El polvo de alto contenido de amianto que cubrió parte de Nueva York por el derrumbe el martes de las torres gemelas del World Trade Center amenaza a los sobrevivientes del atentado y a quienes estuvieron largo tiempo en el lugar.
Ese mineral cancerígeno fue utilizado en la construcción del World Trade Center debido a que impide la propagación del fuego, advirtió este jueves Fernanda Giannasi, presidente de la Red Virtual por la Prohibición del Amianto en América Latina, al participar en Río de Janeiro de un seminario sobre contaminación industrial.
Las partículas de amianto pueden quedar en el aire varias semanas y contaminar por aspiración a los residentes en las cercanías de las pulverizadas torres gemelas, a los que sobrevivieron bajo los escombros y a quienes trabajaron en el rescate, como los bomberos.
El amianto, al ser inhalado, causa asbestosis, una enfermedad que reduce la capacidad pulmonar, o incluso cáncer. Por eso se recomienda el uso de máscaras, para evitar la aspiración del polvo con fibras de amianto.
Las torres destruidas son presentadas en una publicidad de la empresa canadiense Asbestos Corporation, como edificios que disponen de una mayor protección contra incendios gracias al amianto, un material no combustible, resistente al fuego y que protege del calor.
Gran parte de las construcciones de Nueva York se hicieron con amianto, cuyo empleo ya está prohibido en varios países, en especial en Europa. En Brasil fueron prohibidas varias de sus aplicaciones, pero aún se lucha por la eliminación total.
La central sindical española Comisiones Obreras (CCOO, procomunista) calculó que unos 50 millones de toneladas de amianto recubren edificios en toda Europa.
CCOO también pronosticó que el uso de amianto en la construcción causará en los próximos 30 años medio millón de muertes por cáncer en el aparato respiratorio en España, tanto entre obreros como entre los residentes de áreas cercanos a fábricas y astilleros donde se lo utiliza.
El amianto es una de las sustancias cancerígenas más poderosas. Entre los obreros que trabajan en contacto con este material, el cáncer de pulmón tiene una incidencia siete veces mayor a la de la población en general, según CCOO.
Las pequeñas e invisibles fibras de amianto entran en el sistema respiratorio y causan, en primer lugar, una enfermedad denominada asbestosis, y en una segunda instancia, cáncer.
Por su capacidad como aislante, el amianto también es utilizado para recubrir embarcaciones, aparatos domésticos, cables y ropa de trabajo. Las empresas mineras y procesadoras obtienen 1.000 millones de dólares anuales por el comercio de este material, según el investigador Luc Demaret.
La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) realiza una campaña contra la utilización de amianto, y logró el respaldo de organizaciones mundiales de empresarios de la construcción, la química y las minas.
En Estados Unidos mueren 10.000 trabajadores cada año a causa del contacto con la sustancia, y en Hungría, 3.000, según informes especializados.
La Asociación Internacional del Amianto admitió que entre 1965 y 1969 se registraron 259.000 muertes atribuibles a la inhalación de la sustancia, y la Unión Europea calculó que cada año mueren 2.000 personas de cáncer a causa del uso de ese material.
Los principales productores mundiales de amianto son Rusia, Canadá, China, Brasil y Zimbabwe. (FIN/IPS/mo/mj/he/01