El líder opositor ugandés Kizza Besigye, exiliado en Estados Unidos, dijo en Washington que iniciará una campaña internacional para alcanzar la democracia en Uganda y que sólo utilizará la violencia como último recurso.
Pero el gobierno autoritario de Yoweri Museveni no ha dado señales de preocupación.
El coronel Besigye, médico de 44 años, fue el principal adversario de Museveni en las elecciones presidenciales de marzo. Desapareció de su domicilio en Kampala el 17 de agosto y reapareció la semana pasada en Estados Unidos.
Besigye dejó el país luego de recibir informes de sus «fuentes en el ejército» acerca de un plan de agentes de seguridad para «detenerlo y dañarlo», según afirmó el miércoles a la emisora La Voz de América, desde Washington.
Besigye aseguró que utilizará «mecanismos constitucionales para forzar al gobierno de Museveni a adherir a los valores democráticos», reclamando a los países donantes que congelen la ayuda a Uganda.
El coronel aseguró que la violencia será el último recurso para lograr sus objetivos políticos. «Ya he pasado por un proceso de cambio violento de gobierno y estoy consciente de sus costos», aseguró en referencia a su participación en el Movimiento de Resistencia Nacional que llevó a Museveni al poder en 1986.
No obstante, «si el gobierno no deja espacio para un cambio democrático, entonces me temo que no tendré posibilidad de evitar el lamentable uso de la fuerza», advirtió.
«Estoy feliz de estar aquí. Me siento libre y con energías para continuar la lucha contra el mal que dejé en Uganda», afirmó en Washington.
Besigye cuestionó en marzo el resultado del acto electoral en el que obtuvo 27,8 por ciento de los sufragios, mientras Museveni, en el poder desde 1986, se aseguraba un nuevo mandato con 69 por ciento de los votos.
Besigye llevó su denuncia a la justicia. Finalmente la Corte Suprema reconoció que se habían producido irregularidades, pero determinó que las mismas no habían modificado sustancialmente la voluntad del electorado.
Desde entonces el militar retirado denunció ser objeto de vigilancia y acoso por parte de agentes de seguridad que incluso le impidieron viajar al exterior en varias oportunidades.
La esposa de Besigye, Winnie Byanyima, diputada independiente por el meridional distrito de Mbarara, permanece en Uganda y enfrenta un juicio por declaraciones públicas contra el presidente. El gobierno la acusa de haber afirmado que Museveni apoya a grupos armados que desestabilizan a la vecina Ruanda.
Desde que asumió la presidencia, Museveni prohibió los partidos políticos con el argumento de que la democracia multipartidaria sólo alimenta las rivalidades étnicas del país de 22 millones de habitantes.
Pero los opositores aseguran que el sistema no partidario es una treta para impedir el crecimiento de una democracia auténtica.
Analistas consideran que las actividades de Besigye en el exterior podrían impulsar movimientos armados en el país e incluso generar inquietud dentro del ejército, donde goza de fuertes adhesiones.
Pero el gobierno no se muestra preocupado. «Besigye no puede cumplir con sus amenazas. Por eso huyó de Uganda», aseguró a IPS Ofono Opondo, portavoz del gubernamental Movimiento Nacional de Resistencia.
«Si tuviera capacidad de realizar reformas mediante mecanismos constitucionales, podría haberse quedado en su país. Tampoco puede luchar contra nosotros desde la selva. Pero podría intentarlo, no nos preocupa», dijo Opondo.
«Abandonó a su esposa y abandonó a los dos millones de ugandeses que lo votaron. El hombre es un egoísta», agregó.
«Esta es la conclusión que esperaba del enfrentamiento entre Besigye y Museveni», afirmó a IPS desde Kampala Paul Ssemogerere, candidato a la presidencia derrotado por Museveni en la elección de 1996.
«Museveni no puede mostrar ahora la misma invencibilidad que antes que Besigye apareciera en escena. No descarto la guerra, aunque no me guste. Sin embargo, cuando Museveni inició la guerrilla (en 1980 contra el gobierno de turno) nadie lo tomó en serio», recordó Ssemogerere.
«Quienes se enfrentan al presidente no tienen espacio para la acción legal. No tienen otra alternativa que ir a la guerra», agregó.
Allegados a Besigye, sin embargo, dudan que se incline por la rebelión armada. El «tiene capacidad para movilizar a los grupos de interés que pueden ejercer presión (sobre el gobierno). Cuando tuvo problemas siempre halló soluciones políticas», dijo Frank Mukunzi, periodista de Kampala.
«Nadie querría otra rebelión, que perturbaría la economía y los servicios sociales», comentó Sendi Kadiwa, un funcionario de Kampala.
El principal objetivo de Besigye es frenar la ayuda externa. Si bien la economía del país creció un promedio de 6,4 por ciento anual desde 1990, más de la mitad del presupuesto estatal se sostiene con ayuda de donantes internacionales, según la Red Integrada de Información Regional de las Naciones Unidas.
Uganda recibió 358 millones de dólares del Banco Mundial en 2000, más que lo otorgado a cualquier otro país de Africa subsahariana, excepto Etiopía.
Una fuente diplomática estadounidense sostuvo que la presencia de Besigye en Washington no afectará las relaciones entre Estados Unidos y Uganda, aseguró el diario New Vision, de Kampala. «Estados Unidos y Uganda tienen relaciones muy firmes. Esperamos que continúen así», dijo la fuente. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/dc/aq/ip/01