La organización ecologista internacional Greenpeace solicitó al gobierno de España que cierre los puertos a los barcos pesqueros con bandera de conveniencia que faenan de manera ilegal en costas africanas.
La responsable de la campaña oceánica de Greenpeace, María José Caballero, aseveró el jueves a IPS que España es el segundo país con más empresas que utilizan barcos de bandera de conveniencia, después de Taiwan.
Caballero, citando a la agencia de servicios marítimos Lloydos, precisó que 116 de los 167 barcos pesqueros de la Unión Europea (UE) que operan con esta modalidad son de propiedad española.
Sin embargo, la Consejería (ministerio) de Pesca de Galicia, la comunidad autónoma dominante en el sector pesquero español, desmintió esa estadística sobre la cantidad de buques de la UE.
El barco MV Greenpeace atracó el miércoles en el puerto gallego de Vigo, la mayor terminal pesquera de Europa, tras realizar una expedición para documentar el saqueo de los recursos marinos en la costa occidental de Africa.
El buque de la organización ecologista recorrió en septiembre las aguas que bañan las cosas de Sierra Leona, Guinea Ecuatorial, Guinea Conakry y Guinea Bissau, donde la pesca ilegal constituye uno de los mayores problemas para la subsistencia de las poblaciones locales.
De esa manera, Greenpeace pudo comprobar que muchos de los barcos saqueadores tienen una relación directa con España, ya que efectúan sus descargas regularmente en el puerto de la Luz, en la isla de Las Palmas de Gran Canaria, frente a la costa noroccidental de Africa, aseguró Caballero.
«Es una vergüenza que, mientras Sudáfrica impide que esos barcos atraquen en sus puertos, España lo permita», puntualizó la activista, quien participó de la expedición.
Antes de dirigirse a Vigo, el MV Greenpeace estuvo en el puerto de la Luz, donde denunció lo que la organización ecologista considera «una situación totalmente inaceptable para un país como España, que intenta abanderar la lucha contra la pesca ilegal».
«Nuestro objetivo es conseguir que el gobierno español actúe contra aquellos que sólo buscan un beneficio rápido y a corto plazo, saqueando los recursos pesqueros y sin importarles el perjuicio que ocasionan a aquellos pescadores que respetan escrupulosamente las leyes para ganarse la vida», dijo Caballero.
En su reclamo, Greenpeace toma en cuenta que España ocupará la presidencia de la UE en el primer semestre de 2002 y que el gobierno del centroderechista José María Aznar «ha comenzado recientemente a dar los pasos necesarios para erradicar esta lamentable práctica».
Ese primer paso consistió en introducir en la nueva ley de Pesca la posibilidad de sancionar e incluso retirar la licencia a aquellos capitanes españoles que se vean envueltos en este tipo de actividades ilegales.
Además, Caballero comentó que Aznar «también se ha comprometido a desarrollar su propio plan nacional contra la pesca ilegal». Para Greenpeace este hecho constituye un excelente primer paso, pero el trabajo debe continuar, para que sea efectivo.
Greenpeace demandó a los distintos gobiernos, en especial al de España por la importancia del sector pesquero de este país, el cierre de los puertos a los barcos con bandera de conveniencia y que no se permita llegar a los mercados las capturas realizadas con esas embarcaciones.
Asimismo consideró muy importante que se impida legalmente que las compañías puedan ser propietarias u operar con barcos con bandera de conveniencia, la mayoría de éstas pertenecientes a países considerados por la organización «paraísos fiscales».
Caballero relató que en un solo día de septiembre los servicios de vigilancia senegaleses frente a las costas de Guinea Conakry detectaron 32 barcos de pesca y dos naves congeladoras, todos sin banderas nacionales ni señas de identificación.
La mayoría de esos barcos son los denominados arrastreros, o sea que lanzan grandes redes que atrapan todo lo que encuentran bajo las aguas, arrasando los fondos marinos.
La activista agregó que observó rastros de fango de varios kilómetros en la superficie del mar, «lo cual da una idea del terrible daño que ocasionan en los fondos marinos». (FIN/IPS/af/dm/en/01
