La renuncia de la bióloga Adriana Hoffmann a la dirección de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), de Chile, parece marcar un divorcio definitivo del gobierno de Ricardo Lagos con los grupos ecologistas que lo apoyaron en su campaña electoral.
El ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Alvaro García, sostuvo este miércoles que el gobierno no privilegia los factores económicos por sobre el ambiente, respondiendo así a las acusaciones lanzadas el martes por Hoffmann al presentar su renuncia.
La ex directora de Conama dijo que dimitía ante la falta de respaldo a su labor por parte de los partidos de la gobernante Concertación por la Democracia, de las autoridades ambientales y del propio Lagos.
García respondió a Hoffmann al término de la ceremonia de asunción del nuevo director de Conama, Gianni López, un ingeniero civil mecánico, especializado en programas de descontaminación atmosférica.
Hoffmann comunicó por teléfono su renuncia indeclinable a Lagos, momentos antes de que el mandatario iniciara una gira por Estados Unidos y China, donde participará este fin de semana en la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico.
En un comunicado emitido por Conama se señaló que «Adriana Hoffmann es independientemente políticamente y le fue difícil hacer su gestión sin contar con el apoyo de los partidos que forman la Concertación».
La ex funcionaria, en declaraciones posteriores, sostuvo que «los políticos estaban contra la visión ambiental» que intentó establecer durante su permanencia en el cargo.
En el gobierno hay «una falta de prioridad frente a la dimensión ambiental, que conspira contra los esfuerzos que se puedan hacer en ese sentido», indicó.
Según Hoffmann, esa situación se complicó por «el escenario macroeconómico, que obliga a subordinar criterios ambientales sobre necesidades más urgentes, como el empleo».
Pero García discrepó con esas afirmaciones y aseguró que la cuestión ambiental «seguirá siendo una prioridad del gobierno», aunque se debe congeniar con las distintas variables económicas.
La renuncia de Hoffmann coincidió con el anuncio oficial del levantamiento de una prohibición establecida en 1994 para actividades industriales dentro de un perímetro que abarca a 14 municipios de la región Metropolitana (Santiago).
La derogación de esa medida, adoptada en el marco de los proyectos para descontaminar la capital chilena de 5,5 millones de habitantes, permitirá que ahora obtengan sus patentes para funcionar unas 600 industrias.
Fuentes empresariales y gubernamentales defendieron esta medida con el argumento de que permitirá crear, a través de empresas pequeñas y medianas, unos 70.000 empleos, contrarrestando así la desocupación que afecta a 9,7 por ciento de la fuerza de trabajo del país.
Esta fue la última decisión de carácter económico en contra de normas ambientales, dentro de una sucesión de hechos de la misma naturaleza en las últimas semanas, que deterioraron las relaciones de Hoffmann con el gobierno.
El consejo de ministros de Conama aprobó en septiembre, contra la opinión técnica de la directora y de los expertos de la comisión, el empleo en dos centrales termoeléctricas del petcoke, un combustible residual del petróleo altamente contaminante según ambientalistas.
Anteriormente, Hoffmann protestó contra decisiones del Intendente (representante gubernamental) de la región Metropolitana, Sergio Galilea, y del ministro de la Vivienda, Jaime Ravinet, de autorizar edificaciones en áreas del perímetro capitalino reservadas a bosques y a la agricultura.
El apoyo de la ex directora de Conama al plan del millonario estadounidense Douglas Tompkins para habilitar un santuario natural, en tierras que adquirió en el extremo sur de Chile, le significó también roces con políticos oficialistas, como el ex presidente Eduardo Frei (1994-2000).
Existía la impresión generalizada de que Hoffmann estaba aislada dentro del gobierno y que sólo se mantenía en el cargo gracias a que contaba con la confianza de Lagos.
El mandatario designó directora de Conama a Hoffmann el 16 de marzo de 2000, en reconocimiento de su trayectoria como fundadora de la red Defensores del Bosque Chileno y a su larga militancia en la causa ambientalista.
Hoffmann y el ex candidato presidencial Manfred Max-Neef fueron los principales vínculos de Lagos con la comunidad ecologista chilena durante la última campaña presidencial.
Max-Neef, quien en los comicios presidenciales de 1993 logró atraer a cinco por ciento de los votantes, apoyó a Lagos en las elecciones de 1999, al igual que Hoffmann, mientras otros sectores ecologistas levantaban la candidatura de Sara Larraín, quien obtuvo apenas 0,3 por ciento de los sufragios.
Lagos tuvo un virtual empate en la primera vuelta de las elecciones de diciembre de 1999 con el candidato derechista Joaquín Lavín, a quien logró derrotar finalmente en una segunda ronda efectuada en enero de 2000.
El Instituto de Ecología Política, bastión de la candidatura de Larraín y que apoyó a Lagos en la segunda vuelta, mantuvo una posición adversa a Hoffmann desde que asumió la dirección de Conama, y declaró que recibió la noticia de su renuncia «con satisfacción, pero sin sorpresa». (FIN/IPS/ggr/dm/en/01