una agudización de la crisis en Argentina y Brasil porque «la venta de productos básicos caerá y los países que exportan a Estados Unidos deberán hacerlo a bajos precios».

«La economía estadounidense antes de los ataques del 11 de septiembre estaba entrando en una reducción de su crecimiento económico que aún no desembocaba en recesión. Pero los ataques están empujando a esa economía a una recesión», arguyó.

Stiglitz también criticó a la Organización Mundial de Comercio por defender los intereses de los países industrializados en desmedro del mundo en desarrollo. «Aunque congrega a la mayoría de países, la OMC basa sus resoluciones en los intereses de los habitantes del Norte (industrial)», aseguró.

«Una muestra es el impulso que le dieron» al acuerdo sobre propiedad intelectual en la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales multilaterales que culminó con la constitución de la OMC, argumentó Stiglitz.

El economista explicó que los atentados de septiembre podríab afectar el proceso de globalización, porque Washington «está tomando extremas medidas de seguridad que inflan su presupuesto».

También se registran a diario recortes de personal en diferentes servicios de Estados Unidos, lo que afecta el empleo y disminuye el poder de compra contribuyendo a la recesión.

Sin embargo, Stiglitz no cree que Washington esté aplicando los correctivos necesarios, porque apuesta a «la típica política de mercado, que es ineficaz para alejar la ola recesiva».

«En este contexto se deben aplicar, más que nunca, políticas fiscales y destinar los gastos de gobierno a combatir los efectos de los ataques. La salida para la economía, que puede ser larga y profunda, depende de si cuenta o no con estímulos efectivos desde el gobierno», aseguró.

Stiglitz aseguró que, si bien la economía de Ecuador mostró un moderado crecimiento en el último año, «la producción todavía no se encuentra mucho mejor de lo que estaba» en la última crisis hace dos años. Además, «la calidad de vida está estancada y esto es motivo de gran preocupación», dijo.

El economista también cuestionó el crecimiento económico de cinco por ciento previsto entre las condiciones establecidas en el acuerdo entre Ecuador y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo al que acusó de falsear las cifras.

«Yo no le daría mayor peso a esa proyección porque debe estar basada en modelos antiguos. Ellos incluso se inventan los números», afirmó.

Stiglitz ganó el premio Nobel junto con los economistas George Akerlof y Michael Spence, quienes demostraron mediante investigaciones realizadas en los años 70 y 80 el efecto distorsianante de la llamada «asimetría de la información».

De ese modo se designa la situación en que una de las partes involucradas en una relación comercial está en inferioridad de condiciones en cuanto a la información sobre la materia negociada. Los gobiernos deben corregir el problema ejerciendo un papel más fuerte en el mercado, afirmaron los economistas.

«La economía de mercado se caracteriza por la imperfección de la información, con graves consecuencias en el desarrollo de las economías a nivel mundial. Por eso, los modelos que se han aplicado son una ficción porque ignoran fenómenos importantes como el desempleo», aseguró Stiglitz en Quito.

Según el economista, eso se debe a que «los modelos existentes se han basado en que la información es perfecta cuando el libre mercado se caracteriza por la imperfección.»

Stiglitz presidió el Consejo de Asesores Económicos en los primeros años de la presidencia en Estados Unidos de Bill Clinton (1993-2001), y luego fue jefe de economistas del Banco Mundial.

Stiglitz renunció a fines de 1999 a su cargo luego de difundir reiteradas críticas al manejo que hizo el FMI de la crisis financiera de Asia (1997-1998).

Esos comentarios despertaron entonces la ira del presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, del director gerente del FMI, Michel Camdessus, y del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers.

Desde entonces, Stiglitz se ha dedicado a la actividad académica, y en la actualidad es profesor en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

«Las numerosas contribuciones de Joseph Stiglitz transformaron la forma de pensar de los economistas sobre los mercados», declaró el Comité Nobel, de Noruega, al anunciar el galardón el 10 de este mes. (FIN/IPS/kl/mj/if/01

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