La protección del ambiente requiere una mayor justicia social y un papel protagónico de la sociedad civil, afirmaron diversas organizaciones no gubernamentales de América Latina y el Caribe reunidas en esta ciudad brasileña.
Los activistas finalizaron el martes un foro de dos días, que se realizó de modo paralelo a la reunión de ministros de Ambiente de la región preparatoria de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable del año próximo en Johannesburgo, Sudáfrica.
Varias decenas de organizaciones no gubernamentales emitieron una declaración en que reconocen la vigencia de lo acordado hace nueve años en la Cumbre de la Tierra, celebrada también en Río de Janeiro, referencia de la conferencia prevista en Sudáfrica.
Pero también advirtieron el incumplimiento de los compromisos firmados en 1992.
Así mismo, reclamaron que, para la construcción del desarrollo ambientalmente sustentable, eje de la cita de 2002, se abra «un diálogo amplio y nuevos espacios de participación de la sociedad civil en la toma de decisiones».
«El aprendizaje de estos años (desde 1992) nos dice que la tarea no debe circunscribirse sólo a los gobiernos, porque no va a tener éxito», dijo a IPS el ex presidente de Panamá Nicolás Ardito Barletta, participante en el foro.
Ardito Barletta recibió a mediados de año en Barbados el mandato para representar en Río de Janeiro a una coalición de organizaciones no gubernamentales y empresarios centroamericanos y caribeños, para fijar posición a favor del crecimiento económico armónico con el ambiente y con el desarrollo humano.
«Al colocar en la agenda de discusión el desarrollo sostenible no estamos hablando sólo de la protección ambiental sino del ataque frontal a la pobreza y a la exclusión de los marginados del proceso de desarrollo humano», recalcó.
Sara Larraín, de la organización no gubernamental Chile Sustentable, dijo que el reto para América Latina y el Caribe «es avanzar paralelamente en la lucha contra la pobreza y contra el deterioro ambiental», pues la región tiene grandes desigualdades sociales y una enorme riqueza en materia de biodiversidad.
Larraín participó en el foro paralelo y también figuró entre los expositores en un seminario para periodistas organizado por IPS y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), realizado en el marco de la reunión ministerial.
Para la activista chilena, el desempleo, la informalidad y la mala distribución de la riqueza hacen que la región latinoamericana y caribeña sea «insustentable», según los actuales modelos de desarrollo.
Por eso, dijo, es necesario abrir un nuevo debate en que se incorpore la dimensión ambiental al debate político-social.
Al referirse al balance del camino recorrido tras la Cumbre de la Tierra de 1992, Larraín aseveró que «el deterioro ambiental es claro», lo que se constata en la deforestación, el desequilibrio climático y una merma en la calidad de vida de las poblaciones urbanas y rurales.
La declaración final de la reunión de organizaciones no gubernamentales considera vigentes los principios y objetivos acordados en la Cumbre de la Tierra, en que se celebró por primera vez un foro paralelo al oficial para la participación de la sociedad civil.
«Los gobiernos han asumido los objetivos del desarrollo sustentable en el discurso, pero en la práctica hay retrocesos en la implementación de políticas para el logro de la equidad social y la sustentabilidad ambiental», recalca el documento.
Entre los logros, el foro paralelo finalizado este martes destacó la creación de ministerios y secretarías dedicadas a la atención de los problemas ambientales, la implementación de la educación ambiental y las leyes aprobadas en la materia.
Sin embargo, estudios coincidentes de varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalan que continúan vigentes los problemas ambientales ya existentes en 1992 que han perjudicado directamente en la calidad de vida de los latinoamericanos y caribeños.
Ardito Barletta dijo que, si bien se lograron avances, el balance de la sociedad civil «es que aún falta mucho por hacer».
Las organizaciones no gubernamentales pusieron énfasis en la necesidad de incoprorar a las poblaciones indígenas al proceso de toma de decisiones sobre desarrollo sustentable», precisó el ex presidente panameño.
En ese sentido se pronunció también el ex ministro de Ambiente de Dominica, Atherton Martin. «Debemos encontrar el eslabón espiritual con la tierra, con el respeto y armonía con la tierra que han tenido durante miles de años los pueblos aborígenes», dijo.
Ardito Barletta y Sara Larraín coincidieron en la Cumbre de 2002 en Johannesburgo «debe tomarse muy en cuenta la relación entre proteccion del ambiente y el desarrollo humano».
De la misma forma aparece como un reto para esa reunión conjugar la relación entre las políticas públicas emanadas de los gobiernos, la actuación de la sociedad civil a través de las organizaciones no gubernamentales, así como las iniciativas de inversión y negocios de los empresarios privados. (FIN/IPS/ac/mj/en/01