/Integración y Desarrollo/ MERCOSUR: Negociaciones externas obligan a solucionar conflictos

Las negociaciones con Estados Unidos y con la Unión Europea (UE) reavivaron el carácter estratégico del Mercosur, obligando a Argentina y Brasil a buscar soluciones para la crisis del bloque.

Los ministros de Economía, cancilleres y presidentes de los bancos centrales de los dos mayores socios en el Mercosur (Mercado Común del Sur) se reunirán «lo más pronto posible» para discutir las disputas bilaterales y formas de superar la divergencia en las políticas cambiarias.

La medida fue anunciada el lunes en Washington por los cancilleres Adalberto Rodríguez Giavarini, de Argentina, y Celso Lafer, de Brasil, poco antes de reunirse con otros colegas del Mercosur y el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick.

Esa reunión en Washington reactivó el mecanismo de consulta «cuatro más uno», creado en 1991 para impulsar la cooperación y los acuerdos comerciales entre el Mercosor y Estados Unidos, pero en la práctica abandonado algunos años después.

Los cinco países decidieron crear, en el marco de ese mecanismo, cuatro grupos de trabajo para formular propuestas de ampliación del intercambio en las áreas agrícola e industrial, de comercio electrónico y de inversiones.

Tal decisión abre un tercer frente de negociaciones externas simultáneas para el Mercosur, bloque fundado en 1991 y que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

El Mercosur ya discute con la UE un amplio acuerdo de liberalización comercial y de cooperación, además de participar en el proceso de creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en que participan 34 países.

El Mercosur deberá presentar a la UE a fines de octubre su contrapropuesta de apertura del mercado ante las proposiciones presentadas en julio por el bloque europeo, como forma de acelerar el acercamiento.

Una cuarta arena puede surgir en octubre, si la Organización Mundial de Comercio decide iniciar una nueva ronda de negociaciones multilaterales, en que los países sudamericanos ya tendrían definida como bandera la eliminación o reducción de subsidios y barreras que distorsionan el comercio agrícola.

La urgencia y la multiplicación de las negociaciones representan, para el Mercosur, el aliento unificador que puede neutralizar los factores de división interna, como la asimetría cambiaria y los conflictos comerciales que proliferaron desde 1999.

La depreciación de la moneda brasileña, el real, de casi 30 por ciento respecto del dólar desde enero, agrava las dificultades económicas de Argentina, en recesión hace tres años y al borde de la insolvencia.

El peso argentino se mantiene hace 10 años en paridad con el dólar, fijada por una ley de convertibilidad, en contraste con el real, cuyo valor actual en dólares equivale a sólo 45 por ciento de lo que valía a comienzos de enero de 1999, antes de que Brasil adoptara la flotación cambiaria.

La debilidad del real, sensible a cualquier turbulencia internacional, provocó duras críticas del ministro de Economía argentino Domingo Cavallo desde que asumió el cargo en abril.

La unión aduanera del Mercosur sufrió también sucesivos golpes de Cavallo, a través de medidas que anularon el arancel externo común de numerosos productos.

El gobierno brasileño decidió tolerar las acusaciones y decisiones del ministro, considerando prioritaria la superación de la crisis financiera argentina.

Pero Brasil endureció el tono la semana pasada. El embajador especial ante el Mercosur, José Botafogo Gonçalves, anunció que Brasil podrá reducir la importación de automóviles fabricados en Argentina, que ya supera los límites fijados en el acuerdo sobre el sector, uno de los más delicados de ambos países.

Además, Brasil decidió cuestionar en la Organización Mundial de Comercio los precios mínimos fijados por Argentina en la importación de pollo brasileño, desde julio del año pasado, como medida contra la competencia desleal de precios (dumping).

Otras acciones serán adoptadas si Buenos Aires no cambia de actitud después de las elecciones parlamentarias argentinas del 14 de octubre, indicó el diario O Estado de Sao Paulo en base a información de fuentes diplomáticas no identificadas.

En respuesta a las críticas de Cavallo a la depreciación del real, Botafogo afirmó que el país más grande del bloque no puede adaptar su política monetaria a la de una economía menor.

Una voz más conciliadora, la del nuevo ministro brasileño de Desarrollo, Sergio Amaral, admitió la suspensión temporal del arancel externo común, si es ése el deseo de los demás socios y considerando que ya operan varias disposiciones de los gobiernos que disminuyen su vigencia.

Pero Amaral recambió a cambio la revocación de medidas proteccionistas, especialmente de Argentina.

En medio de los conflictos, la crisis argentina y la debilidad del real, las variadas negociaciones externas operan como una presión para que Argentina y Brasil superen sus diferencias y fortalezcan el Mercosur, como voz conjunta de cuatro países, ante interlocutores más poderosos. Pueden ser la salvación del bloque. (FIN/IPS/mo/mj/if/01

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