Grupos humanitarios de México aseguran que los paramilitares derechistas se reorganizaron en el meridional estado de Chiapas, pero la policía sostiene que ya no existen.
Los paramilitares modificaron sus nombres, se reagruparon y allí siguen, dijo a IPS Edgar Cortés, director de la organización no gubernamental Agustín Pro Juárez, dependiente de la orden católica Compañía de Jesús.
Informes de organizaciones humanitarias indican que en Chiapas operan al menos siete grupos armados irregulares de derecha, que reúnen a unos 200 hombres, con el objetivo principal de sembrar el miedo entre los pobladores que simpatizan o colaboran con el insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La guerrilla izquierdista del EZLN, surgida hace siete años, tiene asiento en Chiapas, estado fronterizo con Guatemala, donde viven cerca de cuatro millones de personas, 54 por ciento de ellas en zonas rurales.
La llegada al gobierno en diciembre de Vicente Fox, el primer presidente que no pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años, y el cambio de gobernador de Chiapas en enero, alteró la organización interna de los paramilitares, pero no los eliminó, añadieron.
Sin embargo, Armando del Río, fiscal de la Unidad Especializada para la Atención de los Delitos Cometidos por Probables Grupos Civiles Armados, afirmó que los paramilitares no existen en ese estado, sino que sólo hay bandas delictivas que se enfrentan por conflictos entre familias o partidos políticos.
La Unidad, creada hace más de un año en Chiapas por la Procuraduría General, informó que no ha comprobado una relación directa entre esos grupos delictivos y fuerzas policiales o militares para combatir de forma ilegal a la guerrilla zapatista.
Pero Del Río no descartó que en el pasado esa relación sí pudo haber existido.
En las investigaciones aún inconclusas sobre la matanza de 45 indígenas de Chiapas en 1997 a manos de un grupo armado salieron a relucir vínculos entre los asesinos de los indígenas, un jefe de policía y un general del ejército.
En tanto, una investigación del no gubernamental Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria señala que en los últimos meses algunas bandas paramilitares de la zona se dividieron y otras cambiaron de nombre.
El Centro precisó que entre los grupos que operan hoy en la zona están Paz y Justicia, Plátanos, Chenalhó, la Organización de Pueblos Trabajadores Indígenas y Campesinos, antes conocido como Movimiento Indígena Antizapatista, y la Unión de Ejidatarios de Bachajón, que en pasado se hacía llamar Chinchulines.
Al respecto, el fiscal Del Río señaló que la Unidad no ha podido comprobar la existencia de varios de los grupos indicados, mientras que otros se los busca en el marco de la investigación y control que realiza en el área.
Fox prometió en diciembre que haría lo imposible por buscar la pacificación de Chiapas.
Pero el EZLN no ha aceptado reanudar el diálogo de paz, interrumpido en 1996, pese a algunas concesiones hechas por el gobierno, como el retiro de militares de la zona de influencia guerrillera y gestiones para que la justicia dejara en libertad a presos zapatistas.
El Poder Ejecutivo también facilitó la marcha encabezada por jefes zapatistas por varios estados, que finalizó en marzo en la capital de México.
El EZLN suspendió su incipiente acercamiento con el gobierno luego que el Congreso legislativo aprobara en abril una serie de leyes sobre derechos indígenas, que según el grupo insurgente y sus simpatizantes son insuficientes.
La Suprema Corte de Justicia recibió entre mayo y esta semana 324 impugnaciones a las nuevas normas promulgadas por Fox en agosto, firmadas por grupos indígenas, dirigentes políticos y organizaciones sociales. Los jueces deberán fallar al respecto antes de finalizar el año.
Los comandantes zapatistas, que desde abril no hacen pronunciamientos, sostienen que el gobierno de Fox miente y sigue adelante con una estrategia, heredada del pasado, dirigida a acallarlos.
El EZLN se levantó en armas en 1994 en Chiapas, pero no se enfrenta con el ejército desde la segunda semana de ese mismo año, gracias a leyes de pacificación.
La estrategia política de los zapatistas ha consistido en aparecer en forma periódica encabezando iniciativas pacíficas y emitiendo comunicados desde sus reductos de la selva sobre la situación del país.
Para el EZLN, la salida del PRI del gobierno no ha derivado en un cambio efectivo en el país. Las injusticias y la mentira persisten, aseguran. (FIN/IPS/dc/dm/ip/01