PAKISTAN-EEUU: Islamabad entre la espada y la pared

El gobierno de Pakistán teme la reacción de grupos religiosos conservadores y del público por el eventual apoyo que otorgue a Estados Unidos en la búsqueda de los autores de los atentados del martes en Nueva York y Washington.

Aunque Estados Unidos no aclaró formalmente qué clase de cooperación espera de Islamabad, los líderes religiosos paquistaníes coinciden en que el gobierno no debería permitir el uso de su suelo o espacio aéreo para atacar al vecino Afganistán.

Pakistán es el principal respaldo del grupo fundamentalista islámico Talibán, que gobierna 90 por ciento de Afganistán y refugia al saudí Osama Bin Laden, el primer sospechoso de los ataques contra en Nueva York y Washington y los de 1998 contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania.

«En base a mis contactos con Talibán, estoy seguro de que ni el gobierno de Afganistán ni Osama bin Laden estuvieron involucrados en los atentados terroristas», declaró el influyente líder paquistaní Maulana Fazlur Rehman, presidente del partido Jamiat Ulema Islam.

«Los paquistaníes no permitiremos el uso de nuestro suelo contra Afganistán. Espero que las autoridades militares respeten los deseos de su pueblo», advirtió Maulana, estrechamente vinculado con los talibanes.

Samiul Haq, líder de una facción de Jamiat Ulema Islam, advirtió que «el previsto ataque de Estados Unidos contra Afganistán será considerado un ataque contra la soberanía de Pakistán y una conspiración contra nuestra capacidad militar y nuclear».

Washington, agregó, parece apresurado por vincular a Talibán y a Bin Laden con los atentados, sin tener pruebas sólidas contra ellos.

«Sin pruebas, cualquier ataque a Afganistán sólo reflejará el odio de Estados Unidos hacia el mundo islámico. No les permitiremos usar nuestro suelo», previno Haq, quien dirige varios seminarios religiosos en todo Pakistán.

Aunque el presidente Pervez Musharraf prometió «plena cooperación» a Estados Unidos en sus conversaciones con el secretario de Estado de ese país, Colin Powell, y la enviada de Washington a Pakistán, Wendy Chamberlin, no aclaró el alcance de sus términos.

«Hasta que se definan las áreas de cooperación, no podemos hablar de permitir que tropas estadounidenses utilicen suelo paquistaní», dijo el general Rashid Qureshi, secretario de prensa de Musharraf.

Qureshi también condenó el terrorismo y expresó su respaldo a cualquier acción internacional contra él.

En Washington, Powell declaró que su gobierno entregó «una lista de elementos en los que considera útil la colaboración» de Islamabad.

La lista incluiría información de inteligencia sobre el régimen talibán y Al Qaeda, el grupo dirigido por Bin Laden, así como permiso para desplegar fuerzas especiales capaces de atacar a Afganistán, según fuentes confiables.

Si bien los paquistaníes en general lamentan las miles de muertes provocadas por los ataques suicidas con aviones de pasajeros secuestrados contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono, muchos consideran infundadas las acusaciones contra Bin Laden.

Algunos sostienen que Talibán es un chivo expiatorio para un gobierno que trata de salvar su cara tras un enorme error de inteligencia que permitió el mayor ataque terrorista de la historia.

«¿Cómo podría Osama, desde el medio de la nada, planear un ataque tan complejo? Es ridículo que lo culpen por todo lo que se sale del control de Estados Unidos», opinó Nasim Javed, un comerciante de Islamabad.

«Parece que Estados Unidos intenta encontrar una excusa para enviar fuerzas a Afganistán y en el proceso obligar a Pakistán a facilitarle su territorio para ese fin. No lo permitiremos», aseguró.

El gobierno militar es consciente de lo delicado de la situación e intenta mantener un equilibrio entre las expectativas de su pueblo y las de Estados Unidos.

Islamabad comprende que alinearse con Washington contra Afganistán provocaría la ira popular, pero por otra parte, que si no coopera sufrirá sanciones económicas más estrictas o incluso será incluido en la lista de «países terroristas».

Las precauciones del gobierno son comprensibles en vista del sentimiento antiestadounidense dominante en este país, basado en lo que muchos paquistaníes llaman «políticas sesgadas de Estados Unidos contra el mundo musulmán», señaló la publicación de lengua inglesa The News on Friday.

«¿Por qué los ataques no fueron contra Dinamarca, Francia o cualquier otro país? Estados Unidos debería ver qué hay de malo en sus políticas y por qué es blanco del odio mundial», dijo Mohammad Abbas, funcionario de un organismo gubernamental.

«Nuestro gobierno debería decirle a (el presidente estadounidense George W.) Bush que cambie su política hacia el mundo, en lugar de vigilar a todo el mundo al estilo estadounidense», agregó.

Mientras, varias empresas multinacionales ordenaron a su personal que salga o se prepare para salir de Afganistán.

Este viernes, el gobierno cerró el Aeropuerto Internacional de Islamabad a los vuelos comerciales durante dos horas y media, antes del amanecer, para movilizar equipos militares, según testigos y funcionarios de aviación.

En la capital, se agregaron soldados a la guardia regular de policías y paramilitares en las calles, y todos los vehículos que ingresaban a la principal zona diplomática eran revisados. (FIN/IPS/tra-en/mr/ral/mlm/ip/01

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