Los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington y la campaña militar de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Afganistán significan la globalización de la guerra santa, según pensadores europeos y latinoamericanos convocados por el mexicano Enrique Krauze en la capital española.
Krauze, director de la revista mexicana ôLetras Libresö, presentó el lunes la versión española de esa publicación, que se edita en Madrid, acompañado del escritor peruano Mario Vargas Llosa, el español Jon Juaristi, el británico Hugh Thomas, el polaco Adam Michnik y el franco-búlgaro Tzvetan Todorov.
Juaristi es director del estatal Instituto Cervantes, Michnik cumplió un papel relevante en la caída del comunismo en Polonia, Thomas es un historiador conservador que se especializó en investigar el pasado de España, en particular la guerra civil de 1936 a 1939, y Todorov es un filósofo, búlgaro de nacimiento y afincado en Francia.
Los atentados en Estados Unidos y los ataques militares contra Afganistán han sido ôuna trágica coincidenciaö que dieron actualidad al primer número de la edición española, dedicada a los ôfanatismos de la identidadö, según el título principal de su portada.
ôEse título lo tenía pensado unos ocho meses atrásö, pero la historia siempre sorprende ôy ha irrumpido de repente con un nuevo grito de Viva la muerte', que es justo lo contrario del espíritu de nuestra revista, desde la que proponemos la supremacía de la inteligencia y la reflexiónö, dijo Krauze a IPS.
Todorov, quien se presentó a sí mismo como un producto de la mezcla de etnias y culturas y se pronunció a favor de la pluralidad y el reencuentro de éstas, pero advirtió que ôlos que ejercen la violencia se consideran víctimas de los otrosö, aludiendo a que ninguno de ellos, pertenezca al bando que pertenezca, se cree agresor sino agredido.
Por su parte, Vargas Llosa hizo un encendido elogio de la pluralidad peruana y recordó que desde hace mucho tiempo se habla de la identidad de su país natal como la de ôno te entiendoö. Eso, que muchos han presentado como un problema, para el escritor constituye ôla mejor definiciónö, porque ôsomos lo que deseamos ser y podemos elegirö.
No obstante, Vargas Llosa reconoció que ninguna sociedad ha resuelto cómo convivir con las comunidades minoritarias y citó, como un ejemplo, lo que ocurre en determinadas tribus indígenas de la Amazonia, en las que queda condenado prácticamente a la desaparición todo aquel integrante que es expulsado.
Respecto de los acontecimientos derivados del 11 de septiembre, el escritor peruano señaló como una consecuencia positiva el hecho de que ahora habrá colaboración entre los estados democráticos en contra del terrorismo en general, y no sólo del que afecte a cada uno de ellos.
Pero esos atentados terroristas también presentan consecuencias negativas, como es ôfrenar el movimiento civilizador de una sociedad integradaö.
A su vez, Thomas atribuyó el origen del terrorismo e incluso de la palabra ôasesinoö a la civilización árabe, y expresó sus dudas acerca de que el fundamentalismo islámico ayude a largo plazo a la causa del Islam.
Michnik dijo que Osama bin Laden ôpadece de maldad moral e intelectualö, consideró que la guerra debe ser el último de los argumentos y que hay que dialogar. Sin embargo, agregó que hay diálogos imposibles y, por eso, se está imponiendo una guerra entre dos filosofías: la democrática y la fanática.
En tanto, Juaristi centró su intervención en la situación de su lugar natal, el País Vasco, al indicar que el terrorismo nacionalista e integrista está en contra del estado nacional democrático, que ôes el que garantiza las libertadesö.
Una de las claves, quizás la más importante, de lo que podrá ocurrir en el futuro está dentro de Estados Unidos, según Krauze, ya que es bueno que los ciudadanos de ese país hagan una profunda introspección moral.
Sin embargo, explicó que no sería bueno que eso los llevase a la inmovilidad culposa o al masoquismo. Tampoco a la ira indiscriminada. Por eso, Krauze se alegró de que ôlas voces liberales y sensatas en Estados Unidos sepan que la guerra contra el terrorismo y el fanatismo será larga y penosa, una guerra sin una brújula seguraö.
Krauze espera que sean esas voces las que prevalezcan, pues, sentenció, ôvale la pena librar esa guerra, librarla en todo el mundo y sin cuartel, pero desde los valores que han construido la civilización de occidenteö. (FIN/IPS/td/dm/ip cr/01).