Siria condicionó su apoyo a la campaña internacional contra el terrorismo a la subordinación de los participantes a la ONU y a la clara identificación de los objetivos que serán atacados, de modo de evitar peligros para la población civil.
El gobierno sirio también exigió una definición precisa del concepto de terrorismo, para excluir toda imputación al mundo árabe e islámico.
«El presidente (Bashar al) Assad dijo que la campaña antiterrorista debe ser dirigida por la ONU (Organización de Naciones Unidas) y subrayó que sus objetivos deben definirse claramente para evitar daños a la población civil», afirmó el jueves por la noche el ministro de Asuntos Exteriores Farouk al- Sharaa.
«El marco de la ONU es importante por dos razones: para combatir el terrorismo y para definirlo (…). No debería haber ninguna relación entre el terrorismo y el mundo árabe e islámico», dijo Sharaa, tras la conversación de Assad con una delegación de la Unión Europea (UE) que también visitó Arabia Saudita, Egipto, Irán y Pakistán.
La misión, integrada por el canciller de Bélgica Louis Michel, el secretario de Estado (viceministro) de Asuntos Exteriores de España, Miguel Nadal, el secretario general del Consejo de la UE, Javier Solana, y el comisario de Asuntos Externos del bloque, Chris Patten, busca apoyo árabe a la campaña organizada por Estados Unidos.
Sharaa condenó en conferencia de prensa junto a los delegados europeos los atentados suicidas del 11 de este mes contra las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York, y el Pentágono, sede del Departamento de Defensa estadounidense en Washington, en los que murieron más de 6.000 personas.
«Desearíamos ver estos horribles hechos como un punto de inflexión en la historia de todas las naciones (…), y que más allá de los escombros, las cenizas y la oscuridad podamos ver la luz, por respeto a la humanidad», agregó.
Michel calificó el diálogo con Assad de «positivo y constructivo», aunque admitió «algunos desacuerdos entre Siria y Europa sobre la definición de terrorismo».
«Me pregunto por qué debería haber diferencias respecto de esta cuestión. Los árabes (palestinos y sirios) están luchando en reclamo de sus tierras (ocupadas por Israel) y han sido sometidos al terror durante años», replicó Sharaa.
El gobierno sirio insiste en distinguir entre terrorismo y resistencia a la ocupación, una postura que lo enfrenta a Estados Unidos. Exige el inmediato retiro de las fuerzas israelíes de las áreas palestinas y de los Altos del Golán, el territorio que Israel arrebató a Siria en la guerra de 1967.
Damasco respalda además a organizaciones calificadas por Washington de terroristas.
La UE decidió emprender la gestión diplomática en Medio Oriente en ocasión de su cumbre de emergencia, del viernes pasado, en la que propuso ampliar la coalición internacional y defendió como «legítimos» los planes de represalia de Estados Unidos.
Esa represalia puede comprender una invasión a Afganistán, donde se refugia el saudita Osama bin Laden, a quien Washington señala como principal sospechoso de los atentados.
«Esta no es una batalla contra países o religiones en particular», dijo Solana a la prensa en Bruselas antes de partir a Medio Oriente.
«Vinimos a explicar la posición de la Unión Europea, a decir a nuestros amigos árabes que esta es una coalición contra el terror y el fanatismo, pero no contra el Islam», subrayó Michel, agregando que la delegación ofrece a los países árabes «una oportunidad para la cooperación internacional».
«Las cosas se complicarán si Washington lleva sus represalias más allá de los principales sospechosos, alcanzando a países árabes. Eso es exactamente lo que quisieran saber los árabes», señaló un observador.
El rey Abdullá de Jordania manifestó este viernes en Washington su inequívoco apoyo a la campaña militar y Arabia Saudita autorizó días antes el uso de sus bases para un eventual ataque estadounidense contra Afganistán.
Algunos países de la región son reacios a conceder apoyo incondicional a la campaña internacional si Estados Unidos la conduce, debido a los sentimientos antioccidentales que han resultado del conflicto entre Israel y Palestina.
Los líderes de esos países están atentos a las reacciones de la opinión pública local, cada vez más recelosa ante lo que algunos consideran la intención de Washington de culpar al mundo árabe.
También les preocupa que Estados Unidos aproveche su guerra contra el terrorismo como pretexto para cobrarse viejas deudas.
Pero Washington necesita el apoyo árabe para evitar que la guerra contra el terrorismo sea identificada como un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes.
Siria y otros países de la región también se muestran reacios a sumarse a una coalición que no toma en cuenta las demandas árabes contra Israel.
La prensa oficialista siria arguye a diario que combatir el terrorismo exige ir contra todos los que toman vidas «inocentes», como el intento de Israel de sofocar el levantamiento palestino iniciado hace un año.
Assad propuso alcanzar un «acuerdo global para erradicar el terrorismo en todas sus formas», en la carta de condolencias que dirigió a su par estadounidense George W. Bush el 12 de este mes.
La prensa subraya, así mismo, que en los años 80, el gobernante partido Baas llevó adelante una cruenta y exitosa guerra interna contra fundamentalistas islámicos.
«Todos dicen en el país que el terrorismo debe ser detenido. Pero también consideran la ocupación (de territorios árabes) como un acto de terrorismo», advirtió el profesor Samir Shanab.
«Ante la campaña que prepara Estados Unidos y las presiones por su respaldo a grupos armados antiisraelíes, a Siria no le queda otra opción que impulsar una solución política a la crisis de Medio Oriente», opinó un diplomático occidental. (FIN/IPS/tra- eng/gb/mn/dc/ip/01