Jornaleros inmigrantes empleados en Estados Unidos por una empresa proveedora de la cadena mundial de comida rápida Taco Bell presionan a esa corporación con un boicot, para lograr mejores salarios y condiciones de trabajo.
Se trata de integrantes el sindicato Coalición de Trabajadores de Immokalee, de Florida, que trabajan para la firma Six-L's Packing, la mayor productora de tomates de ese estado del sudeste.
El sindicato no ha logrado que Six-L's aumente sus salarios, y promueven desde abril un boicot contra los productos de Taco Bell en Florida, para que esa compañía apoye sus demandas.
La coalición anunció que se propone impulsar el boicot en todo el país, mediante protestas frente a los restaurantes de Taco Bell que comenzará el 13 de este mes, si la corporación no intercede ante Six-L's.
Taco Bell alega que no es responsable de la situación de quienes trabajan para sus proveedores.
«Nuestra política es no interferir en disputas laborales de otras compañías. No fijamos el precio de los tomates ni del trabajo (de sus cosechadores). Esto no tiene que ver con Taco Bell», dijo la portavoz de la firma, Laurie Gannon.
«No tengo idea de cuáles son sus problemas laborales (de los trabajadores de Six-L's). Apunten contra Taco Bell porque somos conocidos en todo el país, y eso es lamentable», agregó.
Pero Matt Leber, un activista comunitario que trabaja con el sindicato, sostuvo que «Taco Bell crea demanda de mano de obra no calificada y puede determinar la remuneración de los trabajadores si dice: 'Sólo contrataremos a proveedores que paguen jornales adecuados».
Taco Bell vende variantes de comida típica mexicana, y forma parte del mayor conglomerado mundial de cadenas de restaurantes, junto con Kentucky Fried Chicken, que vende pollo frito, y Pizza Hut.
La firma informó que había realizado en 1999 ventas por valor de 5.200 millones de dólares, y su empresa matriz, Tricon Global, ganó 22.000 millones de dólares ese año.
Los trabajadores de Immokalee cobran de 40 a 45 centavos de dólar por cada 14,5 kilogramos de tomates que cosechan.
El salario mínimo federal estadounidense es 5,15 dólares por hora, o sea 41,2 dólares por una jornada de ocho horas. Para ganar ese jornal, los cosechadores deben recoger de 1,3 a 1,5 toneladas de tomates por día.
El sindicato afirma que los cosechadores ganan en promedio de 7.500 a 9.000 dólares por año, y que no reciben pago de horas extra, beneficios sociales, vacaciones ni seguros.
En enero de 2000, el sindicato envió una carta a Taco Bell en la cual pidió una reunión con gerentes de esa firma, y apoyo a sus demandas de aumento salarial en Six-l's.
Pasó un año sin que los trabajadores recibieran respuesta. Tres meses después del envío de una segunda carta en enero de este año, que tampoco fue respondida, se lanzó la campaña de boicot.
Taco Bell paga a Six-L's unos 75 centavos de dólar por kilogramo de tomates.
El sindicato pide que pague 2,2 centavos más por kilogramo, y calcula que eso puede permitiría a Six-l's pagar de 75 a 80 centavos de dólar por cada 14,5 kilogramos de tomates cosechados, en vez de pagar de 40 a 45 centavos como en la actualidad.
La mayoría de los afiliados al sindicato son de origen étnico latinoamericano, en gran parte provenientes de México o Haití, y muchos de ellos ingresaron al país en forma ilegales, lo cual crea dificultades adicionales para la defensa de sus derechos.
La campaña de boicot es apoyada por estudiantes de las universidades de Florida, Wisconsin y Notre Dame, y ha incluido manifestaciones de protesta en las ciudades de Miami y Orlando, de Florida, en Los Angeles, del sudoccidental estado de California, y en Auburn, del sudoriental estado de Albama.
El sindicato prevé realizar del 13 al 24 de este mes la «Gira de la Verdad sobre Taco Bell», que comenzará en Immokalee y continuará en ocho ciudades más del país, de las cuales la última será la de Irvine, en California, sede nacional de Taco Bell.
Participarán en esa gira trabajadores agrícolas, sindicalistas, clérigos y estudiantes, informó Dana Silverman, de la organización no gubernamental United for a Fair Economy, que brindará apoyo a la campaña como lo ha hecho con otras en todo el país por reivindicaciones económicas que considera justas.
«Trabajadores del sector de servicios y de otras actividades reciben remuneraciones cada vez más bajas», señaló.
Las leyes vigentes reconocen el derecho de los trabajadores agrícolas a la negociación colectiva con sus empleadores, pero los privan de muchos otros derechos laborales, apuntó.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó a comienzos de este año que tres de cada cinco hogares de trabajadores agrícolas del país viven en condiciones de pobreza, y que la mitad de todos los trajadores del sector ganan menos de 7.500 dólares por año. (FIN/IPS/tra-eng/vr/ks/aa/mp/lb/01