Japón levantó este viernes las sanciones económicas que mantenía contra India y Pakistán por sus ensayos con armas nucleares, para apoyar a esos dos países y contribuir de ese modo a la campaña antiterrorista de Estados Unidos.
El embargo impuesto en 1998 comprendía donaciones y préstamos para proyectos de desarrollo, pero exceptuaba la asistencia humanitaria.
Japón aprobó la reprogramación de préstamos a Pakistán por valor de 500 millones de dólares y una ayuda directa de 40 millones, aseguró la radio oficial pakistaní.
La decisión de Tokio se debió a que tanto India como Pakistán «han mantenido la suspensión de pruebas nucleares en los últimos tres años», sostuvo el jefe de gabinete Yasuo Fukuda ante la prensa japonesa.
«Ambos países aseguraron que mantendrán estrictos controles sobre las técnicas y los materiales relacionados con armamento nuclear. En este sentido, las medidas de Japón lograron su objetivo», agregó.
Las sanciones obedecen a disposiciones del programa de Asistencia para el Desarrollo Exterior (ADE), que califica negativamente a los países receptores de ayuda con elevados presupuestos militares.
La medida del gobierno japonés sigue a una decisión similar de Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
La decisión refleja así mismo el cambio en las consideraciones estratégicas y geopolíticas en la región debido a la guerra que Estados Unidos y Gran Bretaña dirigen contra Afganistán desde el 7 de este mes.
Los gobiernos de países ricos procuran auxiliar a los estados de Asia meridional que, como Pakistán, constituyen la «primera línea» de la ofensiva militar.
Algunos analistas ven en esta medida las presiones de Washington sobre Tokio para que flexibilice las condiciones de su programa de asistencia.
«Es una política obvia. Mientras los estadounidenses bombardean Afganistán, los japoneses aportan fondos para los gobiernos que cooperan con Estados Unidos», dijo Rieko Inoue, experto en el programa ADE del Centro de Recursos del Pacífico, con sede en Tokio.
Japón ve la necesidad de apoyar a Pakistán, cuya estabilidad y cooperación son importantes para la «batalla» global contra el terrorismo, afirmó Fukuda en un comunicado.
El presidente pakistaní Pervez Musharraf solicitó el fin del embargo en un diálogo telefónico que mantuvo la semana pasada con el primer ministro japonés Junichiro Koizumi, reclamando apoyo económico para afrontar la recesión mundial agravada por los atentados en Estados Unidos.
Musharraf pidió igualmente la cancelación de la deuda que Pakistán mantiene con Japón, y Tokio contestó que considerará la cuestión en breve.
Japón es el principal donante y acreedor de Pakistán, al que otorgó 8.360 millones de dólares, de los cuales Islamabad adeuda 5.770 millones.
El gobierno japonés anunció el viernes una visita de cuatro días a Tokio del ministro de Finanzas, Planificación y Desarrollo de Pakistán, Shaukat Aziz, para la semana próxima.
Aziz entregará a Koizumi una carta de Musharraf, que contendrá las aspiraciones pakistaníes acerca de la asistencia de Tokio para afrontar la situación de los refugiados afganos que llegan a Pakistán huyendo de la guerra.
Tokio anunció en septiembre una donación de 4,7 millones de dólares a Islamabad para asistir a los refugiados afganos, mientras Japón se comprometió la semana pasasa a donar con ese mismo fin 30 millones de dólares al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Pero estas cifras son mucho menores a las que Japón entregará a Pakistán tras el levantamiento de las sanciones, pues la mayor parte de la asistencia irá directamente a Islamabad y no a los refugiados, dijo Inoue.
«La opinión pública regional está preocupada por la prolongación del bombardeo sobre Afganistán. La gente es consciente de la triste situación de los civiles afganos y quiere que los ataques terminen. Japón debería aclarar en qué se gastará su dinero», sostuvo.
Para no desairar a India, que mantiene una disputa con Pakistán por la región de Cachemira, el gobierno japonés expresó su voluntad de un «compromiso positivo» con Nueva Delhi. India aspira a un papel importante en la lucha contra el terrorismo y el logro de la estabilidad regional, dijo Fukuda.
El ex primer ministro de Japón Yoshiro Mori iniciará este domingo un viaje de tres días a India como enviado especial de Koizumi con el fin de tranquilizar a Nueva Delhi.
Tokio también despachó enviados especiales a Egipto, Emiratos Arabes Unidos, Arabia Saudita, Tadyikistán y Uzbekistán. (FIN/IPS/tra-eng/sk/js/dc-mj/ip/01