Mohammad Yunus, que hace 25 años comenzó en Bangladesh un exitoso camino de asistencia a los más pobres con créditos accesibles, intenta ahora revitalizar en Venezuela una experiencia similar que entiende debe incluirse en el marco de los derechos humanos.
Yunus, impulsor del sistema en 1976 en su país y poco después creador del Grameen Bank (Banco de los Pobres), y otros dos especialistas de Bangladesh, visitaron este mes Venezuela para asesorar las nacientes experiencias de microcrédito impulsadas por el gobierno de Hugo Chávez.
El presidente venezolano se entrevistó con Yunus a mediados de año, en el marco de una gira por Asia, donde acordó traer a su país la experiencia y conocimientos desarrollados en Bangladesh.
«El sistema de microcréditos debe empezar a llegar a los sectores más pobres de la población, esa es una de las recomendaciones que le he hecho a Chávez», declaró Yunus en Caracas.
Chávez creó a fines de 1999 el Banco del Pueblo Soberano, con tres líneas de crédito iniciales llamadas solidario, para la mujer y productivo. Pero a mediados de este año fue removida la dirección del proyecto tras resultados poco halagüeños y denuncias de corrupción.
El Banco del Pueblo Soberano sólo concedió créditos por 2,8 millones de dólares el año pasado, pese a contar con un capital disponible de 30 millones de dólares.
El ex presidente del banco Francisco Rodríguez atribuyó el bajo rendimiento a «la falta de un marco legal adecuado» y de una estructura acorde.
Por otra parte, Chávez anunció el 15 de enero la creación del Banco de la Mujer, una nueva iniciativa destinada a la población femenina pobre del país.
El nuevo proyecto comenzó a funcionar en agosto, con un capital de 14 millones de dólares y una oferta crditicia de entre 420 y 7.000 dólares para pequeños proyectos de desarrollo.
Además, el gobierno impulsó en el parlamento la denominada ley de Microfinanzas, que entró en vigor el 23 de abril, y ahora prepara la reforma de la Ley de Bancos que contendrá un capítulo destinado a la materia, con el fin de incentivar la actividad del sistema privado.
«No vean esta medida como una imposición, sino como una oportunidad de negocios», dijo Yunus a los banqueros venezolanos, en una reunión convocada para intercambiar puntos de vista sobre la experiencia en Bangladesh.
Yunus insistió ante el gobierno venezolano en la necesidad de que los proyectos no sean únicamente figuras estatales, sino que se incorporen la empresa privada y las organizaciones de la sociedad civil.
«El Estado debe limitarse a crear las condiciones para llevar a cabo esta idea», precisó el especialista, para quien «no se debe incentivar únicamente a la banca, pues también debería participar cualquier empresa interesada en otorgamiento de los microcréditos».
La presidenta del Banco de la Mujer, Nora Castañeda, dijo a IPS que es partidaria de crear vínculos con grupos no gubernamentales y otras entidades oficiales que trabajan con mujeres, para así ampliar la base de acción de la institución.
Castañeda, recogiendo la experiencia asiática, comentó que se pondrá en práctica la fórmula de fomentar la asociación de cuatro o cinco mujeres para acceder a un crédito, en el cual cada una es responsable tanto de su parte como del monto total.
El Grameen Bank de Banlgadesh cuenta actualmente con más de dos millones de deudores, que pagan con puntualidad. «Los pobres sí pagan», ratificó Yunus, y la experiencia parece darle la razón. La mora en su proyecto de 25 años está en torno del uno por ciento, informó.
Por otro lado, Yunus aseveró que «existe un compromiso enorme del gobierno (de Chávez)» con la promoción del microcrédito, pero de la evaluación realizada por expertos del Grameen Bank se desprende que «aún los microcréditos no están descendiendo a las áreas más necesitadas».
El pionero en estas experiencias recalcó que otra recomendación hecha a las autoridades venezolanas fue la necesidad de lograr que el sistema de microfinanzas sea autosustentable.
«No debe depender del financiamiento del Estado o de sus subsidios, sino convertirse en un sistema bancario genuinamente comercial», explicó.
Para lograr una experiencia más efectiva, Yunus recomendó también salir de Caracas y de sus zonas aledañas. «El reto es llevar la iniciativa a las regiones del interior del país, a las comunidades más aisladas y en extrema pobreza», añadió.
El fundador del Banco de los Pobres de Bangladesh confirmó que en su asesoría a Venezuela se logró, junto con los participantes venezolanos en esta área, la creación de una metodología adecuada para llevar adelante la práctica del microcrédito.
«Sólo falta implementarla», sentenció. (FIN/IPS/ac/dm/dv-if/01