El aborto es ilegal en Corea del Sur y formalmente conlleva pena de prisión, pero esa amenaza no impide que cada año, un millón y medio de mujeres interrumpan su embarazo, en un país de 47 millones de habitantes.
Esa cantidad, calculada por especialistas, equivale a unos 4.000 abortos por día, el doble de los nacimientos registrados.
El aborto es un secreto a voces y cualquier mujer que desee interrumpir su embarazo simplemente puede «acudir al consultorio del obstetra de su barrio» y pedírselo, dijo Choi Jung-Min, directora de la Liga de Acción contra el Aborto.
«El médico tiene escasos motivos para rechazar la solicitud», porque «los abortos son una buena fuente de ingresos», dijo Choi.
Un aborto cuesta entre 300.000 y un millón de won (entre 230 y 770 dólares), pero aún así se ha transformado en una opción automática para aquellos surcoreanos que se enfrentan a un embarazo indeseado o descubren que el bebé que esperan es del sexo femenino.
Cerca de 58 por ciento de los abortos practicados en este país se deben a fallas anticonceptivas o a la negativa de los padres a tener una niña, según una investigación de la empresa Gallup.
Algunos expertos creen que la «popularidad» del aborto se debe a una ley que virtualmente derogó la norma que lo penaliza.
En 1973 fue promulgada una ley que permite el aborto en casos especiales. Por ejemplo, cuando se prevé que el bebé nacerá con alguna discapacidad o el embarazo pone en peligro la vida de la gestante.
En ese entonces estaba en curso una campaña que promovía la familia con sólo dos hijos y el Estado otorgaba subsidios a las mujeres pobres o las adolescentes que decidieran practicarse un aborto.
Ahora el gobierno cambió su política y estimula las familias numerosas, por eso los grupos contrarios al aborto esperan que las autoridades comiencen a reprimir esa práctica.
Corea del Sur experimentó una caída récord de la tasa de nacimientos en los últimos 40 años. En los años 60, una familia promedio tenía de cuatro a cinco hijos, pero actualmente, las más numerosas sólo tienen dos.
Aparentemente, los surcoreanos no están dispuestos a tener más hijos, y además los embarazos indeseados aumentaron, porque los adolescentes inician su vida sexual a edad más temprana.
Pero, sin duda, las mujeres prefieren evitar el aborto, y por eso muchas de ellas se rebelaron cuando algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) intentaron obtener la prohibición de un «anticonceptivo de emergencia».
Desarrollada por el laboratorio francés Groupe Roussel Uclar, la droga Ru486 previene embarazos indeseados, aún si se toma 72 horas después de la relación sexual.
Cerca de 63 por ciento de los farmacéuticos entrevistados en Seúl entre el 3 y el 7 de septiembre declararon que ya estaban vendiendo Ru486, y 92 por ciento de 50 obstetras encuestados dijeron que ya prescribían esa píldora, informó el legislador opositor Kim Hong-Shin.
La oposición al RU486 por «respeto a la vida y moralidad» es ingenua, opinó la ama de casa Lee Jae-Kyong.
Los críticos de la píldora deben comprender que los embarazos indeseados terminan irremediablemente en el aborto, que causa más angustia a las mujeres, señaló Lee.
«Fui a visitar a mi obstetra porque estaba atrasada en mi período menstrual. El médico se limitó a decirme que volviera en unos días», relató Lee.
«Pero yo fui a la farmacia a comprar el RU486, que me ayudó a evitar un embarazo indeseado y también un aborto», agregó.
Pero las ONG opuestas a esa píldora afirman que esas actitudes son peligrosas, porque se basan en la falta de educación adecuada sobre anticonceptivos y en el uso riesgoso de drogas sobre las que los usuarios conocen muy poco. (FIN/IPS/tra-en/amy/ccb/mlm/pr/01