Los atentados terroristas del día 11 en Nueva York y Washington hirieron la relación entre México y Estados Unidos y pusieron en aprietos la economía mexicana.
Existe «resentimiento» en algunos congresistas, personas y medios de comunicación estadounidenses hacia México por su presunto regateo al momento de apoyarlo tras el ataque, dijo el canciller mexicano Jorge Castañeda.
Sin embargo, Castañeda no cree que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tenga ese sentimiento.
El gobierno de Vicente Fox y el parlamento debatieron en los últimos días la postura a asumir frente a la respuesta militar contra el terrorismo resuelta por Washington. En la discusión se escucharon voces de respaldo, pero también de rechazo.
No obstante, la diplomacia de México expresó en los foros internacionales un apoyo tácito a esas acciones.
Castañeda advirtió que el margen de maniobra del país es limitado frente a Estados Unidos, y lo que se haga hoy marcará la relación futura con ese país, que será «cercana y estratégica o distante y menos estratégica».
Estados Unidos es vecino de México y es su principal inversionista y socio comercial, el mayor acreedor y el más importante proveedor de turistas. Además, en territorio estadounidense viven 20 millones de mexicanos de nacimiento o ascendencia.
La relación de México con su vecino del norte es tan importante, que el agravamiento de la economía de Estados Unidos derrumbó los planes mexicanos de crecimiento. Ahora se cree que la economía local sufrirá una contracción, en vez del ligero repunte previsto originalmente.
El crecimiento de México, que en 2000 fue de seis por ciento, este año puede ser negativo, pronosticó el grupo financiero Bancomer. Fox había prometido durante la campaña que lo llevó a la presidencia en diciembre que la economía aumentaría a razón de siete por ciento al año.
El gobierno anunció que prepara un plan de emergencia, del que no brindó mayores detalles, para afrontar los problemas económicos, a los cuales se sumaron la caída del turismo y de las remesas de los emigrantes que residen en Estados Unidos.
En el debate procesado en México se apreciaron posturas que van desde el apoyo diplomático incondicional a Washington o mantener distancias, hasta propuestas de censura a Estados Unidos por el uso de las armas en forma indiscriminada.
«Es una de las únicas veces que un asunto internacional se discute en México como un asunto doméstico, pero eso es bueno», apuntó Castañeda.
Fox, quien estuvo en Washington a comienzos de este mes, en un ambiente de calidez y acercamiento con el gobierno de Bush, no repitió la visita tras los atentados, como lo hicieron otros aliados de Estados Unidos.
Además, el plan de formular un acuerdo bilateral sobre emigración quedó congelado.
«Encuentro la reacción (de México) incomprensible e irracional, pues ha dicho que quiere nuestra ayuda», pero ahora «se muestra reacio a brindar su apoyo a Estados Unidos cuando éste tiene problemas», dijo Sidney Weintraub, del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, de Washington.
«El liderazgo en el apoyo contra el terrorismo lo tiene que tomar el presidente de México», afirmó Weintraub.
En 1995, cuando la economía de México sufría su peor crisis en 50 años, el gobierno estadounidense le gestionó una serie de créditos de emergencia.
México «no debería» apoyar un ataque militar de Estados Unidos pues «somos socios, pero de ninguna manera sus achichincles (súbditos)», declaró este martes el escritor Carlos Fuentes.
La relación en materia de política internacional entre ambos países ha tenido roces, pero antes de los atentados parecía más cercana que nunca.
A Estados Unidos no le gusta la cercanía de México con Cuba, y en el pasado vio con recelo que su vecino aceptara refugiados políticos de izquierda o que hubiera reconocido como fuerzas beligerantes a las guerrillas de América Central.
El gobierno, el poder legislativo, los empresarios y los partidos políticos de México deben definir en conjunto qué relación desean tener en el futuro con Estados Unidos, y eso exige una postura clara frente a la actual coyuntura, expresó Castañeda. (FIN/IPS/dc/dm/if/01