Cada año mueren en el mundo más de cuatro millones de recién nacidos antes de cumplir el mes de vida, aunque existen soluciones económicas que podrían salvarlos, según un informe divulgado hoy por la organización humanitaria Save the Children.
La mortalidad de los niños entre un mes y cinco años de edad se redujo mucho, pero «el cambio en la mortandad de los recién nacidos ha sido relativamente poco, aunque existen soluciones probadas y económicas para salvar muchas de estas vidas», según el informe «Estado de los recién nacidos del mundo».
El informe de la estadounidense Save the Children (Salven a los niños) define a los recién nacidos como infantes en su primer mes de vida.
La mortalidad de los recién nacidos constituye más de 40 por ciento de todas las muertes entre los niños menores de cinco años. En conjunto, se calcula que mueren por año cuatro millones de bebés antes de cumplir el mes y que cuatro millones más nacen muertos.
Casi 98 por ciento de las muertes de los recién nacidos se producen en los países en desarrollo, y el informe señala que existe una brecha alarmante y creciente entre los países ricos y pobres con respecto a esa mortandad.
En partes de Africa occidental mueren un promedio de 60 recién nacidos cada 1000 nacimientos. En toda Africa el promedio es de 42 cada 1000 nacimientos. Por otra parte, en América del Norte, Europa occidental y Japón el promedio es próximo a tres muertes cada 1000 nacimientos.
La mortandad en América Latina y el Caribe asciende a 17 recién nacidos cada 1000 nacimientos vivos. Las mejores situaciones se producen en Cuba, con cinco muertes, seguida por Jamaica, con ocho muertes cada 1000.
«La mortalidad infantil se redujo aproximadamente 14 por ciento en la última década, pero las muertes de los recién nacidos siguen siendo sumamente altas…(y) constituyen cerca de la mitad de todas las muertes infantiles», dijo Charles MacCormack, presidente de Save the Children.
El informe, divulgado una semana antes de la inauguración el miércoles 19 de la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor de la Infancia, en la sede del foro mundial en Nueva York, insta a los donantes, organismos multilaterales y gobiernos nacionales a prestar más atención a la salud de los recién nacidos.
El documento es parte de una nueva campaña de Save the Children llamada «Para salvar vidas de recién nacidos», financiada con una donación de 50 millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates, de Estados Unidos, que ha entregado cientos de millones de dólares para combatir enfermedades infecciosas, sobre todo en Africa subsahariana.
El informe sugiere que la salud de los recién nacidos no ha sido prioridad de los planes para proporcionar una maternidad segura y mejorar la supervivencia infantil.
Pero eso no significa que los donantes estén desperdiciando su dinero. Save the Children destaca que la salud materna está inexorablemente vinculada al destino de los recién nacidos. La nutrición e higiene adecuadas de las madres puede hacer mucho por la supervivencia de sus bebés.
El peso bajo al nacer es una causa importante de muerte entre los recién nacidos. Que las madres tengan suficiente alimento durante el embarazo es crítico para reducir la mortandad de sus hijos.
El informe recomienda tres iniciativas de bajo costo que la comunidad internacional puede adoptar para reducir esa mortandad.
Una prioridad debe ser asegurar que las embarazadas reciban dos dosis de toxoide de tétanos como parte de la atención prenatal de rutina.
El tétanos neonatal es una enfermedad evitable y prácticamente desconocida en los países ricos que causa más de 300.000 muertes de recién nacidos por año en el mundo, o casi 10 por ciento del total de muertes de menores de un mes.
El costo de las dos dosis equivale a poco más de un dólar por embarazo, según el informe.
Aparte de la vacuna contra el tétanos, las clínicas y el personal sanitario locales deben ser capacitados para diagnosticar y tratar infecciones, sobre todo sífilis y malaria, y estar alertas ante posibles complicaciones del embarazo, como anemia, preeclampsia (tipo de hipertensión arterial) y hemorragias.
Una segunda iniciativa debe ser mejorar la seguridad y la higiene del parto. En muchos países pobres, la mayoría de los nacimientos suceden en el hogar y a menudo sin la ayuda de un médico o partera.
«Miembros de la comunidad pueden ser entrenados para manejar mejor los partos normales, reconocer las señales de peligro y referir los casos de complicaciones a profesionales», recomienda el informe de Save the Children.
Sólo con proporcionar una barra de jabón para que el niño no entre en contacto con superficies sucias, una manta y un gorro para impedir la hipotermia del recién nacido, se puede hacer mucho para limitar la mortalidad, sostiene el informe.
Toda parturienta debe tener a su disposición y a bajo costo un jabón, una sábana de plástico para el parto, un cuchillo limpio para cortar el cordón umbilical y un hilo limpio para atarlo, agrega.
Finalmente, la educación acerca de los beneficios que ofrece amamantar al bebé en su primera hora de vida debe ser una prioridad en los sistemas de atención médica locales.
En muchos países pobres, sobre todo en Asia, donde más de 80 por ciento de los recién nacidos no son amamantados en los primeros 24 horas de vida, la ignorancia sobre este punto sigue siendo la regla, agrega el informe.
La mortandad de los recién nacidos en Africa es la más alta del mundo, pero la de Asia le sigue con 34 muertes cada 1000 nacimientos vivos. Incluso Singapur, con uno de los mejores sistemas del mundo de atención al parto, tiene una mortalidad de 26 recién nacidos cada 1000 nacimientos. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/aq/he/01