La cantidad de turistas extranjeros no será este año en Cuba la que se esperaba y esa perspectiva, una consecuencia de la tensión internacional, obligará al gobierno a reducir su previsión de crecimiento económico.
El arribo de turistas continuará en aumento, pero no en la alta proporción que se verificaba desde 1990, y algunos expertos coinciden en que puede agravarse la situación económica general, debido a problemas con el azúcar y el níquel, dos de los principales productos de exportación.
La producción azucarera fue sólo de 3,5 millones de toneladas este año y los precios del níquel cayeron.
El turismo aporta casi la mitad del ingreso de divisas de Cuba, mientras que el azúcar, el níquel, el tabaco, los productos del mar y el ron suman 80 por ciento de las exportaciones.
Luego de varias semanas de conjeturas y pronósticos adversos, el ministro de Turismo, Ibrahim Ferradaz, admitió que por segundo año consecutivo no se logrará recibir dos millones de visitantes, como era la meta buscada.
«Los trágicos sucesos del 11 de septiembre (en Nueva York y Washington) determinan que eso no se cumplirá», dijo Ferradaz, quien calcula para este año un crecimiento del turismo entre cinco y siete por ciento, en lugar del proyectado 12,7 por ciento.
La nueva meta prevé el arribo al país de alrededor de 1,9 millones de turistas, más que el año pasado, que llegaron casi 1,8 millones, pero menos de lo que se aspiraba, señaló.
El turismo logró en 2000 ingresos, directos o indirectos, cercanos a los 2.000 millones de dólares.
Ferradaz no hizo proyecciones respecto de los ingresos esperados para este año, aunque insistió en que la situación internacional del momento es «coyuntural» y coincidió con la temporada turística baja en la isla de régimen socialista.
Entre las medidas encaminadas por Cuba para afrontar la situación derivada de los atentados en Estados Unidos, que afecta en especial al Caribe, el funcionario mencionó el cierre de 20 de los 247 hoteles existentes en el país y la clausura temporal de algunos pisos o áreas dentro de algunas de otras instalaciones.
Cuba mantiene hoy una ocupación de entre 45 y 50 por ciento de su capacidad hotelera, en el marco de una retracción que afecta con mayor fuerza a La Habana y al balneario de Varadero, polos turísticos que reciben a casi 75 por ciento de los visitantes.
Medios sindicales confirmaron que una serie de medidas de racionalización laboral involucran hasta ahora a unos 8.000 de los más de 86.000 afiliados al Sindicato de Trabajadores de Hotelería y el Turismo.
Según el semanario Trabajadores, portavoz de la Central de Trabajadores de Cuba, el personal con vacaciones acumuladas disfruta ahora de su descanso y otros fueron enviados a cursos de recalificación.
«Mi hermana trabaja en uno de los hoteles cerrados. La mandaron para la casa, pero aprovechará para perfeccionar su inglés», comentó Alberto Meza, taxista privado, quien aseguró que su actividad también sufre las consecuencias de la crisis.
Algunos trabajadores fueron destinados a la reparación de las instalaciones turísticas, entre otras fórmulas de reubicación encaminadas a reducir la cantidad de personas en receso, que reciben la totalidad de su salario en el primer mes y 60 por ciento en el siguiente.
«No sé de nadie que haya sido despedido, pero el que trabaja en turismo mejora su salario con las propinas. En eso, mi hermana perdió y ojalá que esto no dure mucho», acotó Meza.
Las previsiones de Ferradaz indican que las cosas podrían mejorar a partir de diciembre, teniendo en cuenta que «Cuba es un país de altísimo nivel de seguridad» y depende poco de Estados Unidos.
El embargo de Washington contra Cuba, vigente desde comienzo de los años 60, impide no sólo el comercio, sino también el viaje de estadounidenses a la isla.
A pesar de esas trabas, entre 3,5 y cuatro por ciento de los visitantes llegados a Cuba el año pasado procedían de Estados Unidos.
Las estadísticas indican que más de la mitad de los turistas extranjeros son europeos, aunque Canadá sigue siendo el primer emisor de turistas a Cuba.
Medios no oficiales prevén que la depresión en la rama más dinámica de la economía cubana obligará a un reajuste en las expectativas de crecimiento para 2001, situadas aún entre 4,5 y cinco por ciento.
El producto interno bruto aumentó 3,6 por ciento en el primer semestre del año, marcado fundamentalmente por la caída de la producción azucarera.
Expertos señalan que el carácter «estacional» de la economía cubana supone que sea muy difícil alcanzar en el segundo semestre lo que no se logró en el primero, «de modo que las expectativas de crecer no son muchas».
El crecimiento de la economía fue de 5,5 por ciento el año pasado, ante lo cual hubo un alerta gubernamental de que la situación financiera del país continuaría limitando el proceso de recuperación económica. (FIN/IPS/pg/dm/if/01