RELIGION-ASIA CENTRAL: Juan Pablo II en campaña por la paz

El Papa Juan Pablo II concluyó hoy en Armenia una gira por Asia Central que también lo llevó a Kazajstán, donde rogó a Dios por la paz mundial y condenó el fanatismo y el terrorismo.

El Papa, de 81 años, realizó su gira de siete días a pesar de la preocupación acerca de su seguridad tras los atentados terroristas contra Estados Unidos del 11 de septiembre.

Armenia y Kazajstán se hallan en la misma región que Afganistán, donde se espera un inminente ataque militar de Estados Unidos.

En Afganistán está refugiado el extremista saudita Osama bin Laden, señalado por Washington como principal sospechoso de los atentados de este mes contra Nueva York y Washington, que dejaron 6.800 víctimas.

En una misa al aire libre celebrada en Kazajstán el día 23, el Papa pidió a cristianos y musulmanes que colaboren por la paz y no permitan que los atentados terroristas dividan aun más a la civilización.

Este jueves, en otra misa al aire libre en la localidad armenia de Echmiadzin, a unos 20 kilómetros de la capital Erevan, el Papa pidió a la pequeña comunidad católica armenia que ayude a reconstruir la economía de su país.

Cerca de cinco por ciento de los 3,6 millones de armenios son católicos, y la gran mayoría del resto son creyentes de la Iglesia Apostólica Armenia. Las iglesias armenia y católica se separaron en una disputa teológica en el siglo V, pero ambas mantienen buenas relaciones.

El miércoles Juan Pablo II visitó un monumento en memoria del genocidio armenio. Cerca de 1,5 millones de armenios murieron en Turquía en una campaña de exterminio del imperio turco otomano entre 1915 y 1923.

El Papa llegó a Armenia el martes, y allí participó en los festejos por los 1.700 años de cristianismo en el país, el primero en declararse estado cristiano, en el año 301, antes de la conversión del emperador romano Constantino.

Juan Pablo II también se reunió con el presidente Robert Kocharyan. El jerarca máximo de la iglesia apostólica armenia, Catholicos Garegin II, asistió a la misa papal en Etchmiadzin.

En su visita de cuatro días a Kazajstán, el Papa pidió el lunes 24 a sacerdotes, monjes y monjaes en la capital kazaja, Astana, que reconstruyan la iglesia católica en Asia Central y les advirtió que no se excedan en su proselitismo en esta tierra de múltiples religiones.

Kazajstán es mayormente laico, y la población musulmana supera levemente a la de cristianos ortodoxos, entre los 2,7 millones de kazajos.

La pequeña comunidad católico romana de Kazajstán está integrada en su mayoría por población de origen étnico alemán que fuera deportada de zonas europeas de la ex Unión Soviética durante la segunda guerra mundial.

En la última década 200.000 personas del total de 500.000 católicos emigraron hacia Alemania, Polonia o Ucrania, sus patrias ancestrales.

El lunes 24 el Papa instó a todos a detener la violencia perpetrada en el nombre de la religión. Juan Pablo destacó «el respeto de la Iglesia Católica por el Islam, por el Islam auténtico que reza», y condenó «el odio, el fanatismo y el terrorismo».

Kazajstán tomó medidas de seguridad sin precedentes para la visita. Cerca de 2.500 policías patrullaron la capital y más de un millón de dólares del presupuesto estatal se destinaron a la visita papal de cuatro días.

En el territorio kazajo el Papa abogó por la coexistencia pacífica y el diálogo entre las distintas religiones. Se supone que el mensaje papal estaba dirigido a católicos, musulmanes y a la Iglesia Ortodoxa Rusa, la otra religión dominante en Kazajstán.

Las visitas papales son símbolos importantes de reconocimiento internacional para los gobiernos de Asia Central que antes pertenecieron a la disuelta Unión Soviética.

El presidente armenio Kocharyan y su par kazajo Nursultan Nazarbayev trataron a la gira papal como un éxito de relaciones públicas de sus gobiernos, sobre todo porque la libertad religiosa en Armenia y Kazajstán es cuestionada por Occidente.

Kazajstán y Armenia se convirtieron respectivamente en la sexta y séptima de las ex repúblicas soviéticas en recibir la visita de Juan Pablo II, quién declaró que una de sus prioridades es mejorar las relaciones con las iglesias del este. (FIN/IPS/tra-en/sn/aa/aq/cr01

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