El número de personas que padecen hambre en Asia aumentará en los próximos meses debido a las consecuencias económicas de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, advirtieron expertos.
Los asiáticos hambrientos ya suman cientos de millones, señaló R.B. Singh, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la región de Asia-Pacífico.
«Su acceso a los alimentos se reducirá y la pobreza les impedirá adquirirlos», previno.
Asia alberga a dos tercios de los 500 millones de hambrientos del mundo, la mayoría de ellos en India, Pakistán y Bangladesh.
«Los países de Asia-Pacífico sufrirán mucho», advirtió también Kim Hak-Su, secretario ejecutivo de la Comisión Social y Económica de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP).
«La recesión económica en Estados Unidos afectará a muchos países asiáticos, en particular a aquellos que tienen sectores de manufactura y exportación dependientes del mercado estadounidense», explicó.
La caída de la demanda estadounidense provocará el cierre de empresas asiáticas y el consiguiente aumento del desempleo, prevé Kim. «Esto tendrá un impacto en las familias, y afectará incluso la educación de los niños», dijo en Bangkok.
Las consecuencias sobre la salud son igualmente preocupantes. «Si la economía se deteriora, la atención de la salud también», señaló Bjorn Melgaard, director de la oficina de la Organización Mundial de la Salud en Tailandia.
El incremento de la pobreza volverá a la gente más vulnerable a las enfermedades, «en especial a mujeres y niños», dijo.
Al mismo tiempo, agregó Melgaard, los hospitales podrían tener dificultades para atender al público debido a la falta de medicamentos y de personal.
Los nuevos problemas económicos se suman a otros existentes antes del 11 de septiembre en algunas partes de Asia.
Taiwan, Singapur, Malasia y Filipinas ya habían revisado a la baja sus previsiones de crecimiento económico debido a la reducción de sus exportaciones de artículos electrónicos, mientras que Indonesia todavía no había superado los efectos de la crisis financiera estallada en la región en 1997.
Pero sin duda los atentados en Nueva York y Washington, perpetrados con aviones comerciales secuestrados, perjudicaron a una importante fuente de ingresos para varios países asiáticos: el turismo.
Desde el 11 de septiembre, numerosos turistas cancelaron sus viajes por temor al terrorismo.
La Autoridad de Turismo de Tailandia, un país que el año pasado obtuvo 6.500 millones de dólares de la industria turística, advirtió que la llegada de visitantes en el período pico de octubre y noviembre podría caer hasta 30 por ciento en comparación con igual período del año pasado.
En Nepal, las autoridades turísticas informaron que 50 por ciento de las reservas de hotel fueron canceladas.
«Los ingresos generados por el turismo fueron terriblemente afectados», señaló el Banco Mundial esta semana en una evaluación preliminar de los efectos económicos de los ataques terroristas.
«Las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre afectarán a distintos grupos de países en desarrollo de diferente forma, en reflejo de sus vulnerabilidades particulares», señaló el Banco.
«En los países más pobres que caigan en la recesión debido a la caída de las exportaciones, del turismo, de los precios de los productos básicos o de las inversiones extranjeras, el número de personas que viven con menos de un dólar al día aumentará», previno la institución financiera.
Incluso en aquellos países que sólo experimenten un enlentecimiento de su crecimiento económico, «menos personas podrán salir de la pobreza de las que hubieran podido en otras circunstancias», pronosticó.
Kim, de ESCAP, advirtió que los gobiernos asiáticos deben estar preparados para enfrentar graves problemas sociales en los próximos meses.
El aumento de la pobreza y del número de pobres en Asia parece inevitable, «y los gobiernos deben prepararse para un aumento de las tensiones sociales», concluyó. (FIN/IPS/tra-en/mmm/js/mlm/dv/01