El mercado petrolero internacional conservó su relativa estabilidad esta semana, con el telón de fondo de aprestos bélicos de Estados Unidos y de la desaceleración de la economía mundial.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que concentra cerca de 40 por ciento de la oferta mundial y de la que son socios los grandes productores del Golfo, reiteró que garantizará el suministro sin favorecer el alza desmedida de precios.
La explosión este viernes en una refinería de la meridional ciudad francesa de Toulouse, que mató al menos a 17 personas, y un tiroteo en el aeropuerto de Amsterdam, que causó tres heridos, causaron momentos de pánico en algunos mercados, temerosos de asistir a un recrudecimiento de la actividad terrorista.
Sin embargo, los movimientos fueron de centavos, y no de dólares. El crudo Brent del Mar del Norte, precio de referencia británico, llegó este viernes a cotizarse a 26,37 dólares en el momento de mayor demanda, pero cerró la jornada a 25,86 dólares, un precio menor que el del jueves, que fue de 25,92 dólares.
El conjunto de la semana fue de caída de precios, mientras cunde la expectativa de que se acentúe la desaceleración de la economía mundial e incluso de que comience una franca recesión.
El banco de inversión Merril Lynch informó este viernes que Estados Unidos entrará en recesión (caída del producto interno bruto durante dos semestres consecutivos), y que el crecimiento en los 12 países de la Unión Europea que adoptaron el euro como moneda común será de apenas 1,25 por ciento.
Pero, además, clientes importantes del sector petrolero, como los compradores de combustible de aviación, disminuirán sus pedidos por el desplome que experimentan las aerolíneas a raíz de los ataques de la semana pasada contra Nueva York y Washington utilizando aviones comerciales secuestrados.
Este fenómeno también mermará la demanda en las refinerías.
A pesar de que Estados Unidos formuló la operación Justicia Infinita para combatir a supuestos terroristas en Afganistán, aún no se ha manifestado el esquema señalado por historiadores, según quienes una guerra puede incentivar la demanda y, como consecuencia, la economía de un país como Estados Unidos.
En la semana que concluye, la cesta OPEP, que toma como referencia siete crudos de sus países miembros, se cotizó a 25,31 dólares el barril, frente a los 25,98 dólares de la semana anterior.
Mientras, el barril de petróleo venezolano se vendió esta semana a 22,24 dólares (apenas unos centavos por encima del precio previsto por presupuesto público de este año), ante los 23 dólares de la semana pasada.
El Ministerio de Energía y Minas venezolano dijo en un escueto boletín que «el factor determinante en estas bajas fueron las expectativas negativas en cuanto al crecimiento de la economía mundial».
Ese panorama apunta a sostener el volumen de oferta de los 11 socios de la OPEP, hoy situado en 23,5 millones de barriles diarios. El grupo fijó esa marca tras recortes sucesivos para apuntalar los precios durante la primavera y el verano recién concluidos en el Norte industrializado.
El 26 de este mes se reunirá el consejo de ministros de la OPEP para estudiar posibles rectificaciones en el volumen de su oferta. Lo más probable, de acuerdo con los movimientos de los precios — suaves en medio de los vientos de guerra— es que se mantenga en su actual nivel.
«En Arabia Saudita, y en cooperación con los productores de la OPEP, estamos comprometidos con la estabilización del mercado petrolero. Cubriremos cualquier escasez de oferta cuando ocurra y por la razón que sea», dijo categórico el ministro petrolero de ese país, Alí al-Naimi.
Sin embargo, en el mercado no hay escasez ni Estados Unidos — la potencia industrial que marcha a la batalla, también principal importador de crudo- solicitó un aumento de la producción, informó el ex ministro venezolano secretario general de la OPEP, Alí Rodríguez.
«Si atendemos los fundamentos del mercado, no hay necesidad de más petróleo, porque en este momento no hay escasez», dijo Rodríguez.
Si bien en el corto y mediano plazo hay incertidumbre, abonando la recesión, «los costos reales a largo plazo —relacionados con la amenaza del terrorismo— no creo que sean de magnitud en relación con el tamaño de la economía» mundial, según el ex secretario del Tesoro estadounidense, Robert Rubin. (FIN/IPS/jz/mj/if/01