El comisario Espinosa parece afirmarse como la solución para una laguna en la literatura brasileña: el género de novelas policiacas que dejan huella y con personajes fuertes y permanentes como Sherlock Holmes, Hercule Poirot o Sam Spade.
Espinosa es una criatura de Luiz Alfredo Garcia-Roza, un profesor jubilado que se dedicó a la literatura después de 35 años en la vida universitaria, en que escribió ocho obras sobre psicoanálisis y filosofía.
El escritor, de 64 años, ya tiene listo su cuarto libro con el comisario de protagonista, cuyo nombre y algunos rasgos se inspiran en el filósofo holandés, Baruch Spinoza.
'Uma janela em Copacabana" (Una ventana en Copacabana) será lanzado el 19 de este mes en Río de Janeiro, la ciudad natal del autor y elemento geográfico de primera importancia en sus novelas.
Copacabana, el barrio superpoblado que circunda una conocida playa de la ciudad, es el área de actuación del detective y una fuente de inspiración de Garcia-Roza. Los escritores estadounidenses Dashiell Hammet y Raymond Chandler son sus modelos.
Pero Espinosa es un policía singular, muy distinto de los existentes en la vida real en Brasil y de sus ôcolegasö en la ficción europea o estadounidense.
Solitario, reflexivo, sofisticado sin ser un intelectual, de personalidad contradictoria, el comisario parece sufrir de inadaptación permanente en su función y en la vida.
Curiosamente, esa especie de antihéroe va ganando popularidad gradualmente. Su primera aventura, 'O Silencio da chuva" (El silencio de la lluvia), publicada en 1996, vendió más de 25.000 ejemplares, un buen desempeño en el panorama editorial brasileño.
Las dos obras siguientes, 'Achados e perdidos" (Hallados y perdidos) y 'Vento Sudoeste" (Viento sudoeste), ampliaron la cantidad de lectores, pero sin ganar un público de masa y posiciones entre los libros más vendidos.
Sin embargo, las novelas del ex profesor de psicoanálisis atrajeron creciente atención y ganaron publicidad internacional. La calidad de su trabajo fue saludada en junio del año pasado por el diario estadounidense New York Times, despertando el interés de editoriales extranjeras y multiplicando las traducciones.
El autor, modesto, atribuye tal interés al carisma de Río de Janeiro, parte fundamental de sus obras, y a la novedad que representan las novelas policiales de Brasil, un país de escasa tradición en ese tipo de literatura.
Los derechos de sus dos primeros libros ya fueron adquiridos por importantes cineastas brasileños, que tratan de llevarlos a la pantalla.
Las películas atribuirán finalmente un rostro y características físicas al comisario, como tamaño y color de los ojos o del pelo, que Garcia-Roza siempre se negó a describir, dejándolas a la imaginación del lector.
ôUna ventana en Copacabanaö cuenta la historia de una serie de asesinatos, en que las víctimas son policías corruptos, generando un clima paranoico entre los demás. Eso permite denunciar la corrupción generalizada de la policía brasileña, aunque la novela no confirma que esa sea la razón de los homicidios.
Tales crímenes se cruzan con la muerte de una mujer que cayó de un alto edificio, en un aparente suicidio o accidente. Pero un testigo, Serena, personaje femenino e intuitivo, cree tratarse de otro asesinato. Los hechos, sin conexión aparente, terminan por juntarse en un rompecabezas, típicos de la ficción policial.
El prestigio literario e internacional adquirido por Garcia- Roza desde el año pasado abre perspectivas de éxito comercial a la nueva novela, ayudando a consolidar una imagen de la ficción policial brasileña.
En realidad, este país ya dispone de autores conocidos de este género literario, pero no una fuerte identidad, para la cual es importante contar con figuras de detectives famosos, como Miss Marple o Nero Wolf.
Rubem Fonseca es el escritor más famoso de novelas y cuentos que tratan de crímenes, criminales y policías. Su 'Buffo & Spallanzani" ya se convirtió en una película reconocida por su calidad, aunque fracasa en crear el suspenso de las buenas obras policiales.
Los numerosos escritos de Fonseca obtuvieron un éxito regular de público, pero no lograron consolidar el género policial, con identidad propia y nacional. Sus temas y fórmulas son variadas e irregulares.
Una de sus obras más vendidas es 'Agosto", que reconstruye, en forma de ficción y del punto de vista de un detective, los hechos que antecedieron el suicidio del presidente brasileño Getulio Vargas, el 24 de agosto de 1954, un hecho que conmovió el país por mucho tiempo.
José Louzeiro es otro autor que trata de la criminalidad en Brasil, pero partiendo siempre de asesinatos ocurridos en la realidad.
La experiencia de Louzeiro como reportero policial le brindó la oportunidad de escribir novelas que, llevadas al cine, obtuvieron gran audiencia. Son ejemplos de ello ôLucio Flavio, pasajero de la agoníaö y ôPixoteö. (FIN/IPS/mo/dm/cr/01)