La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, previno a la Alianza del Norte, opositora al régimen de Talibán que controla 90 por ciento del territorio afgano, que no habrá impunidad en caso de matanzas de civiles.
Robinson se declaró muy preocupada ante la posibilidad de que se cometa una masacre de no combatientes si se registra un cambio en el control territorial, por ejemplo —dijo— si la Alianza del Norte toma Kabul, la capital de Afganistán hoy en poder del movimiento islámico talibán.
La Alianza del Norte recibe apoyo político y material estadounidense desde que Washington comenzó a presionar a Kabul para que entregue a Osama bin Laden, acusado de organizar los atentados del 11 de septiembre.
Robinson reclamó a Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países «con presencia importante» que refuercen su mensaje de que «no hay más impunidad», porque el pueblo afgano ha sufrido mucho por más de dos decenios de guerra civil y, en los últimos tres año, por el hambre.
El mensaje de que «todo el que cometa matanzas de civiles será llevado a juicio» debe ser divulgado, pidió Robinson en una rueda de prensa convocada originalmente para comentar su próximo viaje a América del Sur.
En declaraciones anteriores efectuadas también este viernes a una radio irlandesa, la Alta Comisionada había solicitado una suspensión de las hostilidades en Afganistán para facilitar la asistencia a la población.
Una interrupción de los bombardeos aéreos iniciados por Estados Unidos contra Afganistán el domingo permitiría abastecer a la población antes de la llegada del invierno boreal, dijo.
Robinson fue informada de la situación en esa región de Asia central por dos altos funcionarios de su oficina que regresaron a Ginebra este jueves tras una visita a Pakistán.
La Alta Comisionada precisó que con las nevadas invernales, cuyo inicio se prevé para el 15 de noviembre, amplias regiones se vuelven inaccesibles.
La funcionaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostuvo que su oficina sigue con preocupación los dos aspectos de la crisis afgana: la situación humanitaria de la población no combatiente y el peligro de acciones armadas masivas contra esos civiles.
Con relación a las penurias humanitarias, Robinson describió que se asiste a una catástrofe potencial, con una «necesidad desesperada de acceso urgente» a alimentos y tiendas en Afganistán.
Unos dos millones de personas, mujeres, niños y ancianos, carecen de comida y abrigo para protegerse del invierno inminente.
La campaña de bombardeos tiene aterrorizada a esa población, que se desplaza permanentemente, lo que también le impide acceder a alimentos y al abrigo.
El cierre de las fronteras complica la situación. «Sería mejor abrirlas para que la gente pueda cruzar en busca de asistencia humanitaria», estimó Robinson.
La segunda preocupación de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se relaciona con los antecedentes de Afganistán, que ha atravesado un ciclo de matanzas perpetradas tanto por los talibanes como por la Alianza del Norte, describió Robinson.
Por esa razón, ahora debe haber una situación de ninguna impunidad para las violaciones masivas de los derechos humanos, insistió la funcionaria.
Robinson declaró que fue «absolutamente inaceptable» que más de 6.000 civiles inocentes perecieran en los ataques del 11 de septiembre contra el Pentágono, en Washington, y contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York.
Pero también es inaceptable que pudiera haber centenares de miles y tal vez millones de víctimas indirectas entre los afganos, que sufrirían de manera terrible y muchos de los cuales morirían por falta de comida en los próximos meses, dijo.
La Alta Comisionada recordó que Estados Unidos había efectuado la mayor contribución económica, 320 millones de dólares, para la campaña de asistencia humanitaria a la población afgana que organiza la ONU.
Robinson reconoció que Estados Unidos afronta una terrible devastación y una inseguridad continua. El mundo asiste a una situación real de inseguridad humana, y la seguridad humana es también una de las bases de los derechos humanos, dijo.
Sin embargo, la preocupación de la Oficina de la Alta Comisionada se concentra actualmente en las vidas y en el derecho a la vida del pueblo de Afganistán, dijo Robinson.
En Afganistán, insistió, hay dos riesgos: el de morir de inanición o de frío y el de las matanzas continuas debido a un cambio del poder militar en el conflicto interno.
Robinson viajará la semana próxima a Montevideo para participar de un taller de países del Mercado Común del Sur (Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), sobre la aplicación de las normas internacionales de derechos humanos por los tribunales de justicia nacionales.
En Argentina, posteriormente, asistirá a un taller de países de América Latina y el Caribe sobre elaboración de estrategias para la promoción de los derechos económicos, sociales y culturales.
En los contactos que mantendrá con funcionarios latinoamericanos y caribeños, Robinson se interesará por la aplicación de las últimas disposiciones para contrarrestar el terrorismo adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
La funcionaria teme que el apresuramiento para redactar esas nornmas, en el plazo de 90 días fijado por la ONU, algunos gobiernos aprovechen para dictar medidas que repriman la libertad de expresión y a los activistas de derechos humanos. (FIN/IPS/pc/mj/hd/01