AUSTRALIA: Panorama electoral se complica para Howard

La reelección en Australia del primer ministro John Howard parece cada vez más difícil, a medida que la atención pública se vuelca de la inmigración a cuestiones políticas domésticas, como las privatizaciones y el ambiente.

Howard intentó presentarse como un líder fuerte con una línea dura contra la inmigración, las drogas y el crimen, en su primer discurso de campaña electoral, pronunciado el domingo frente a delegados de su Partido Liberal.

Las elecciones convocadas por el mandatario para el 10 de noviembre prometen ser ajustada. Un cambio de apenas 0,8 por ciento en la opinión pública sería suficiente para que el opositor Partido Laborista obtuviera los siete escaños que le faltan para formar gobierno, según las encuestas.

A principios de este año, el Partido Laborista iba adelante en los sondeos de opinión y parecía destinado a ganar luego de que los liberales sufrieran una serie de derrotas en elecciones provinciales, como las de Australia Occidental, Queensland, el Territorio del Norte y el Territorio de la Capital de Australia.

Todo eso cambió en agosto cuando Howard decidió enviar tropas de los Servicios Aéreos Especiales para impedir que 430 solicitantes de asilo, en su gran mayoría afganos, desembarcaran en la isla Christmas, en el norte de Australia.

Aunque la medida de Canberra generó condenas de todo el mundo, aumentó sustancialmente el respaldo del electorado al primer ministro.

En el discurso del domingo, el aplauso más resonante a Howard fue por sus medidas para impedir que solicitantes de asilo desembarquen en territorio australiano.

Este mes, más de 350 personas procedentes de Medio Oriente perecieron ahogadas cuando naufragó en el mar de Java la precaria embarcación en que traficantes humanos las traían hacia la isla Christmas.

«La seguridad nacional también tiene que ver con el derecho fundamental de un país de proteger sus fronteras», destacó Howard en su discurso.

«Nos enorgullecemos de albergar a personas de 140 países diferentes, pero nosotros decidiremos quiénes y en qué circunstancias entrarán aquí», agregó.

Aunque la fuerte posición de Howard contra la inmigración le hizo ganar votos del One Nation Party, un partido populista y xenófobo dirigido por Pauline Hanson, su gobierno permanece vulnerable.

A medida que los medios de comunicación dejan de concentrarse en los solicitantes de asilo y la guerra en Afganistán, la atención pública se vuelca a cuestiones domésticas como el ambiente y la privatización de empresas públicas.

El apoyo al gobierno decayó tanto en las últimas dos semanas que los analistas ahora no se atreven a predecir quién ganará las elecciones.

El Tesoro anunció el viernes la privatización de la mitad de la compañía telefónica Telstra que permanece en manos del Estado.

El Partido Laborista decidió aprovechar esta oportunidad para recuperar votos en circunscripciones rurales, dado que la privatización significará un recorte de los subsidios de servicios en varias regiones.

«Nos oponemos radicalmente a esta privatización», declaró el líder opositor Kim Beazley.

Si bien los laboristas respaldan al gobierno en su política contra la inmigración, su apoyo a la guerra de Estados Unidos contra Afganistán y los subsidios a los seguros privados de salud, se esfuerzan por diferenciarse en cuento al destino de Telstra y los fondos para el ambiente y la educación.

Muchos ciudadanos consideran el ambiente como una de sus prioridades.

Sin embargo, Howard decidió sumarse a la posición del gobierno de Estados Unidos y las principales industrias, que se niegan a ratificar el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático y su propuesta reducción de la emisión de gases de invernadero, causantes del recalentamiento del planeta.

«No ratificaremos el Protocolo de Kyoto hasta que se sepa su costo total para Australia. La única forma de tener un acuerdo internacional eficaz sobre las emisiones de gases de invernadero es incluir a Estados Unidos y también a los países en desarrollo», dijo.

Bajo presión de los ambientalistas, el Partido Laborista prometió ratificar el Protocolo, pero evitó nuevos compromisos sobre la protección de los bosques.

Independientemente de lo que suceda en la cámara baja, el verdadero poder para aplicar los planes legislativos del gobierno radica en el Senado.

Dado que ni el Partido Liberal ni el Partido Laborista parecen destinados a obtener una mayoría en la cámara alta, la atención se concentra ahora en qué grupo mantendrá el equilibrio de poder.

Los demócratas -un pequeño grupo político de centroizquierda que actualmente mantiene el equilibrio de poder- luchan por mantener sus escaños luego de haber respaldado un impopular impuesto sobre bienes y servicios.

Para mantener su posición, los demócratas realizaron un acuerdo con el único legislador del Partido Verde, el senador Bob Brown, quien luchará por mantener su escaño en Tasmania. (FIN/IPS/tra- en/bb/js/mlm/ip/01

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