La matanza hace 33 años en México de unos 300 estudiantes que exigían democracia permanece impune, pese a la salida del PRI del gobierno y de las promesas de justicia del presidente Vicente Fox, que ya dejó de lado la anunciada creación de una Comisión de la Verdad.
Portavoces del gobierno de Fox, el primero ajeno al PRI (Partido Revolucionario Institucional) en 71 años, declararon el martes, como lo han hecho periódicamente desde su asunción en diciembre, que ahora sí se aclarará el crimen.
Los archivos policiales sobre la matanza serán abiertos para que «sean las instituciones de justicia las que actúen», pero «vamos a seguir adelante sin venganzas ni cacería de brujas», dijo el secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Santiago Creel.
Fox juró durante la campaña electoral que el pasado no sería enterrando en la impunidad y precisó que el asesinato en 1968 de unos 300 jóvenes a manos de soldados sería esclarecido en forma definitiva.
Sin embargo, hasta ahora no se ha registrado ningún avance en las investigaciones sobre esos hechos ni respecto de otros delitos vinculados a la pasada represión política.
Además, Creel aseguró el martes que ya no está en los planes del gobierno crear una Comisión de la Verdad, prometida por Fox para esclarecer la matanza de Tlatelolco, así como las detenciones y desapariciones de unos 500 opositores al PRI en los años 70 y 80.
El secretario de Gobernación añadió que serán las instituciones de justicia las que analicen los crímenes del pasado.
«El gobierno de Fox no quiere, y quien sabe si vaya a querer algún día», esclarecer aquellos hechos, dijo Pablo Gómez, entonces dirigente estudiantil y testigo del crimen.
En la tarde del 2 de octubre de 1968, militares abrieron fuego sobre más de 5.000 personas que se habían reunido en la plaza de la Tres Culturas o Tlatelolco, en el centro de la capital, para continuar una serie de protestas contra el gobierno del PRI, encabezado entonces por Gustavo Díaz Ordaz.
A la noche de ese día decenas de cadáveres fueron retirados de la plaza. El gobierno afirmó que entre la multitud se escondían guerrilleros y terroristas profesionales.
Los reportes de la época hablan de que también unos 2.000 jóvenes fueron desnudados y golpeados en cárceles públicas y militares.
El movimiento estudiantil «no era más que un contubernio asqueroso de conspiradores infiltrados» que respondían a las consignas del comunismo, declaró Díaz Ordaz.
La matanza que marcó toda esa generación pasó a la historia como uno de los momentos más importantes de la lucha por la democracia en México, pero también como un crimen de Estado.
Los acontecimientos del 2 de octubre de hace 33 años, que algunos consideran una división de aguas en la historia mexicana, pusieron fin a varias semanas de movilizaciones estudiantiles y huelgas para reclamar justicia y democracia, en un país en que regía un sistema democrático formal.
En las banderas de lucha de aquellos años se confundían tanto el rock como el guerrillero Ernesto Che Guevara y el líder revolucionario mexicano Emiliano Zapata.
Los remanentes del sanguinario hecho, perpetrado 10 días antes de la inauguración en la capital de los XIX Juego Olímpicos y del que la mayoría de jóvenes se sienten hoy ajenos, son el proceso de democratización de los últimos años y el avance de los partidos de oposición, según historiadores.
El martes, al igual que en años anteriores, cientos de estudiantes y activistas de grupos políticos de izquierda marcharon por calles de la capital de México para exigir castigo contra los responsables de la matanza de los jóvenes.
Diputados de oposición que investigaron el crimen de Tlatelolco en los últimos cinco años no pudieron avanzar demasiado, debido a la prohibición de acceder a los archivos del gobierno y a la pérdida de documentos clave.
Si el presidente Fox en verdad quiere aclarar el asunto, el Congreso legislativo puede apoyarlo, expresó Gómez, hoy dirigente del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El PRD presentó un proyecto de ley para establecer una comisión especial en el Congreso con amplias facultades para investigar la matanza de Tlatelolco y otros hechos represivos, pero el PRI y el gobernante Partido Acción Nacional se opusieron.
Analistas políticos indican que Fox maneja las acusaciones del pasado con cautela, pues necesita del apoyo del PRI en el Congreso para llevar adelante sus proyectos.
El PRI, al que se acusa de haber gobernado 71 años bajo la sombra de la corrupción y los fraudes electorales, es la principal fuerza parlamentaria, pese a no tener mayoría.
El partido de Fox y el PRD sumados alcanzan la mayoría de votos en el Congreso y podrían realizar un acuerdo para aclarar los crímenes del pasado, pero al parecer al gobierno eso no le interesa, expresó Gómez. (FIN/IPS/dc/dm/hd/01