La participación directa del presidente Hugo Chávez en la campaña para las elecciones sindicales del 25 de octubre confirma la intención del gobierno de Venezuela de influir en las organizaciones de trabajadores, y provoca una fuerte polémica.
Sindicalistas opositores al gobierno advirtieron que el respaldo de Chávez a una corriente en particular transgrede normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este mes comenzó la campaña, que concluirá con la elección de nuevos dirigentes de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Chávez, sonriente, levantó la mano de Aristóbulo Istúriz al proclamarlo el día 2 candidato a presidente de la CTV por la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FTB), organización sindical creada por el propio presidente hace un año.
Varios ministros acompañaron al presidente en ese acto. Aunque en el pasado los partidos políticos y los gobiernos mantuvieron vínculos con los sindicatos para influir en sus actividades, ésta es la primera vez que un jefe de Estado se involucra públicamente en una campaña.
Daniel Santolo, presidente de la junta electoral de la CTV, exhortó al gobierno «a no usar los recursos del Estado y no inmiscuirse en el proceso» hacia los comicios sindicales.
Froilán Barrios, también candidato a presidente de la CTV por el opositor Frente Constituyente de Trabajadores, sostuvo que la participación de figuras del gobierno en la campaña contradice convenios de la OIT.
Por su parte, Istúriz negó que su candidatura sea apoyada por fondos públicos y ser sumiso ante el gobierno.
Sin embargo, sectores de oposición aseguraron que miles de personas fueron llevados a la proclamación de Istúriz en Caracas en autobuses oficiales desde distintas partes del país, y recordaron que el acto fue transmitido por la radio y televisión del Estado.
Esos hechos demuestran con claridad la injerencia del gobierno, sostuvieron.
Dirigentes sindicales de varias tendencias de oposición al gobierno acudieron ante la Fiscalía y el Consejo Nacional Electoral (CNE) para impugnar la participación de Chávez.
Un alto funcionario gubernamental, que prefirió no identificarse, dijo a IPS que Chávez otorga mucha importancia a las elecciones sindicales porque es el único sector en el que «sobreviven las fuerzas del viejo orden», además de que la mayoría de los trabajadores sindicalizados pertenecen al sector público.
Chávez protagonizó siete procesos electorales de distinto tipo desde que llegó al gobierno en febrero de 1999. Impulsó una nueva Constitución y fue reelegido en ese nuevo marco institucional, apoyó a gobernadores y legisladores en sus respectivos comicios y pidió un referéndum sindical en diciembre pasado.
El presidente, un militar retirado que encabezó una rebelión castrense en 1992, impulsa su «revolución social bolivariana», que implicado grandes cambios políticos e institucionales, después que por 40 años dominaran el escenario político el socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI.
Analistas políticos coinciden en señalar que el gobierno de Chávez se juega una carta muy importante en estos comicios sindicales.
En diciembre pasado, el presidente convocó un referéndum que terminó apoyando la completa renovación de la CTV. Entonces se anunció un proceso constituyente en el sector laboral y se esperaba que la FTB tomara un papel preponderante.
Sin embargo, la FTB tuvo dificultades, por lo cual debió recurrir a varias acciones legales para postergar las elecciones y decidió sólo a pocas semanas de los comicios la candidatura de Istúriz, que no estaba ligado a la organización ni al partido de Chávez, el Movimiento V República.
Istúriz tiene experiencia como dirigente del sindicato de maestros y una destacada trayectoria política en el partido Patria Para Todos, que tuvo sus raíces en el movimiento sindical.
Hasta su designación como candidato a presidir la CTV, Istúriz había demostrado un «apoyo crítico» al gobierno «bolivariano».
Chávez aseveró que, si Istúriz logra la presidencia de la CTV, puede participar del Consejo de Ministros «en representación de los trabajadores».
También el Movimiento al Socialismo, que apoya al gobierno y a Istúriz, criticó este abierto respaldo del presidente, pues lo considera «innecesario y contraproducente».
«La pretensión de presentar a Istúriz como un candidato del gobierno afecta negativamente su candidatura, en vez de impulsarla», señaló en un comunicado ese partido de tendencia socialdemócrata.
Algunas encuestas ubican a Istúriz y a Carlos Ortega como los candidatos con más probabilidades de acceder a la presidencia de la central sindical. Son cinco los dirigentes que pujan por el cargo.
Ortega, un veterano dirigente petrolero que ha liderado dos huelgas del sector desde que Chávez llegó al gobierno, está vinculado a Acción Democrática y a la antigua dirigencia de la CTV.
Expertos consideran que un triunfo Ortega sería una amarga derrota para Chávez y su proyecto político.
La batalla sindical tiene carácter simbólico, pues la cantidad de afiliados a los sindicatos es muy baja.
El no gubernamental Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores indica que apenas 12,6 por ciento de las 10 millones de personas que conforman la población económicamente activa están afiliadas a alguna de las organizaciones de trabajadores.
Pero el peso sindical es mucho mayor en el sector público, donde 58 por ciento de los funcionarios pertenecen a organizaciones laborales, frente a sólo seis por ciento en el área privada.
Esta situación constituye un reto para quien alcance la presidencia de la CTV, al igual que el creciente mercado informal del trabajo.
Investigaciones académicas aseveran que siete de cada 10 empleos creados en la década pasada corresponden al sector informal de la economía. (FIN/IPS/ac/dm/lb/01)