MERCOSUR-EEUU: Un tiro por elevación

El Mercado Común del Sur (Mercosur) y Estados Unidos acordaron hoy iniciar un esfuerzo conjunto para abrir sus mercados, un compromiso que de momento está orientado a transmitir un mensaje al mundo y no necesariamente a lograr un tratado de libre comercio.

Los cancilleres Adalberto Rodríguez Giavarini, de Argentina, Celso Lafer, de Brasil, José Antonio Moreno Ruffinelli, de Paraguay, y Didier Opertti, de Uruguay, se reunieron con el representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, en el marco de la XXII Reunión del Grupo de Cairns, en el centro turístico uruguayo de Punta del Este.

Zoellick aclaró que el objetivo de Washington no es un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, como el que negocia con Chile, sino una estrategia para «apoyar el libre comercio juntos», con vistas a la cuarta conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), prevista para noviembre en Doha, Qatar.

La reunión fue casi protocolar, aunque sirvió para marcar la reanudación de las conversaciones «cuatro más uno», en suspenso desde 1994. Los ministros confirmaron su interés en continuar los contactos y fijaron un nuevo encuentro para el 24 de este mes en Washington.

La agenda de la reunión de Washington aún debe ser elaborada, pero el asunto central será el acceso a los mercados, una demanda que sostienen las dos partes, aunque con objetivos distintos.

El Mercosur exige el levantamiento de las barreras en Estados Unidos para el ingreso de sus exportaciones agroindustriales y de otros productos, como el acero de Brasil, y los estadounidenses ambicionan el mercado de bienes de capital y de servicios en el Cono Sur. Washington también presiona por la reforma de las leyes de propiedad intelectual.

El acceso a mercados sería la etapa inicial de un proceso a largo plazo hasta llegar, eventualmente, a un acuerdo de libre comercio, explicó Opertti, cuyo país preside temporalmente el Mercosur.

«Tendremos como objetivo principal la remoción de todos los obstáculos que impiden el libre acceso a los mercados. Esto tiene un sentido muy amplio, porque abarca tanto a medidas arancelarias como no arancelarias. Y eso es positivo», señaló el canciller uruguayo.

«Se habló también de un acuerdo de libre comercio, pero eso sería ya una etapa final. El primer asunto no es el ambiente, no es el área laboral, sino el acceso a los mercados. Este es el punto de partida», añadió.

Las conversaciones tienen más importancia en cuanto a su mensaje que en cuanto a la posibilidad ciertas de un tratado. De hecho, Opertti descartó la posibilidad de discutir asuntos como las leyes estadounidenses contra prácticas de comercio desleal (dumping), que han sido cuestionadas por Brasil en varios foros.

Tampoco es probable que Washington negocie sus fuertes medidas de apoyo a la agricultura, cuya eliminación solicitan los 18 países miembros del Grupo de Cairns.

Opertti admitió que las negociaciones serán difíciles y a largo plazo, en especial debido a la resistencia de varios sectores productivos estadounidenses, beneficiados por los subsidios y las leyes antidumping.

«Estas negociaciones pretenden abatir barreras al ingreso de productos, por lo que afectan a sectores de producción, que van a hacer su correspondiente acción opuesta. Aquí todos juegan», advirtió.

El Mercosur pretende valerse de los contactos con Estados Unidos para fortalecer su imagen, afectada por las controversias internas y por la crisis financiera de Argentina, de cara a las negociaciones comerciales con la Unión Europea.

«Es un mensaje muy fuerte para la Unión Europea. Le estamos diciendo: 'Nosotros estamos avanzando en la liberación de barreras con Estados Unidos, así que si ustedes no quieren perder el tren, van a tener que bajar sus exigencias y reconocer que los subsidios a la exportación están matando nuestras posibilidades de crecimiento», dijo Opertti.

«La solidificación del Mercosur es también uno de los resultados de esta reunión. Este es un mensaje válido, no demagógico», añadió.

Por su parte, Estados Unidos ve las negociaciones con el Mercosur como una estrategia para fortalecer las posibilidades de éxito de la conferencia ministerial de la OMC en Doha, dijo Zoellick a la prensa.

También, para superar dificultades para la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que englobará a 34 países del hemisferio a partir de 2005, agregó.

«Eso no es lo mismo que iniciar un acuerdo de libre comercio. Eventualmente, esto podría derivar en otras posibilidades, que tendríamos que analizar, pero lo que nos comprometimos a hacer el 24 de septiembre es concentrarnos en los problemas y oportunidades del comercio regional», puntualizó.

El representante de Comercio estadounidense señaló que estas negociaciones son así mismo una señal de respaldo al Cono Sur de América, sacudido por la crisis financiera en Argentina.

«Creemos que los problemas financieros deben ser complementados por una amplia política 'globalizadora', de manera que las reformas financieras sean complementadas por un crecimiento a largo plazo», afirmó Zoellik, quien llegó a Punta del Este acompañado de la secretaria (ministra) de Agricultura estadounidense Ann Veneman.

«El presidente (estadounidense) George W. Bush tiene gran interés en el hemisferio occidental, por lo que el trabajo con el Mercosur es parte de un gran esfuerzo en ese sentido, que también estamos extendiendo a la Comunidad Andina, América Central y Chile», agregó.

Zoellick destacó la importancia de que el Congreso de su país otorgue a Bush la denominada autoridad para la promoción del comercio, o «vía rápida» (fast track), que le permite alcanzar tratados de comercio con otros países sin enmiendas de los legisladores.

Los cancilleres del Mercosur se reunieron con Zoellick en un paréntesis de la conferencia del Grupo de Cairns, un foro de países exportadores de productos agropecuarios que lleva el nombre del balneario australiano en el que fue fundado en 1986.

Representantes de Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Filipinas, Guatemala, Indonesia, Fiji, Malasia, Nueva Zelanda, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia y Uruguay continúan las discusiones para fortalecer su posición a favor del libre intercambio de bienes agrícolas.

Los delegados presentarán sus conclusiones este miércoles, al finalizar la conferencia.

El Grupo de Cairns exige la inserción de la agricultura en la agenda de la nueva ronda de negociaciones multilaterales que la OMC pretende comenzar en Doha. Al respecto, desea la alianza de Estados Unidos, para enfrentar el proteccionismo de Japón, Corea del Sur y la Unión Europea.

El grupo pide la eliminación de los subsidios a los agricultores en los países industrializados, que exceden en total los 360.000 millones de dólares anuales, lo que significa 1.000 millones de dólares al día. Se trata de una cantidad superior al producto interno bruto de Argentina, una de las mayores economías de América Latina.

El presidente uruguayo Jorge Batlle, al inaugurar la reunión el lunes, instó a los participantes a «tocar las puertas» del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos para alcanzar sus objetivos, una propuesta bien recibida por Zoellick.

«Este grupo de países tiene la capacidad y la vitalidad moral para golpear la puerta del G-8 y para hablar con esos ciudadanos que se reúnen cada tanto entre sí para decirle al mundo qué es lo que nos va a pasar y cómo nos va a pasar», afirmó Batlle.

«Yo no soy quién para decirles a ustedes lo que tienen que hacer en Doha (…) pero sí les digo que no golpear las puertas de los que intentan o tienen capacidad de decidir en Doha es quizás llegar tarde a los postres», añadió.

Representantes de asociaciones agropecuarias de los 18 países del Grupo Cairns firmaron este martes en Punta del Este una declaración conjunta en la que proponen «trabar el comienzo de una nueva ronda de negociaciones en Doha, a no ser que se hagan intentos serios para avanzar hacia la reforma del comercio agrícola».

También propuesieron enviar al Congreso de Estados Unidos un «mensaje claro», para que apruebe la vía rápida antes de la reunión de Doha.

La aprobación de la vía rápida sería «una clara señal» de que «Estados Unidos toma en serio la reforma del comercio y está dispuesto a tener una función de liderazgo» en este asunto, señalaron los empresarios. (FIN/IPS/rp/ff/if ip/01

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