Cancilleres y ministros de Medio Ambiente de América latina y el Caribe coincidirán este martes y el miércoles en Río de Janeiro, para firmar un documento en el que se advierte que a casi 10 años de la Cumbre Mundial de la Tierra, realizada en esa misma ciudad, la pobreza extrema sigue siendo una amenaza para el desarrollo sustentable.
Se trata de la Conferencia Preparatoria Regional hacia la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable. La cumbre, conocida como «Río+10», ha sido convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para septiembre de 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica.
La versión final del texto elaborado tras distintas reuniones del último año destaca que la consolidación de la democracia trajo consigo una mayor participación de las organizaciones de la sociedad civil y profundizó la importancia de los problemas ambientales entre la población latinoamericana.
Sin embargo, se señala que el modelo de producción y consumo de los países de América Latina y el Caribe es «una amenaza» para el desarrollo ambientalmente sustentable, debido a la consecuente «pobreza extrema» y a la «fuerte carga de la deuda externa», que se debería «mitigar».
A la reunión de cancilleres en Río de Janeiro se le sumarán los funcionarios que participan desde el domingo en el XIII Foro de Ministros de Medio Ambiente, que se realiza también en esa ciudad brasileña, para suscribir el documento destinado a la cumbre de Johannesburgo.
Esa cita mundial examinará los resultados y el cumplimiento de los compromisos asumidos en la llamada «Agenda 21», el programa firmado en 1992 en Río de Janeiro por los jefes de Estado y de gobierno para avanzar por la senda del desarrollo sustentable.
Para preparar la posición de América Latina y el Caribe, representantes del área ambiental de los gobiernos se reunieron en bloques de países, un mecanismo similar al utilizado en otras regiones.
Tras varios encuentros de representantes técnicos del área ambiental, se logró el consenso necesario para elaborar el documento final, explicó a IPS Ana Bianchi, de la dirección de asuntos ambientales de la cancillería argentina.
El texto consta de una primera parte en la que se confirman los principios y compromisos surgidos de la cumbre de Río de Janeiro, llamada también «Eco 92, y en la que se citan los acuerdos internacionales posteriores a esa conferencia.
Otro capítulo señala los «obstáculos» y las «lecciones aprendidas», en el que se destaca como principal logro el avance de la democracia política.
También indica que, pese a los esfuerzos realizados por los países para crear un clima político favorable a las inversiones y el desarrollo, se demora la transferencia de tecnologías más limpias.
Del mismo modo, en el estudio se remarca el rechazo a las prácticas que distorsionan el comercio mundial, instando a los países industrializados a eliminar los subsidios a la producción y exportaciones agrícolas y a mejorar el acceso a los mercados para los países más pobres.
Bianchi explicó que «ese párrafo prácticamente fue tomado de un documento del grupo Cairns», el foro de 18 países exportadores de productos agropecuarios, la mayoría de ellos en desarrollo, que rechazan las prácticas proteccionistas para el sector de la Unión Europea y Estados Unidos.
En el documento, en un párrafo sugerido por Brasil, se pide dejar de lado la práctica de interponer razones ambientales como trabas para el comercio, y que se evite abusar de medidas precautorias para frenar importaciones en nombre de la misma cuestión ambiental.
En el trabajo a consideración de los cancilleres y ministros de Medio Ambiente se rechaza la proliferación de foros y reuniones simultáneas, que abruman a los gobiernos de la región y los lleva muchas veces a no poder cumplir con las metas por falta de recursos económicos y técnicos.
Además, se reclama al fondo de financiamiento para proyectos, creado en «Eco 92, que amplíe los criterios para otorgar respaldo financiero, teniendo en cuenta en mayor medida las prioridades ambientales que señalan los países latinoamericanos y no las demandas del Norte industrializado.
El documento contiene, así mismo, «consideraciones actuales», en las que se observa de nuevo el problema de la pobreza extrema y sus efectos sobre la degradación ambiental, y la necesidad de una efectiva cooperación en esta materia en el mundo.
En este punto, los ministros advertirán que «los factores asimétricos de la globalización deben ser reencauzados para ir hacia un desarrollo sustentable y evitar la exclusión social», es decir que haya una visión crítica de la globalización por entender que profundiza algunos problemas.
Otra de las sugerencias es diseñar estrategias entre los representantes de los gobiernos en las áreas de economía, sociedad y ambiente, pues hoy trabajan en forma muy aislada.
El texto indica que los ministros ofrecerán su respaldo a la realización de la cumbre de Johanesburgo para hacer un balance y encontrar soluciones a los problemas pendientes.
Bianchi puntualizó que la cita de Sudáfrica es «una oportunidad histórica para ver en qué fallamos y dónde necesitamos asistencia». (FIN/IPS/mv/dm/en/01