La OMC se dispone a ignorar otra vez, presionada por el Sur en desarrollo, la aspiración de los sindicatos de incorporar a los acuerdos internacionales de comercio normas para el respeto de los derechos fundamentales de los trabajadores.
El proyecto de declaración preparado por la OMC (Organización Mundial de Comercio) para su discusión en la conferencia ministerial de Doha, del 9 al 13 de noviembre, contiene apenas una vaga referencia al asunto, conocido como la «cláusula social», sin ningún compromiso nuevo.
El borrador reafirma la declaración formulada en 1996 por la Primera Conferencia Ministerial de la OMC, realizada en Singapur, respecto de las normas fundamentales del trabajo internacionalmente reconocidas.
La conferencia de Singapur rechazó la iniciativa de una central obrera mundial, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), de crear un grupo de trabajo sobre normas fundamentales de carácter laboral dentro de la OMC.
Sin embargo, la declaración de Singapur dio a entender que las normas fundamentales del trabajo constituían un tema de discusión en la OMC, lo que fue considerado como un éxito por los sindicatos.
Los ministros también reconocieron en Singapur que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es el órgano competente para establecer esas normas y ocuparse de ellas.
El asunto quedó estancado en las dos conferencias ministeriales siguientes, las celebradas en Ginebra en mayo de 1998 y en Seattle, Estados Unidos, en diciembre de 1999. Los sindicatos volvieron a la carga ante la inminencia de la cuarta conferencia de la OMC en la capital de Qatar.
La otra central obrera internacional de importancia, la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), se unió a la CIOSL con un llamado a que se inscriba la cláusula social en la agenda de Doha.
La introducción de esas normas es un elemento clave para establecer reglas mínimas en la estructura de la globalización y mejorar gradualmente las condiciones de vida y de trabajo de la población mundial, argumentó la CMT.
Pero la aspiración de los sindicatos ha tropezado con la oposición firme de la mayoría de los países en desarrollo, que rechazan la incorporación del tema en la OMC.
El Centro Sur, un organismo de investigación vinculado con los países en desarrollo, interpreta que la cláusula social es promovida por algunos gobiernos de países industrializados, como también sus sindicatos y ciertos sectores empresariales.
El objetivo de la cláusula social, según el Centro Sur, es la adopción de acuerdos multilaterales que permitan aplicar medidas comerciales punitivas contra los países donde se violen las normas fundamentales.
Es probable que los principales acusados serían los países en desarrollo, que se oponen a la cláusula social porque le atribuyen intenciones comerciales proteccionistas, agregó la organización.
Un documento de la OIT preparado para un simposio realizado esta semana en Ginebra se hace eco de esas diferencias al afirmar que una de las grandes líneas de falla entre el Norte y el Sur que se dejarán sentir en Qatar se refiere a las normas fundamentales del trabajo.
La cláusula social es propugnada abiertamente por algunos por lo menos de los países del Norte, pero con la vehemente resistencia de los del Sur, describe el documento denominado «Los sindicatos y la economía global: una historia inconclusa».
El estudio de la OIT concluye que los sindicatos han tenido «un éxito bastante moderado» para hacer progresar su programa a favor de la globalización de la justicia social.
En una conversación con los sindicalistas que asistieron al simposio, Mike Moore, director general de la OMC, explicó que en la organización tampoco existe consenso para aceptar la propuesta obrera de crear cuerpos consultivos con participación sindical.
Moore confirmó que algunas delegaciones sindicales podrán asistir a la conferencia de Doha, incluidas entre las 647 organizaciones no gubernamentales invitadas a inscribirse para participar, de las cuales la mitad corresponden a empresas privadas.
Además, Moore dijo que muchas de las organizaciones no gubernamentales que crean problemas a la OMC «obedecen a intereses creados». Entre ellas hay muchos activistas que «son peligrosos y no democráticos», afirmó.
La CIOSL aceptó durante el simposio que, desde una perspectiva sindical, el posible orden del día de una nueva ronda de la OMC no parece muy promisorio.
Para la inclusión en los acuerdos de la OMC de normas laborales fundamentales se requiere una acción urgente, porque las zonas francas industriales se han duplicado en apenas cinco años, dijo al central sindical.
La CIOSL también justificó la urgencia con el argumento de es inminente el ingreso en la OMC de China, un país que «viola sistemáticamente» los derechos fundamentales de los trabajadores.
Las normas fundamentales impulsadas por los sindicatos se refieren a a los derechos de asociación y de negociación colectiva, a la eliminación del trabajo forzado y a la abolición del trabajo infantil. (FIN/IPS/pc/mj/lb if/01