El angloamericano, idioma hablado en Estados Unidos, es el esperanto del siglo XXI, o sea, la lengua mundial por excelencia, dijo este viernes George Steiner al recibir en España el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Steiner, nacido en París en 1929 en una familia judía de origen vienés, reside desde 1940 en Estados Unidos y en Gran Bretaña, y es licenciado en literatura, matemáticas, física y filosofía.
Durante 25 años fue crítico literario de la revista New Yorker y después del diario The New York Times, ambos de Nueva York, y de la revista The Economist, de Londres. Es considerado uno de los mejores ensayistas de la actualidad. Su última obra se titula «Gramáticas de la creación», publicada este año.
Basándose en esa gramática afirmó que al crearse el mundo, «el hombre hablaba una lengua de origen divino» y que ese habla «era idéntica a la realidad».
Sin embargo, después de la caída de las torres de Babel, «con la desintegración de una lengua adánica y uinificada en un sinfín de lenguas incomprensibles entre sí», quedó claro que ninguna lengua natural iba a restaurar la armonía y el acuerdo universal, dijo Steiner.
Entonces, se empezó a buscar «una interlingua artificial», un sistema lingüístico que todas las personas pudieran compartir, observó.
Steiner mencionó el esperanto, un intento de lengua artificial comprensible por todos los habitantes del planeta, y afirmó que hoy, por primera vez, una «lengua mundial inunda el planeta».
Se trata del «angloamericano, que —en virtud de su dominio económico, comercial, tecnológico y de los medios de comunicación— pronto será hablado por tres quintos de la humanidad como primera o segunda lengua».
Para el experto, «los beneficios son evidentes», pues con el dominio de esa lengua se facilitan enormemente el comercio internacional, el progreso conjunto de la ciencia y de la tecnología, el almacenamiento y accesibilidad de la información, la organización del ocio y del deporte a escala global, y el viajar».
«En la India, los especialistas en oncología, divididos de otro modo por unas cuatrocientas lenguas, pueden trabajar juntos hablando inglés», ejemplificó.
«Mediante el angloamericano, los satélites de comunicación pueden contribuir a supderar el fanatismo político e ideológico y la censura de regímenes retrógrados y despóticos», agregó. Por ello, dijo, «la reclusión en solitario del espíritu humano se está convirtiendo en algo cada vez más difícil de imponer».
Además, subrayó que «la autonomía lingüística, la determinación de sus hablantes de preservar su identidad, de mantener vivo su patrimonio presionado por un orden planetario cada vez más estandarizado, también es fuente de odio y de violencia».
Para Steiner, «los idiomas juegan un papel decisivo y atávico» en los conflictos étnicos de Europa, ya que la limpieza étnica «a menudo es organizada y desencadenada alrededor de la limpieza lingüística».
A pesar de exponer esas ideas, al término de su discurso, expresó su esperanza de que se puedan resolver las contradicciones con la educación y el multilingüismo, alentado en la primera infancia.
«No tengo ninguna solución», dijo, ya que «un idioma criollo global de los medios de comunciación basado en el inglés americano es una perspectiva demoledora», e «igual de demoledora es la continuación de los regionalismos y odios lingüísticos».
«Que los más sabios que yo traten esta cuestión. Es urgente», exhortó.
Por su parte, otra premiada, la novelista británica Doris Lessing, indicó que «el inglés que se habla en Estados Unidos o en las Antillas no es el inglés de Inglaterra» y que «el español no es el mismo en Argentina o en España», así como «el portugués de Brasil no es el portugués de Portugal»
Lessing, nacida en Irán, donde su padre era oficial del ejército británico, se lamentó de la desaparición de la educación humanista, al extremo de que en muchos países la Biblia y la religión ya no son materia de estudio.
La novelista, que residió en Zimbabwe y actualmente vive en a Gran Bretaña, manifestó que las culturas cambian a extremos que ella considera terribles.
Lessing publicó una treintena de novelas, caracterizadas por un aire progresista y anticolonialista.
Steiner y Lessing fueron elegidos entre los premiados para hablar ante un auditorio que reunió a la reina Sofía de España, ministros, autoridades, intelectuales, artistas y empresarios de todo el país, además de invitados extranjeros.
Al cerrar el acto, el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, heredero de la corona española, mencionó los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos y manifestó su convicción en que no deben ser motivo de temor.
Hay que buscar «lo que nos une y nos salva, es decir, el amparo y la generalización universal de los derechos humanos, el respeto a las diferencias entre culturas y civilizaciones y el convencimiento de que el sentimiento religiosa constituye una honda actitud ética y espiritual que nos ayuda a ir al encuentro de los demás», dijo.
«No queremos que la historia de los hombres sea una vez más la de sus guerras, sino la que se guíe por la voluntad de construir una comunidad universal en paz y en libertad», afirmó el príncipe Felipe.
Los otros galardonados fueron el Colegio de México y Juan Iglesias Santos, quienes recibieron el premio de Ciencias Sociales, la Estación Espacial Internacional, galardonada con el de Cooperación Internacional y la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, que recibió el premio de la Concordia. (FIN/IPS/td/mj/cr/01