Haití teme que los atentados terroristas ocurridos en Nueva York y Washington agraven la difícil situación de este país caribeño dependiente de la economía de Estados Unidos.
La industria del ensamblaje orientada a la exportación y las remesas del millón de haitianos que viven en Estados Unidos son las principales fuentes de ingreso de esta nación de ocho millones de habitantes.
Esas remesas fueron de 699 millones en 2000, año en el cual la ayuda exterior alcanzó 193 millones de dólares, según el Banco Central.
La ayuda estadounidense ascendía a 2.000 millones de dólares en 1994, cuando el depuesto presidente Jean Bertrand Aristide fue restituido en el cargo.
Pero esa asistencia se redujo debido a una crisis electoral de más de un año que condujo a un bloqueo político.
«La prolongada crisis política fue un obstáculo importante para la liberación de la ayuda externa necesaria para los proyectos de desarrollo e inversión», admitió el Banco Central.
La recesión económica estadounidense puede afectar la industria del ensamblado, dijo esta semana el ministro de Cooperación Externa, Marc Louis Bazin.
«La economía estadounidense parece ingresar en una gradual recesión con cinco por ciento de su fuerza laboral desempleada. Los últimos hechos elevarán el desempleo y tendrán un impacto seguro en el poder de compra y de consumo de los estadounidenses. En consecuencia, caerá la producción industrial local», sostuvo.
Esa industria ocupa a más de 20.000 personas y exportó en 2000 245 millones de dólares a Estados Unidos en vestimenta y equipamiento electrónico, constituyendo 7,2 por ciento del producto interno bruto.
Haití también exportó mangos a Estados Unidos por valor de siete millones de dólares el año pasado.
«El creciente desempleo en Estados Unidos significará que los haitianos residentes en ese país sólo podrán enviar dinero en casos de emergencia, como funerales, bodas y otras obligaciones familiares», dijo Bazin.
En este clima de incertidumbre, «los haitianos perderán la poca confianza que tienen en la economía de su país y ya no harán inversiones a largo plazo, como en el sector inmobiliario», advirtió.
«La economía está estancada desde los años 80. Se espera que el crecimiento de este año sea cercano al cero o negativo», explicó el vicepresidente del Banco Central, Ansy Pierre Louis.
Veinte horas después de los atentados del martes 11 que derribaron las torres gemelas de Nueva York y demolieron parcialmente el edificio del Pentágono en Washington, la moneda de Haití se devaluó más de cuatro por ciento frente al dólar.
La caída se explica en parte por la suspensión de los vuelos comerciales con Estados Unidos, lo que impidió que haitianos -y su dinero- que viven en ese país viajaran de visita a Haití.
Las restricciones a la política de inmigración estadounidense también tendrán graves repercusiones para las familias de trabajadores haitianos indocumentados que viven en Estados Unidos.
La situación también podría afectar a los inmigrantes legítimos de Haití. «La pérdida de empleos en los sectores de las aerolíneas y los hoteles tendrá un impacto considerable en la comunidad haitiana» de Estados Unidos, dijo una enfermera haitiana residente en Nueva York.
Partidarios del gobierno haitiano creen que el presidente estadounidense George W. Bush es un enemigo de Aristide, ya que el golpe de Estado que derrocara a Aristide en 1991 tuvo lugar durante el gobierno del padre de Bush, George Bush.
No obstante, Aristide y la oposición política participaron la semana pasada en ceremonias religiosas en memoria de las víctimas de los atentados terroristas, entre ellos unos 50 haitianos que trabajaban en las torres gemelas de Nueva York. (FIN/IPS/tra-en/imc/aq/if/01