CUBA-RUSIA: Nuevo desacuerdo entre dos ex compañeros de ruta

El rechazo de Cuba al anunciado retiro de una base de inteligencia electrónica de Rusia en la isla puso en evidencia un nuevo desacuerdo entre dos países que fueron compañeros de ruta hasta la caída de la Unión Soviética en 1991.

«El acuerdo sobre el Centro Radioelectrónico de Lourdes no está cancelado, ya que Cuba no ha dado su aprobación», dijo este jueves el gobierno de Fidel Castro, en respuesta al anuncio hecho el miércoles por el presidente ruso Vladimir Putin.

En una declaración divulgada por todos los medios estatales de prensa, La Habana consideró «necesario que Rusia continúe negociando con el gobierno cubano, tomando en cuenta que hay importantes cuestiones por resolver» respecto del centro de inteligencia.

En la actual situación internacional, en que «la política agresiva y belicista del gobierno de Estados Unidos es mayor que nunca», el retiro de Lourdes conlleva «un grave peligro para la seguridad de Cuba», agregó.

Putin dijo el miércoles en Moscú que su país desmantelará, al parecer entre el año en curso y 2002, el Centro de Lourdes, en las afueras de La Habana, y la base de Cam Ranh, en Vietnam.

El gobierno ruso atribuyó la decisión al cambio de la situación político-militar en el mundo y razones financieras, pues el arriendo anual del Centro de Lourdes «asciende a 200 millones de dólares, sin tener en cuenta el mantenimiento del personal».

«Con ese dinero podemos comprar y lanzar al espacio 20 satélites de reconocimiento, así como comprar unos 100 radares», dijo el jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, general Anatoli Kvashnin, citado en el comunicado cubano.

El anuncio de Putin cortó abruptamente las conversaciones que se desarrollaban con La Habana sobre el centro de inteligencia, ante la inminencia de una reunión entre el gobernante ruso con su par estadounidense, George W. Bush.

Putin participará esta semana en la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC), en la ciudad china de Shanghai, ocasión que aprovechará para reunirse con Bush y otros gobernantes.

La urgencia rusa de anunciar públicamente y de inmediato el desmantelamiento del centro de Lourdes responde al deseo de Putin de presentarse a la reunión en Shangai con las dos noticias, según la declaración cubana.

«Cualquiera comprende cuán agradables» son estos anuncios «para su interlocutor» Bush, «la de Cam Ranh, aunque intrascendente en los hechos, muy simbólica», y «la de Cuba, un especial obsequio», sostiene el texto emitido este jueves.

Pese al desacuerdo, Castro prefirió abstenerse «de hacer en este momento enjuiciamiento o crítica» sobre lo anunciado por Putin. «Tal vez» el presidente ruso no recibió a tiempo «nuestros bien fundados argumentos y sugerencias», sostuvo el gobierno cubano.

El Centro Radioelectrónico de Lourdes fue creado en 1964, dos años después de la Crisis de Octubre que puso al mundo al borde de una conflagración nuclear y que motivó el primer gran desacuerdo público entre Moscú y La Habana.

Ese conflicto concluyó luego que Nikita Jruschov, entonces secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, negoció con Estados Unidos el retiro de los misiles instalados en Cuba.

El acuerdo Moscú-Washington salvó al mundo, pero molestó especialmente a Castro, porque Cuba fue excluida del diálogo y las decisiones se tomaron sin su participación. Desde su punto de vista, los cohetes debían quedarse.

A principios de los años 80, un segundo desencuentro con Moscú dio a La Habana la certeza de que el «hermano mayor» —como se consideraba por su proximidad ideológica y asistencia a la hoy disuelta Unión Soviética— no acudiría en su ayuda ante una eventual agresión externa.

El caso fue revelado por primera vez públicamente en 1993 por Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas, primer vicepresidente cubano y hermano del presidente.

«Era el momento más virulento del primer periodo» de gobierno del presidente estadounidense de Ronald Reagan, dijo al diario el Sol de México Raúl Castro, quien por esa época viajó a Moscú en demanda de apoyo.

La gestión resultó infructuosa, pues «fue precisamente en ese momento de mayor peligro que la dirección soviética nos hizo saber solemne, clara y oficialmente, que frente a una eventual agresión militar del Pentágono (Departamento de Defensa estadounidense), Cuba se vería dramáticamente sola», añadió.

Sin embargo, el propio Raúl Castro estimó en unos 10.000 millones de dólares, según precios de la época, el armamento entregado por la Unión Soviética en unas tres décadas de amplia cooperación militar bilateral.

El suministro de armas concluyó en 1990, en tanto a mediados de 1993 se retiraron los últimos efectivos de la Brigada de Infantería Motorizada rusa, que permanecía desde la Crisis de Octubre.

La base de Lourdes, cuyo personal ascendería a unos 1.500 técnicos y soldados rusos a los que se suman sus familiares, fue visitada en diciembre por Putin, acompañado de los hermanos Castro.

En esa oportunidad, «no se habló la más mínima palabra sobre la retirada» de la base, y, «por el contrario, se habló de la idea de su mayor desarrollo y modernización», según el comunicado del gobierno cubano.

Fuentes estadounidenses afirmaron que la actividad del centro aseguraba a Rusia 75 por ciento de su información militar, aunque también resultaba útil para las comunicaciones de Moscú con algunas regiones geográficas y con sus flotas mercantes y pesqueras.

Cuba también se «beneficiaba con parte de la información adquirida, relativa a la seguridad de nuestra patria», dijo el gobierno de Castro en su declaración.

«La Unión Soviética no abonaba un solo centavo por los servicios que recibía de Cuba, tomando en cuenta la colaboración estrecha existente entonces tanto en el campo económico como militar», recordó.

Pero al desaparecer la Unión Soviética, las reglas de juego cambiaron y se determinó un acuerdo que incluía el pago a Cuba en productos rusos o en divisas por los servicios que prestaba a las instalaciones.

«El pago ascendió a 90 millones de dólares en 1992, 160 millones entre 1993 y 1995, alcanzando entre 1996 y 2000 los 200 millones mencionados por el general Anatoli Kvashnin», detalló la declaración cubana. (FIN/IPS/pg/mj/ip/01

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